Ya la oposición entró a la competición
por la Presidencia de la República
Ahora ambos bandos comienzan a afinar sus estrategias para lo que, según analistas, será la campaña más trascendental en la historia contemporánea de la democracia venezolana. Mientras el oficialismo se afianzará en crear temor para generar abstención y división, la oposición combatirá esto con confianza y ubicada en el centro del país para llegar a un mayor número de personas.
Alfredo Keller, jefe de la consultora del mismo nombre, analiza que el presidente Chávez ha insistido en que su lugar es la “izquierda radical” y, por ende, trata de colocar al candidato opositor, Henrique Capriles Radonski, al otro extremo de la balanza. Sin embargo, éste ha reiterado que se encuentra en el medio, hablando a todos los venezolanos.
Esto fue, para Keller, “una movida magistral” de la oposición, pues en este punto se encuentra la mayoría de los venezolanos. Sin embargo, si el Primer Mandatario se va al centro se enajena con el extremo izquierdo y lo pierde, cuestión que le restaría credibilidad. “Está entrampado en su discurso”. Esto deja a la oposición con grandes posibilidades de triunfo con miras a las elecciones que se celebrarán el 7 de octubre del año en curso.
Según un estudio de la encuestadora para diciembre del año pasado, 32% de la población se considera chavista, otro 27% opositor y 41% independiente, pero cuando se hacen preguntas claves al último sector se recompone, de modo que de este porcentaje casi 5% votaría a favor del Gobierno y 13% en contra.
Llevados a la abstención los independientes restantes, el resultado sería 47,5% para el Presidente y 52,5% para el gobernador de Miranda, resultado similar al obtenido en las parlamentarias de septiembre de 2010. “El secreto de los resultados está en los independientes”.
Cuando se pregunta además si el Jefe de Estado merece la reelección, el 54% de los encuestados responde que no, mientras que el 39% cree que sí debería. “La diferencia la resuelven los independientes”, insiste.
La estrategia:
En consecuencia, se desvela a partir de estos datos la estrategia del oficialismo, la cual consiste en articular y apasionar al sector chavista con financiamiento y empoderamiento, mientras que se concentrará en desacreditar, satanizar, transferir responsabilidades, asociar con imágenes negativas y perseguir a la oposición.
A los independientes intenta seducirlos con beneficios económicos y forzar la abstención en los que no logra atraer. “Si consigue su objetivo, el cálculo del Gobierno es que queda 58% – 42% a su favor y el Presidente resulta reelecto”.
Contra espejo:
La oposición traza su estrategia a la inversa. Al sector que la apoya, pretende articularlo y movilizarlo mediante la seguridad de que en octubre se logrará una victoria, e intenta dividir a los partidarios del Gobierno forzándolos a defender posiciones no democráticas, manifiesta el analista político. “Quieren debilitar el andamiaje ideológico y hacer ver que el proceso está destruido”.
Con los independientes, pretenden incorporarlos al voto, relajar sus temores y “así causar nerviosismo en el Gobierno”. De este modo, los resultados de los comicios en octubre quedarían 56% – 42% a favor de la oposición.
Meta:
Para llegar a esto la estrategia opositora se basará en promesas a futuro, pues no cuenta con los recursos económicos del Gobierno. Al cuestionar a los encuestados sobre la evaluación de la gestión, sin sorpresas, continúa observándose que la delincuencia es el más grave problema con 82% de apreciación negativa.
La vivienda, punto fuerte del Gobierno en 2011, concluyó con una evaluación de 38% en positivo y 45% en negativa. El promedio general es de 60% que asegura que ha habido una mala gestión. “Es decir, hay chavistas que critican los servicios, la economía, pobreza o empleo, a pesar de la propaganda gubernamental. Allí hay un punto al que la oposición puede enamorar”.
La Unidad:
Otro factor que ayuda a la oposición fue la unión ante un mismo propósito, bajo las mismas reglas y la dinámica de lo diferentes partidos políticos por un bien. “Divididos hacían un papel irrelevante contra Chávez”.
Según los diversos estudios de opinión pública, la unidad trasciende a los partidos políticos. “Es una demanda fuerte y abarca al chavismo que quiere un país articulado, de paz y progreso”, concepto que, según Keller, fue entendido por Capriles Radonski y “por eso usa metáforas como el autobús del progreso”.
La prueba de lo importante que es la unidad reside en la pregunta ¿debe haber un acuerdo entre el Gobierno y la oposición? a lo cual el 73% responde que sí. Es decir, que tres de cada cuatro ciudadanos lo piensan. “El discurso de polarización se ha caído”.
En torno a esta demanda se crea la estrategia opositora. “Se aprovecha este punto que se ha convertido en una marca de la oposición”.
Sorprendente participación:
“Sorprendió la participación”, indica Keller. Un ejemplo gráfico: hace tres meses en Francia se celebraron unas elecciones primarias donde votaron dos millones de una población de 64 millones. Haciendo una relación a Venezuela, esto equivaldría como mucho a 600 mil votos.
En las primarias usualmente no participa más del 10% del registro y en Venezuela se llegó a 17,5% de éste. “Las proyecciones eran de un millón 600 mil votos”. El porcentaje mínimo previsto era de 900 mil y el escenario más optimista de dos millones y medio. “Hay una actitud proactiva”.
En el proceso, afirma Keller, se abstuvieron de participar los independientes que tienden a cuidarse de identificarse como opositores por temor. “Es decir, que sólo votó la oposición que estaba segura de hacerlo”.
Esto también tomó por sorpresa al Gobierno que, aún creando presión y sometiendo a la ciudadanía, votó una gran parte de la población. “En la mañana la participación era pobre, pero la gente empezó a sentirse confiada mientras avanzaba el proceso”.
Prevaleció discurso de reconciliación:
Por: Luis Carías
lcarias@el-carabobeno.com
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