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Thursday, November 21, 2024
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Venezuela no es el único país con hacinamiento en sus cárceles

Las cárceles son barriles de
pólvora a punto de explotar

 

Iris Varela: Si por mí fuera, no se construirían más cárceles.

Causas de incendio en cárcel hondureña sigue siendo un misterio.

La tragedia ocurrida en la cárcel Comayagua, de Honduras, es una de las más graves de la última década. 

Se habla de negligencia por parte de los guardias y de que quizá un reo fue el responsable por tratar de escapar.

Los 376 presos que murieron en sus celdas abrasados por las llamas o asfixiados por el humo en una granja penal en Honduras son el testimonio más cruel de la tragedia que viven los reos en las cárceles de América Latina, hacinados y sometidos a la violencia de sus copresidiarios o de sus guardianes.

El narcotráfico en toda la región ha superpoblado las cárceles en las últimas tres décadas, transformando al hacinamiento y a la violencia en el mal común de las cárceles de Latinoamérica, según analistas.

Las estructuras carcelarias fueron diseñadas a comienzos del siglo pasado cuando no existían los delitos de narcotráfico y la población criminal era mucho menor a la actual, subrayaron.

Honduras cuenta con 24 establecimientos penitenciarios con capacidad para albergar 8.000 personas, pero la población carcelaria sobrepasa las 13.000. La granja prisión de Comayagua encerraba 900 presos, el doble de su capacidad.

“La crisis de Honduras es estructural. La cárcel es una muestra de la impunidad, corrupción e ineficiencia del sistema. Se hace urgente designar a veedores internacionales para asegurar justicia”, estimó Lucía Dammert, socióloga peruana y experta en temas de seguridad.

Ya en 2004, un centenar de reos murieron calcinados en la cárcel de San Pedro de Sula, la capital económica y la más violenta del país (norte), debido a problemas estructurales de la prisión.

En Venezuela, las cárceles encierran a 50.000 reclusos, cuando su capacidad es de 14.000, según cifras del propio Gobierno; mientras que las prisiones de Chile registran superpoblaciones de 50 por ciento , 70 por ciento y hasta 200 por ciento , según datos del Gobierno de 2010.

Fue precisamente Chile donde se vivió el antecedente más cercano a la tragedia de Honduras, cuando, el 8 de diciembre de 2010, 81 reos murieron en un incendio que se inició de madrugada en la cárcel San Miguel de Santiago, originado en forma intencional en medio de una riña entre internos.

La situación es especialmente acuciante en Centroamérica. En El Salvador según registros de la Dirección General de Centros Penales (DGCP), en enero de 2012 había un total de 25.400 reos, cuando los 19 centros penales del país fueron creados para albergar 8.100.

Guatemala presenta gran similitud con el caso de Honduras, según afirma Carmen Ibarra de la ONG Movimiento Pro Justicia. “Las situaciones son tan precarias que cualquier cosa puede pasar”, señaló.

Según Ibarra, unas 1.500 personas se encuentran detenidas en las prisiones guatemaltecas pese a que ya cumplieron su condena.

“El sistema carcelario está en crisis en toda la región, con mayores o menores niveles de problemas, pero en todos los casos con altos niveles de hacinamiento, bajísimos niveles de inversión pública y casi nulas políticas de reinserción de los reclusos”, explica Dammert.

En Brasil, el sistema penitenciario vive también el omnipresente problema de hacinamiento y el de falta de inversión, que fomenta la presencia de organizaciones criminales que imponen su ley en prisiones deterioradas, insalubres y con administraciones corruptas.

La historia de las cárceles del país está plagada de sucesos cruentos, como la masacre del 2 de octubre de 1992 en la cárcel de Carandiru de Sao Paulo, donde 111 presos resultaron muertos en un motín reprimido por cientos de policías, que transformó a los corredores de la prisión en ríos de sangre.

Habló reo: escapó de la cárcel en Honduras.

ONU denuncia una endémica superpoblación en los penales:

La Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció ayer un “alarmante patrón de violencia en las prisiones de Latinoamérica”, debido al “endémico problema” de superpoblación de las cárceles en la región.

“El mayor problema de las prisiones en Latinoamérica es la superpoblación. De media, las prisiones albergan un 30 por ciento más de prisioneros de lo que deberían, pero en muchos casos se llega hasta el 100 por ciento, lo que facilita las tragedias”, puntualizó en rueda de prensa el portavoz de la Oficina, Rupert Colville.

La Oficina considera que el fuego que arrasó la cárcel de Comayagua en Honduras esta semana no es más que otro triste ejemplo de otras tragedias que han ocurrido en la región en la última década.

“La Oficina está preocupada porque los problemas que afectan a las prisiones no se limitan a Honduras. Hace pocas semanas hubo una ola de violencia en las prisiones de Latinoamérica, y se perdieron vidas en Uruguay, Argentina, Venezuela y Chile”, cita el comunicado distribuido por el organismo.

“El año pasado cinco jóvenes prisioneros perdieron su vida y muchos otros quedaron heridos durante un incendio en un centro de detención juvenil en Panamá”, agrega la nota.

