Los vástagos del socialismo lo que más
anhelan es vivir en Estados Unidos
Una hermosa estampa juvenil sirvió de entrada para la exhibición de un buen fajo de billetes. En el rostro de una de las protegidas del régimen, se notaba el regocijo por tener la posibilidad de vivir como una princesa y de gozar de los inmensos privilegios que ofrece el poder. Tomó entre sus manos los dólares en forma de alegre abanico andaluz, para mandarse a tomar una foto que publicaron con profusión en las redes sociales. Dicha foto hecha con la tecnología del Instagram, la famosa aplicación de imágenes que funciona con Iphone, revela la enorme brecha existente entre los afortunados, que hasta hacen de su esplendorosa realidad un chiste, y el país depauperado que se hunde progresivamente por la acción de una administración que asesinó los sueños de millones. Los vástagos del socialismo lo que más anhelan es vivir como los prominentes niños de Estados Unidos. Andan con franelitas made in USA y zapatos italianos de esos que cuestan millones en las exclusivas tiendas de Milán. Estos hechos nada tienen que ver con la prédica hipócrita de los principales voceros del proceso socialista que encabeza Hugo Chávez. Asimismo, este ejemplo manifiesta la creencia ciega que tienen los herederos del reino de conceptuarse como los dueños absolutos de todo lo que hay en la viña del Señor. Quieren actuar a la antigua usanza de los consanguíneos de la elite soviética, aquella vivía con esplendidez, con todo el confort de un gentleman británico.
Mientras tanto, el ciudadano común soporta terribles situaciones para obtener los cupos de Cadivi. Lo mismo ocurre con muchos estudiantes venezolanos en el exterior esperando que le aprueben sus recursos al que tienen perfecto derecho, pasando penurias o viviendo de la caridad ajena en sociedades tan cerradas. En cambio los elegidos tienen los dólares a granel y hacen con ellos los que les viene gana. Exhibiéndolos con sorna y desparpajo. ¡Qué grande es el socialismo bolivariano!
Un halo de misterio acompaña las actividades de los familiares de los grandes potentados del régimen podrido. Andan mostrando su peculiar socialismo en costosos yates, nada parecidos a las curiaras de nuestros venezolanos originarios; tampoco guardan semejanza alguna con los deteriorados botes de los pescadores nacionales abandonados por este fraude con trece años de veneno. Es la prepotencia de los asaltantes de la patria que nos quieren enrostrar su suerte en todo momento. Las islas del Caribe conocen de sus andanzas en los mejores hoteles en donde ocupan pisos enteros, presumiendo de su condición de ser hijos de los adalides del proceso. Hace unos dos meses un sobrino de un ministro del régimen llegó al Riu Hotels Resorts de Montego Bay, ciudad situada al noroeste de Jamaica. El joven formó un gran escándalo ya que había perdido 25 mil dólares en el blackjack, de seguidas lo detuvieron, pero una llamada hecha desde Caracas con la aquiescencia de la embajada en Kingston silenció el incidente. Todo quedó como un arrebato juvenil. Nos preguntamos: ¿de donde sacó tanto dinero este sujeto? Y pensar lo que sufren aquellos que no tienen para sus medicinas o para gestionar tratamientos y trasplantes en el exterior. El Gobierno les pone miles de trabas para poder accesar a algo que les corresponde como venezolanos, surge el chantaje, la corrupción y el mercado negro que manejan los mismos pillos que medran en la administración del comandante, mientras una pandilla de ludópatas juega alegremente en los casinos del mundo con nuestro dinero.
Los venezolanos tenemos derecho a conocer la verdad. Existe una camarilla de personas vinculadas a personajes del Gobierno que viven exprimiendo los recursos de todos. Los aviones de Pdvsa volando a cuanto destino exista, repartiendo maletines y hasta convertidos en transporte de las familias poderosas del régimen. El nuevo gobierno tendrá que investigar. El reencuentro entre todos los venezolanos, no puede ser un mecanismo para perdonar automáticamente la corrupción. Quien haya delinquido debe ser juzgado por tribunales probos y si se comprueban los hechos debe pagar con cárcel. Venezuela requiere una justicia que funcione para todos por igual. No es posible que los hijos de la revolución podrida crean que el país es de su exclusividad. Que puedan convertir a Venezuela en una gigantesca mega rumba, tal como lo hacen en La Orchila o en La Casona. ¡El pueblo merece respeto!
Por: ALEXANDER CAMBERO
alexandercambero@hotmail.com
twitter @alecambero
EL UNIVERSAL
miércoles 01 de febrero de 2012