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SEXO SIN TABÚ: Cuando el dolor no deja pasar al placer

Casi 40% de quienes van a consulta
lo hace por bajo deseo sexual

 

Entre las causas más frecuentes del trastorno está el miedo al embarazo.

Cerca de 5% de las mujeres sufre de vaginismo, que algunas veces suele ser orgánico y otras, psicológico

Si fuera una telenovela, Mayra esperaría por el final feliz. Pero como esta ama de casa y su esposo, gerente de una empresa de calzados, atraviesan un amargo episodio que pone en peligro el matrimonio, acudieron al sexólogo para ventilar su problema, antes de que la salida sea mirarse las caras en un tribunal.

“Tengo dificultades para soportar la penetración.

Luis me reclama y dice que es mental, pero yo no estoy segura si es psicológico o algo físico”, confiesa la mujer, de 32 años de edad, al referirse a su vaginismo, un trastorno infrecuente pero temido por su fama de destrozar matrimonios y acabar con la autoestima de la mujer. El marido reconoce que Mayra hace lo imposible: “Se excita en la fase preliminar… hasta que llegamos al túnel y no deja pasar el tren”.

Esta dificultad para conseguir la penetración normal porque la vagina se contrae involuntariamente se denomina vaginismo y quien lo padece muchas veces ignora las razones del dolor durante el coito. Por lo general, cuando la mujer se excita, su vagina se hace flexible y se adapta al pene. Pero si padece ese trastorno, los músculos vaginales se ponen rígidos e impiden la penetración.

Miedo al placer. “La mayoría de las mujeres que padecen vaginismo es por causa médica y eso se sabe cuando acuden al especialista. Hay a quienes les duele mucho la penetración y, al ser examinadas, descubren que tienen cistitis o fibromatosis, entre otras enfermedades, que pueden causar molestia durante el coito”, explica el sexólogo Rubén Aponte, dejando en claro una verdad: el placer no causa dolor.

“Ahora, cuando se comprueba que la mujer tiene problemas con el coito y cree que hacerlo le va a doler, comienza a tener pensamientos irracionales, y es allí cuando el especialista actúa: ella debe ir a una terapia”.

En el caso de dispareunia o coitalgia, el vaginismo es una respuesta aprendida, que hace sentir dolor al intentar el coito. Dolor que suele acompañarse de ardor, quemadura y contracción, y que se localiza en la parte interior o exterior de la vagina, en la región pélvica e, incluso, en el abdomen.

Aponte indica que el vaginismo lo sufre 5% de las mujeres, por tanto no es la disfunción más frecuente. “Casi 40% de quienes van a consulta lo hace por bajo deseo sexual y 30% por disfunción orgánica”.

A veces el vaginismo se da en un matrimonio inconsumado, es decir, una pareja que pasa cuatro o seis años en unión matrimonial sin tener sexo y el placer que sienten uno por el otro no necesariamente debe terminar en el coito.

“Recientemente se demostró que las mujeres que tenían orgasmo con penetración del pene experimentaban más amor a su entorno y expresaban mayor amor con su pareja”. Porque es obvio: el coito vaginal está asociado al amor por la pareja. O para decirlo con palabras de Aponte: las mujeres también aman con la vagina.

No obstante, la psicóloga Nancy Izarra habla de una “zona de miedo” por la que atraviesan no pocas mujeres y que explica en muchos casos porqué sienten el dolor. A su juicio, entre las causas más frecuentes aparecen el miedo al embarazo, temor a perder el control en la relación o la idea errónea de que el acto sexual es siempre violento. “Si la mujer abriga estos temores, difícilmente va a entrar en la zona del placer, y recurre a su sistema de defensa que no siempre es fácil de controlar”.

Izarra cita datos de 1993 y destaca que 3 de cada 10 matrimonios que se divorcian lo hacen por causa de ese trastorno, sea orgánico o lo que hasta hace poco se denominaba psicosomático, y ahora se conoce como psicogénico.


Por: ELIZABETH ARAUJO
Salud | Sexo
EL NACIONAL