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Saturday, November 23, 2024
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Caracas: Empresario español secuestrado dio “fe de vida”



Atribuyen el secuestro de Juan Cortés a una banda "profesional" integrada por ex policías.

“Señales de vida..”

 

Los emigrantes gallegos en Venezuela temen por su futuro.

Juan Cortés informo que se escontraba bien, tras permanecer dos semanas en cautiverio.

El ciudadano español y dueño del restaurante caraqueño Casa Cortés se comunicó con sus familiares.

El consulado de España se mantiene atento al caso, mientras que en Venezuela las gestiones son coordinadas por el ministro Nicolás Maduro.

El ciudadano español, dueño del restaurante caraqueño Casa Cortés, hizo contacto tras varios días de secuestro para notificar que se encuentra “bien”. Sin embargo, sus familiares apelan a la discreción tras las 2 semanas de cautiverio que tiene el empresario gallego.

De acuerdo a Europa Press, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España aún sigue “sin novedad”, por el momento, sobre las gestiones que se realizan en Venezuela para la liberación de Juan Cortés. Según señalaron fuentes diplomáticas, las gestiones están siendo coordinadas por el ministro Nicolás Maduro y la Dirección General de Asuntos Consulares.

Las autoridades españolas le hacen seguimiento al rapto del empresario español, quien fue raptado a escasas cuadras de su residencia cuando se dirigía al restaurante Casa Cortés el pasado sábado 14 de enero.

El consulado de España recibió el año pasado alrededor de una veintena de denuncias de secuestros de españoles en Venezuela, aunque el número real de este tipo de delitos es mayor dado que una gran cantidad de casos nunca se llegan a denunciar.

El consulado de España recibió el año pasado alrededor de veinte denuncias de secuestros de españoles en Venezuela.

Alcalde español:

El alcalde de Cambre, Manuel Rivas, leyó durante el pleno municipal una declaración institucional en la exige al Gobierno central y especialmente a la Embajada de España en Venezuela “que pongan todos los medios a sus disposición” para lograr la liberación del empresario gallego desaparecido esta semana en Caracas.

El empresario Juan Cortés, natural de este municipio gallego cercano A Coruña, desapareció el pasado sábado en Caracas y tanto las autoridades españolas como venezolanas sospechan que podría tratarse de un secuestro.

La noticia se conoció en el municipio en el que es oriundo el empresario, de 65 años, por lo que la corporación ha aprovechado el pleno fijado para esta noche para incluir una declaración de apoyo a la familia.

El regidor, “en nombre de todos los vecinos de Cambre”, ha condenado los hechos y ha reclamado la inmediata puesta en libertad de Cortés.

Por ello, ha exigido al Gobierno de Venezuela que “identifique y “juzgue a los responsables de este acto criminal”.

Los supuestos secuestradores han contactado con sus familiares directos aunque todavía no han precisado el monto de petición de rescate para liberarlo, informaron a Efe fuentes familiares.

El empresario, casado y con dos hijas, permanecía desaparecido desde el pasado sábado y los familiares ya sospechaban de que podía tratarse de un secuestro.

Fuentes de su familia en Galicia, que pidieron discreción sobre este asunto, indicaron que los secuestradores llamaron por teléfono ayer a su vivienda en el barrio de Altamira, en Caracas, y hablaron con sus familiares.

“Les dijeron que los contactarían de nuevo para indicarles la forma de proceder”, señalaron las fuentes, que agregaron que, hasta el momento, no han dado a conocer las condiciones para liberarlo.

El hombre, de 65 años, casado con una venezolana también de origen gallego, reside en ese país desde 1965, después de pasar un año en Francia, señalaron las fuentes.

El secuestrado regenta el restaurante Casa Cortés de Caracas y tiene dos hijas, una de las cuales cursa actualmente estudios universitarios en Barcelona.

Los motivos del retraso

Los expertos explicaron que cuando los delincuentes tardan en contactar con los familiares puede deberse a dos razones: la primera es que con la tardanza elevan la intranquilidad de los familiares y los hacen más proclives a negociar; la segunda, que temen al cerco que puede estar estableciendo la policía si el caso adquiere notoriedad.

