El Método del Discurso
Algo enseñó el año 2011 a los políticos: el peligro de cantar victoria antes de tiempo y de desconocer la realidad. Triunfa en política quien no confunde los deseos con los hechos, no supone que basta con su fe en su causa para triunfar y no comete errores desastrosos.
Hace un año el presidente Obama estaba acorralado por el Partido Republicano que se dedicó entonces a una orgía de estupideces, como si el triunfo ya estuviera asegurado. Lanzó varios precandidatos impresentables, le propuso al país acabar virtualmente con el sistema de seguridad social, emprender nuevas guerras, excluir a los homosexuales, suprimir la Reserva Federal. Todo esto impulsado por el famoso Tea Party, un sector de extrema derecha muy influyente en las elecciones legislativas en las cuales no vota la mayoría de los electores y en las que una minoría inclina la balanza en un sentido o en otro. Los republicanos creyeron que el Tea Party representaba al país. Craso error. Ni siquiera representa a todos los republicanos.
Obama les dio cuerda a los republicanos que casi se han ahorcado a sí mismos. La economía comienza a recuperarse, los norteamericanos rechazan suprimir los pagos a los desempleados, no quieren nuevas guerras. Hoy es posible, pero no seguro, claro, que Obama sea reelegido, porque los republicanos han logrado unificar al Partido Demócrata, al electorado liberal, a los estudiantes, a los negros y a los latinos, asustados por la posibilidad de un triunfo republicano.
Los precandidatos republicanos más extremistas son derrotados unos tras otros, se impondrá probablemente un candidato moderado porque el Tea Party anda de capa caída. Ha surgido un precandidato sorprendente con tesis políticas inauditas para un republicano, como pedir la supresión de las intervenciones en el extranjero, el cese del apoyo militar a Israel.
Ron Paul no ganará las primarias republicanas por sus tesis asombrosas, pero revela el caos en el partido que permite a una figura semejante hacer un buen papel en las primarias.
A estas alturas los republicanos pueden rectificar y escoger a un candidato capaz de derrotar al presidente Obama, pero ya la victoria no luce segura, porque Obama comenzó a subir en las encuestas y el panorama parece más optimista.
Los republicanos cometieron el error de acusar a Obama de ser musulmán y comunista. Tamañas exageraciones no se sostienen en el tiempo, mentiras tan tontas tienen las patas cortas. Obama dirigió la operación del asesinato de Osama bin Laden; logró sacar del poder, y matar, a Gadafi sin exponer la vida de un soldado norteamericano. No ha sido un mal presidente en política exterior y lo ayuda estar en el poder, tomar decisiones que complazcan al electorado, y haber tenido paciencia y aprovechado los errores de sus adversarios.
No hay nada seguro en política, sólo contar con una estrategia a largo plazo, no cometer demasiadas estupideces.
Un desempleo cercano a 9% conspira contra la reelección de Obama, pero ya nadie habla en el Partido Demócrata de que no sea candidato. ¿Tenemos algo que aprender de esto los venezolanos? Las encuestas hablan de que con la euforia de la repartidera de dinero Chávez subió en las encuestas, veremos qué sucede cuando la subida de precios inevitable vuelva sal y agua el salario. Ni Chávez está derrotado ni ya ganó las elecciones. La campaña comienza de verdad a partir de febrero 12; a continuación mediremos al candidato de la MUD, su capacidad de unificar el país, de trascender un discurso meramente antichavista, de unificar a su lado a los trabajadores, los estudiantes, los profesionales, los mismos partidos.
La carrera comienza entonces. Algo es ya cierto: Chávez reconoce el peligro, se coloca a la defensiva, busca argumentos para justificar el estancamiento económico y la inflación, le preocupa la inseguridad pero no sabe cómo afrontarla.
Por: FAUSTO MASÓ
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