“La serpiente que se
devora a si misma…”
Él, que hace 13 años parecía invencible, inmortal, omnipotente, vencedor de todos los combates, ha quedado anonadado como Lot volviéndose al pasado.
A Henrique Machado, amigo.
La historia es implacable, como el tiempo, que es su esencia. Y corre en una sola dirección. Las máquinas imaginadas por el hombre para hacerla retroceder no son sólo absurdas, sino imposibles. De allí que el hombre, ansioso por estar donde no pudo estar, la recree literaria, académica, artísticamente. A pesar de lo cual no faltan quienes aterrados ante la inexorabilidad del futuro, corren a refugiarse en los museos del pasado. Escapando de peligros reales, como la muerte merecida en castigo por sus felonías, o de la realidad real que lo espanta: jugar a ser el héroe redivivo que se asomara por un instante fugaz para ser llevado a su vez por la ráfaga del tiempo. Terminando por yacer hecho cenizas ultrajadas.
“Hecho de polvo y tiempo el hombre dura menos que la liviana melodía”
Jorge Luis Borges
¿Qué son los anales de la historia sino la abrumadora acumulación de potentados, poderosos, ricos y dueños de almas y bienes que fueron arrasados por el tiempo? ¿Quién fue más el hombre más poderoso de la tierra en esos vertiginosos 13 años de dominio si no Adolf Hitler, que juraba que su reino viviría mil años y se le evaporó entre los gases que lo incineraban a las puertas de sus derrumbadas casamatas? Todos los césares romanos, todos los emperadores del sacro imperio romano germánico, todos los reyes de todos los reinos de Asía, Europa, África, constructores de armadas invencibles, de muros infranqueables, de mundos siempre despiertos pues en ellos no se ponía el sol: ¿dónde quedaron sus despojos, dónde sus obras?
A un pobre infeliz inflado de egolatría, desafiante de Dios y los hombres, crédulo de su infatuada inmortalidad, banal como su ignorancia, estúpido como su logorrea se lo han dicho en su cara. Y él, que hace 13 años parecía invencible, inmortal, omnipotente, vencedor de todos los combates, ha quedado anonadado como Lot volviéndose al pasado. Una mosca devorándose un águila que ya no vuela. La historia es implacable. Nada ni nadie podrán rebobinarla jamás. Como decían los aztecas: es
Por: Pedro Lastra
@Pedro_Lastra01
Martes, 17 de Enero de 2012