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ÓSCAR LUCIEN: Desmemoria y cuentos

¿No entiende Chávez que los aplausos y el culto
a su personalidad son cosas de Aló, Presidente?

I


El interminable show del comediante presidente en la Asamblea Nacional el pasado 13 de enero partió de un equívoco del propio Hugo Chávez y de la bancada oficialista que lo aupaba: creer que estaban en una emisión extraordinaria del magacín dominical Aló, Presidente. Extraordinaria por tratarse de una transmisión en cadena nacional y por su extensión, 9 horas 27 minutos 45 segundos; porque en cuanto al formato repetía el esquema habitual: sobrevuelo sobre los problemas reales, algunos anuncios y designaciones, promesas, chistes, cancioncitas y, lo esencial, reforzamiento del culto a su personalidad. En ningún momento el comediante presidente Chávez se atuvo a lo preciso y constitucionalmente consagrado en el artículo 237 de la Constitución: “Dentro de los diez primeros días siguientes a la instalación de la Asamblea Nacional, en sesiones ordinarias, el Presidente o Presidenta de la República presentará cada año personalmente a la Asamblea un mensaje en que dará cuenta de los aspectos políticos, económicos, sociales y administrativos de su gestión durante el año inmediatamente anterior”.

II


Muchos eran los temas sobre los que los venezolanos esperábamos la cuenta, no los cuentos, del Presidente: estado real de las finanzas públicas, circunstancias precisas sobre el tan cuestionado Fondo chino, documentación sobre el número de viviendas construidas, situación real de los venezolanos en los refugios, estatuto oficial de las denuncias contra altos funcionarios del estado y de la cúpula militar acusados de estar vinculados a redes del narcotráfico, gasto en armamentos, insolvencia en la cancelación a afectados por abusivas expropiaciones, regalos a gobernantes de la ALBA y, muy particularmente, el alto número de homicidios ocurridos en 2011. De las interminables 9h 27m 45s que duró su particular acepción de una Memoria y Cuenta, Chávez apenas dedicó 5% de su tiempo al terrible drama de los 19.336 homicidios ocurridos el año pasado, tema ineludible de su alocución.

Y, lo más grave, su breve alusión al tema de la inseguridad fue para eludir su responsabilidad como cabeza de gobierno. Insistir en la corresponsabilidad de todos fue escamotear la “memoria y cuenta” que estaba obligado a presentar. ¿No ha sido el propio Chávez quien ha proclamado que el tema de la inseguridad y de la criminalidad es una cuestión de percepción? ¿No es el propio Presidente el que recurrentemente acusa a los medios por la alta sensibilidad en la opinión pública del horror de estar muy bien “rankeados” entre los países con mayor índice de homicidios por cada 100.000 habitantes? ¿Hubo o no hubo, de acuerdo con las cifras presidenciales, 19.336 homicidios en 2011?

III


Tan convencido estaba Hugo Chávez de que se encontraba en una puesta en escena de su Aló, Presidente, con los habituales aplausos y los hurra de la bancada oficialista y de las “barras” dispuestas a tales efectos, que quedó totalmente descolocado cuando la diputada María Corina Machado, en legítimo ejercicio de su derecho de palabra y de su condición de parlamentaria, exigió “cuenta” al comediante presidente sobre el grave problema de las abusivas expropiaciones sin los debidos resarcimientos: como lo han expresado los propios afectados, cuando son expropiados y no se les paga lo debido por sus propiedades usurpadas, considera que han sido robados. Y, comediante al fin, Chávez asumió el papel de víctima, se quejó de que había sido acusado de ladrón y no respondió el cuestionamiento de la diputada Machado. Peor aún, desestimó su condición de interlocutora. “Usted está fuera de ranking”, dictaminó Chávez. ¿No entiende Chávez que los aplausos y el culto a su personalidad son cosas de Aló, Presidente? ¿No entendió que él se encontraba cumpliendo una obligación constitucional ante la AN y que nadie mejor rankeado que la diputada elegida con el mayor número de votos para exigirle precisión en la cuenta presentada? Y la guinda de la torta, la intervención de la diputada María León que, al reconocer que ella estaba en la AN por mandato de Chávez, pidió sanciones para su colega Machado.

IV


Dos cosas relevantes, sin embargo, del interminable discurso. Primero, el enfático reconocimiento del comediante presidente a las primarias de la sociedad democrática. Tanto así que concedió a la diputada Machado, contendiente en el proceso de primarias, el ranking para encararse con él si resultaba victoriosa en ese evento. Segundo, admitió que pasará la banda presidencial al ganador (y aquí quizá resulte pertinente la distinción de género) o ganadora de la elección presidencial del próximo 7 de octubre.


Por: ÓSCAR LUCIEN
@olucien
Política | Opinión
EL NACIONAL