El Tejado Roto
El buró de propaganda del oficialismo se ha dado a la tarea de instar a los grupos opositores a que declaren cada tres minutos que van a aceptar el resultado que anuncie el CNE el 7 de octubre en la noche. Dan por descontado que ganarán y se olvidan de que la música la hace el hombre, pero que la estática es de la naturaleza.
El viernes de la semana pasada, antes de perder la compostura por la intervención de María Corina Machado, el Coba criollo le había garantizado que si ella ganaba los comicios él le entregaba la banda presidencial. El martes siguiente en el mitin de campaña en la explanada de la Universidad Militar ante cadetes, personal de tropa, oficiales y representantes de casi todos los poderes públicos sólo faltaron los presidentes de la Asamblea Nacional y del Consejo Electoral se desdijo. Entre desplantes, insultos e incordios gramaticales negó con la fuerza de quien se cree dueño de los cañones que tuviera intenciones de entregar el poder si fuese derrotado. Clamó que apenas comenzaba su mandato y que su voluntad era mantenerse al frente del Estado hasta el año 2031 y más allá, que sería cuando empezarían a verse algunos pequeños resultados de la revolución que comanda y preside. Saca la pata lajá, y ajá, ajá.
No comparemos, por ahora, el mínimo tiempo que necesitó Europa para recuperarse de los destrozos de la Segunda Guerra Mundial que no sólo implicó reconstruir de las cenizas edificios, avenidas, industrias y centros de enseñanza, sino también la institucionalidad y un sistema justo de seguridad social, con servicios de salud al alcance de todos con la demolición del país físico y del sistema republicano que comenzó a perpetrarse en Venezuela con el Plan Bolívar 2000, y que aún no cesa. En 13 años, y después de haber gastado más de 1 billón de dólares, las obras propias no pasan de una sucesión de aceras mal hechas y de unas pocas miles de gavetas para meter pobres que se presentan como “viviendas dignas”. A ese paso, el único resultado posible es que el país se convierta en una descomunal falla de borde, tan irreparable por los ingenieros gubernamentales como la de la carretera de Carayaca.
Comparemos sí la estabilidad del sistema soviético y su fortaleza atómica que mantenía sometida a la opinión pública con las herramientas más aborrecibles y que recurría al asesinato y a los campos de exterminio para deshacerse de los opositores con su sorpresivo y pacífico desplome.
En política, el aleteo de una mariposa puede tener consecuencias inconmensurables, inmediatas y en alta definición. Vendo historia de la incompetencia militar sin estrenar.
Por: RAMÓN HERNÁNDEZ
@ramonhernandezg
Política | Opinión
EL NACIONAL