Para la oficina de la Alta Comisionada, estos eventos demuestran un “patrón de violencia en la región, que es una consecuencia directa -y se agrava por- una larga lista de problemas endémicos que incluyen cárceles saturadas de forma crónica, y la falta de acceso básico a condiciones higiénicas mínimas”, agrega.

Colville señaló que esta situación se exacerba por la lentitud de la Justicia y por el “abuso” del uso de la prisión preventiva.

La nota cita casos de abusos y no respeto de los estándares internacionales en Argentina, Brasil, Chile, El Salvador, Panamá, Uruguay y Venezuela.

En relación a la tragedia de Comayagua, la Oficina pide una investigación independiente que determine las causas del incendio, y solicita a las autoridades que tomen las medidas necesarias para evitar que suceda una nueva tragedia.

“El incendio de esta semana es el tercer fuego de estas características que causó decenas de muertos en una prisión hondureña en una década”, recordó el organismo.

Con respecto a las cárceles de mujeres, Colville dijo no tener datos concretos.

Comayagua, la cárcel donde huele a muerte:

Sobre la puerta del penal de Comayagua, en Honduras, reza una leyenda: “Hágase Justicia aunque el mundo perezca”. Los familiares de los más de 350 reos muertos en el incendio del martes no podrían estar más de acuerdo.

En esta localidad del centro del país se puede respirar la muerte. La que dejó el mayor incendio registrado en el mundo en una cárcel en la última década.

Por eso, en la usualmente apacible Comayagua, a camino entre Tegucigalpa, la convulsa capital, y San Pedro Sula; una de las urbes con mayor índice de homicidios del mundo; huele ahora a los cuerpos calcinados de los presos del penal.

Una prisión de delgadas paredes en amarillo y blanco, donde los internos usaban celular a su antojo, donde las maras o pandillas imponían su ley; un horno del que, 24 horas después, seguían saliendo los cadáveres.

En Comayagua huele a muerte. Y a sudor. Al de los cientos de soldados -hondureños, pero también de Estados Unidos- que con tapabocas transportan los cadáveres a la morgue de Tegucigalpa.

Bomberos sin fuego ya que apagar, repartidores de comida rápida para los militares, electricistas revisando el cableado del edificio y policías custodiando una entrada que, salvo los familiares de los reos, cualquiera puede atravesar sin despertar sospechas.

Hasta en su día más negro, la cárcel tenía que estar abarrotada.

Unos 400 sobrevivientes al incendio viven en lo que queda del edificio, en tiendas de campaña que aislen el calor tropical y la humedad de esta región, rodeada por montañas y lagos, y durmiendo a sólo unos metros de sus compañeros muertos.

El ministro de Seguridad de Honduras, Pompello Bonilla, reconoce a BBC Mundo que por ahora hay pocas alternativas para realojarlos; el sistema penitenciario del país está colapsado.

“Nosotros somos un país sumamente pobre. Y en los últimos años ha aumentado el crimen organizado del narcotráfico. Eso ha impedido dar una respuesta cabal al tema” de las cárceles, dice Bonilla.

Las mayores tragedias en los penales en un cuarto de siglo:

Cientos de reclusos han perdido la vida en motines, revueltas e incendios registrados en las prisiones latinoamericanas en los últimos veintiséis años, pero la tragedia de Comayagua supera con creces cualquiera de los precedentes dramas.

Esta es una relación de los más graves episodios ocurridos en Latinoamérica que causaron más de un centenar de víctimas:

* 18 y 19 de junio de 1986.- Al menos 250 muertos, según cifras oficiales, en un motín coordinado de presos que pertenecían a las organizaciones terroristas de Sendero Luminoso y Túpac Amaru en tres penales de Lima, de Santa Bárbara y El Callao.

Los motines se realizaron coincidiendo con una reunión de la Internacional Socialista en Lima y como protesta porque iban a ser trasladados a cárceles de máxima seguridad.

* 2 de octubre de 1992.- Murieron 111 presos en un motín y más de un centenar resultaron heridos en la Casa de Detención de Sao Paulo, en Brasil.

* 4 de enero de 1994.- Fallecieron 120 reclusos y 20 resultaron heridos en un motín seguido de un incendio en la prisión venezolana de Sabaneta, en Maracaibo.

* 17 de mayo de 2004.- Fallecieron 107 reclusos, la mayoría pandilleros de la “Mara Salvatrucha”, y 26 resultaron heridos en un incendio registrado en el presidio de San Pedro Sula, en el norte de Honduras.

Fuentes oficiales atribuyeron el fuego a un cortocircuito, pero los reos aseguraron que fue provocado por las autoridades.

* El 7 de marzo de 2005.- Perdieron la vida 135 personas en un incendio en la prisión de Higuey, al este de Santo Domingo (R. Dominicana), que se produjo tras un enfrentamiento entre bandas rivales de presos.

* 15 de febrero de 2012.- Al menos 376 reos murieron en el incendio de la Granja Penal de Comayagua, Honduras.


Por: GINEBRA/EFE