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El Editorial: La alianza

Inteligencia y política

 

Leopoldo López y Henrique Capriles Radonski concertaron una alianza que el calificativo más apropiado que puede aplicársele es el de inteligente. En un momento signado por los anacronismos caudillistas, el gesto de los jóvenes políticos adquiere connotaciones adicionales al hecho en sí. El personalismo queda como una extravagancia del pasado. La política tiene otras resonancias y otras dimensiones, más allá de la mediocridad de la ambición de poder como único destino.

Si algo ha demostrado este proceso de las primarias es la vitalidad del pluralismo venezolano. Pero, además, junto a la diversidad ha reiterado su vigencia la tolerancia política. Los debates o conversaciones, encuentros o como quiera llamárseles, han mostrado un país que no tienen nada que ver con las tácticas de odio, destrucción y discriminación con que Hugo Chávez marcó su papel en el Gobierno.

Los seis candidatos que hasta este momento compitieron y los que hayan de competir en adelante, hasta el 12 de febrero, ya derrotaron al comandante Chávez. Venezuela no sólo no quiere nada con ideologías o fórmulas de exterminio, sino que las rechaza.

El candidato oficialista, señalado ante el espejo por su propio dedo, impuesto por su dedo y reverenciado por el mismo dedo, ya aparece como un fenómeno ajeno a nuestro tiempo y a nuestra condición de país y de gente pensante. La diferencia entre el monótono caudillismo oficial y la vigorosa pluralidad y diversidad de la oposición desnuda dos proyectos: el personalista y el colectivo.

El personalista nos promete un caudillo que amenaza con controlar rígidamente toda la nación durante los próximos veinte años. O sea que en Venezuela nadie tendrá opción de poder, porque el comandante es el único dueño del destino.

¡Lamentable equívoco! La fuerza de las generaciones que ya dominan la escena comprueba que los caudillismos personalistas y los “iluminados” no son más que las momias de un grande y costoso fracaso. Signos de una Venezuela rural que ya no existe sino en los textos de historia.

¿Puede, acaso, el futuro de un país enajenarse a la ambición omnímoda de un “predestinado” dispuesto a expropiar el derecho de los jóvenes que interpretan con lucidez su propio tiempo y que además no están dispuestos a dejarse arrebatar su principios de la concepción pluralista y dinámica de la sociedad, y algo no menos relevante, que ponen a Venezuela y su destino como la gran prioridad de las nuevas generaciones? Cuando decimos que la alianza López-Capriles es una alianza inteligente la razón no es otra que la constatación de que ellos, como los otros precandidatos, representan un país emergente.

La renuncia de Leopoldo López a sus legítimas aspiraciones indica que concibe la política como algo más allá de la ambición personal.

Este no ha sido un gesto banal. No es el hombre frente al espejo.

Es el lenguaje de la validación de los principios, de la concepción pluralista de la sociedad, y así debe consignarse.


Por: Redacción
25, de enero 2012
Política | Opinión
EL NACIONAL