En el secuestro de Cortés pueden valer las dos hipótesis. Hay tres bandas de secuestradores en Venezuela, bien organizadas, que siguen el primer modus operandi y que han estado relacionadas con una serie de empresarios de alto nivel.

El mutismo sobre la desaparición del empresario se mantiene y la policía sigue sosteniendo que no tiene denuncia de los familiares sobre el hecho, que tiene en vilo al colectivo gallego en Venezuela, país al que Cortés llegó a los 17 años.

Gallegos en Venezuela:

Los hoteles que han sido ocupados por el régimen de Chávez para albergar a los miles de venezolanos que perdieron sus casas tras las intensas lluvias del mes de noviembre son en una gran parte propiedad de empresarios españoles, muchos de ellos gallegos, que llegaron en los años 50 a Venezuela, buscando un futuro que por aquel entonces España no les podía dar.

Antes de la llegada al poder de Chávez, muchos de ellos vivían cómodamente, fruto de años de esfuerzo y de empeño en el sector hostelero que en Caracas, la capital del país, es gestionado en su mayor parte por emigrantes españoles y sus descendientes. Fueron con una mano delante y otra detrás, sin saber lo que podían esperar en un nuevo continente. Tras décadas de trabajo duro, encontraron un modo de vida a través de sus negocios. Sin embargo, esta situación ha cambiado por las constantes presiones que el Ejecutivo de Hugo Chávez ejerce sobre los sectores privados.

Asfixiados:

Hoy en día, como comentaba uno de los hosteleros gallegos, se ven asfixiados: «Primero tuvimos que invertir en una planta eléctrica, a causa de las altas tarifas que el Gobierno empezó a cobrar con un plan que se implementó para controlar el consumo de electricidad, que costó mucho dinero. Ahora tenemos que cargar con los gastos de albergar en nuestros hoteles durante más de cien días a los afectados por las lluvias de noviembre, sin recibir ningún beneficio. La situación está llegando al límite. No podemos pagar desde el sector privado lo que no ha sabido hacer la gestión pública», explica en relación a la mala planificación del Gobierno para hacer frente a la catástrofe.

Venezuela ha cambiado mucho. Y tanto. Muchos de los gallegos que tenían negocios en la capital vendieron hace unos cinco años para volverse a España, viendo como evolucionaba la situación. Los que no lo hicieron, porque ya se habían adaptado al país o porque tenían allí a sus familias, apostaron por seguir tirando hacia adelante. Pero hoy en día no pueden más. No pueden seguir pagando deudas, impuestos, seguridad de los empleados y otros gastos, mientras en sus negocios no está entrando ni un solo beneficio. A todo ello hay que sumar que el uso desgasta el inmueble, lo que complica todavía más la situación.

Indignación:

Los emigrantes que llegaron por los años cincuenta y sesenta a la capital de Venezuela se sienten indignados. Indignados por una parte con la que es su patria adoptiva, Venezuela, por un Gobierno que se lo quiere arrebatar todo; e indignados, por otra, por la que es su patria, España, porque el Ejecutivo español tampoco ha sabido intermediar por ellos, ni ha buscado ninguna salida diplomática.

«Somos muchos los españoles que tenemos problemas en Venezuela. Y somos muchos los que vemos como, ni de una parte ni de la otra, nadie nos da soluciones, ni Venezuela ni España quieren interceder por nosotros. A unos porque les conviene, y a otros porque parece que les damos igual, aunque cuando se celebran elecciones bien que vienen a pedir los votos», comentaba un español residente en Venezuela.

La historia de la emigración gallega en el país latinoamericano parece, al menos por el momento, no tener un final feliz. Después de tantos años de trabajo, el Gobierno no ofrece soluciones, y a los que protestan los acalla con expropiaciones que funcionan como una cadena de miedo que se extiende por donde pasa. A los hosteleros gallegos en Venezuela, no les queda más que esperar. Aunque el problema no es la espera, es que las expectativas de futuro parece que ni siquiera existen.

«Ni Venezuela ni España nos dan una solución. »


Por: Redacción/R24

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