“Así serán los…
próximos meses”
■ Se pregunta el país por qué la gente del gobierno se habrá sulfurado tanto con el resultado de las primarias.
En principio, era un evento en el cual no tenía arte ni parte y al comienzo hasta el propio Chávez recomendó a sus partidarios que “dejaran tranquilos” a los opositores hacer sus primarias.
Pero, de pronto, una vez conocidos los resultados, los jefes del chavismo, y el propio Chávez, han comenzado a dar tumbos, buscando explicar a su desconcertada base el fenómeno.
Primero, quisieron desestimar el resultado, pero el trancazo había sido demasiado demoledor, así que comenzaron las “explicaciones”, abriendo el show Diosdado, de quien es difícil imaginar cómo pudo ser el primero de su promoción manejando una aritmética tan chimba como la que puso en evidencia. Le siguieron Jorge Rodríguez y el académico de La Hojilla.
Chávez, tardíamente, repitió más o menos los mismos argumentos. La explicación de esta conducta tarambana tal vez resida en una reflexión de Jesse Chacón que comenzó a darle vueltas en sus cabezas.
Este había dicho que si la oposición lograba más de 2,5 millones de votos, Chávez sería derrotado en octubre.
Tal vez quiso hacer una ironía, queriendo decir que era imposible que la oposición pudiera llegar a esa meta. Se equivocó. La oposición sobrepasó los tres millones. Luego, según este futurólogo, Chávez pierde. Todos, recordando a Jesse, sintieron en la nuca el soplo helado de la derrota. Y empezaron a cloquear como gallinas.
Pero la tapa del frasco en este juego miserable y canallesco fue lo ocurrido el martes.
Gracias a los “buenos oficios” de un candidato a alcalde, derrotado en un municipio de Yaracuy, que impugnó los resultados en su localidad, la Sala Constitucional del TSJ, con el inefable “Cacharro” Carrasquero como redactor y con velocidad de bólido, emitió una resolución que ordena a la MUD entregar los cuadernos de votación de todo el país, no los del municipio del recurrente, ni siquiera los del estado, sino los de todo el país. La obscena jugarreta estaba destinada a “descubrir” que el número de votantes no había sido el informado sino, seguramente, uno menor. Ergo, la oposición se habría hecho fraude a sí misma.
La maniobra, sin embargo, resultó “inejecutable”, como habría dicho la propia Luisa Estella, porque ya los cuadernos, conforme a lo establecido en las reglas de juego, habían sido incinerados 48 horas después del domingo. Pero, estamos seguros de que aun si no hubieran sido quemados todavía, la MUD no habría entregado esos cuadernos porque su compromiso con los electores fue impedir que pudieran ser utilizados para fabricar un clon de la Lista Tascón. Con todo, la represión sí fue ejecutable y ya tiene un muerto en su haber: el estudiante Julio César Sarmiento en Maracay.
Si a alguien le quedaban dudas sobre la condición reptil del TSJ ya debe haberse convencido de que en materia de adulancia y obsecuencia ante el poder, este TSJ deja como dechados de pulcritud y decencia a las Cortes Supremas del general Gómez.
Este es apenas el comienzo de la campaña chavista.
Así serán los próximos meses.
Pero hay que recordar que quien se asuste pierde.
Por: Teodoro Petkoff