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ALEXANDER CAMBERO: Niños armados y sus héroes malandros

“Niños armados y sus
héroes malandros..”

 

Unos niños huérfanos de cuadernos y escuelas en buen estado, fueron vistos en un decadente acto portando armas de fuego. Todo esto ocurrió en el populoso sector caraqueño del 23 de Enero. Una parroquia que padece la desgracia de tener en su seno a toda una madriguera de inadaptados que cuentan con la buena pro del gobierno revolucionario, la gran mayoría de los ciudadanos honorables que viven en la zona está sometida por una escoria que anhela imponer su doctrina sangrienta en detrimento de la colectividad que simplemente desea vivir en paz.

¿Qué buen ejemplo puede surgir de la sombría actividad de estos vagos que cobran sin trabajar, en organismos del gobierno; además de ofender a las imágenes de la fe católica colocándoles iconografías bélicas como si los asuntos de la fe se zanjaran con las balas?

Más allá de lo grave del asunto y de su enérgica condena, existe un elemento con mayor peligrosidad. Y este tiene que ver con los paradigmas que siguen los jóvenes en sus tempranas etapas de formación. Debido a la protección del régimen, el malandro se transforma en su héroe. Es el invencible que no necesitó del estudio para vivir con todas sus comodidades. Toma su cilindrada y haciéndose compañía con otros malvivientes atacan comercios, medios de comunicación social y manifestaciones pacificas. Los tribunales encubridores tienen como orden expresa no tocar a estos guardianes ocultos del régimen. Burlan a los pocos policías que se atreven a enfrentarlos. Los otros, bailan el mismo son en la tupida red de corruptelas que caracteriza la existencia en este mundo despreciable. La realidad que vivimos es que entre los grupos violentos y el choreo no existe mayor diferencia. Los une una pasión devoradora por Hugo Chávez y su revolución podrida.

Para el niño la decisión es complicada. Es escoger entre el dinero fácil que ofrece los malos pasos o la trepidante historia que escribe la educación como herramienta fundamental en la garantía del porvenir. No podemos permitir que los infantes cambien el cuaderno por una pistola. Es allí en donde se desarrolla la verdadera batalla por tener un país libre.

El socialismo bolivariano busca aplastar el futuro. Creen que los niños son una especie de escudo virginal que pueda salvarlos en un momento preciso. Quieren inducirlos por los caminos de la violencia, de esa forma garantizarían la permanencia en el tiempo de sus métodos atroces. La revolución podrida no tiene juventud en las universidades, ni en los gremios o centros de investigación. Solo pueden penetrar al impúber del barrio al que le ofrecen su pócima de veneno.

Es por ello que debemos mirar más allá de las pistolas que tenían los chiquillos. Es todo un plan cubano de profunda manipulación y sometimiento de masas desde las tempranas etapas de la inocencia. Así como asoman a Chávez como un héroe patriótico continental. Proyectan al pícaro como el chévere en quien se puede confiar.

Ojalá el libro no pierda la batalla con la pistola. Si eso ocurre Venezuela se sumergiría en un océano putrefacto de donde saldríamos sin sueños de futuro.


Por: ALEXANDER CAMBERO
alexandercambero@hotmail.com
twitter @alecambero
EL UNIVERSAL
miércoles 08 de febrero de 2012