El Método del Discurso
El arma favorita del Presidente perdió fuerza, las promesas hacia el futuro. Después de 13 años en el poder, se agotan; no repetirá aquello de que Venezuela se convertirá en una tacita de plata y que construirá 1 millón de viviendas, o hablará del desarrollo endógeno o del establecimiento de una nueva moneda continental. Lo que le ha funcionado a Chávez es la entrega directa de recursos a su electorado, la población más pobre. No tendremos un desarrollo sustentable pero sí un electorado que apoya parcialmente al chavismo, hasta que surja una alternativa, y ese es el gran temor del chavismo con las primarias de febrero. Más allá del número de votantes las primarias le darán una legitimidad continental a la MUD.
Chávez decidió atrincherarse en un bunker, provoca a Estados Unidos cuando amenaza un conflicto armado; Estados Unidos presiona a países como China y Japón para que no compren petróleo iraní; Europa apoya el boicot petrolero.
En ese panorama la visita del líder iraní a Venezuela representa un desafío para la política internacional del país más poderoso del mundo.
La guerra entre Japón y Estados Unidos comenzó cuando éste le aplicó un embargo comercial a Japón, que apeló entonces a las armas. Los norteamericanos esperaban ser atacados, pero nunca adivinaron la audacia japonesa de hundir la flota yanqui en Pearl Harbor. Esta vez el bloqueo económico obligará a Irán a rendirse, a responder militarmente, o fracasará el bloqueo.
Se sabe cómo comienzan las guerras, pero nunca cómo terminan, porque Irán ha demostrado una enorme capacidad para el sacrificio, con una población cercana a los 100 millones de habitantes, montañoso, difícil de invadir y con un cierto desarrollo técnico, pero esta vez enfrenta a los países más poderosos del mundo, a una maquinaria militar avanzada, no cuenta con verdaderos aliados en caso de un conflicto armado. En resumen, lleva las de perder, pero aún derrotado militarmente una crisis económica arrastraría al mundo si el petróleo subiera por un buen tiempo a 150 o 200 dólares el barril.
En ese ajedrez Chávez ha incursionado deliberadamente.
El nombramiento de Diosdado y el del ministro de Defensa busca militarizar el Gobierno, prepararse para cualquier eventualidad más allá de la circunstancia electoral. Chávez quizá quiera una confrontación con Estados Unidos que unificara el país frente a una agresión extranjera, aislar a la oposición y justificar un gobierno más autoritario, algo parecido a lo que logró Fidel Castro cuando derrotó la invasión propiciada de Bahía de Girón. La oposición contra Castro se trasladó a Miami y demoró 50 años en volver a renacer en el interior de la isla.
Hay más que una fanfarronada en esa alianza con Irán, de alguna manera responde a un plan político y electoral.
Si en las actuales condiciones Chávez ganara las elecciones, todo puede suceder.
Hay que votar y fortalecer la unidad, enviar un mensaje de tranquilidad y cordura y estar dispuesto a liderar la oposición frente a cualquier circunstancia. En 1962 el anticastrismo apostó todas sus fichas a una sola carta y perdió el juego.
Hoy son otros los tiempos y en América Latina gobiernos sólidos no se dejarán arrastrar a aventuras, porque buscan una relación más madura con Estados Unidos. Todo esto lo sabe Chávez. A la toma de posesión de Ortega en Nicaragua asistieron pocos presidentes latinoamericanos. Por algo será.
Por: FAUSTO MASÓ
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