“La barriga de Barbarita…”
Esa mañana se apareció en casa Ña Josefina, mientras nos preparábamos para desayunar unas arepas recién bajadas del budare, rellenas con queso blanco rallado y mantequilla, acompañadas con una taza de café.
La invitamos a comer y entonces descubrimos sus ojos enrojecidos de tanto llorar toda la noche.-¿Qué te pasa mujer? –Le pregunté a mi comadre, que daba verdadera lástima por su aspecto marcado por la angustia-.
– Gua compadre, vengo a darle una mala noticia –me respondió inmediatamente-. La verdad es que pensé en una desgracia tremenda.
Pensé que mi compadre había sido atracado, herido o muerto en manos de esos bandoleros que andan como caimán en boca de caño, por las calles de Barcelona en horas nocturnas; pensé que le habían invadido la parcela sembrada de auyamas en Clarines, pensé que le habían robado los pollos del corral.
Me pasaron tantas cosas por la mente en tan corto tiempo, que yo mismo me sorprendí de lo que a uno se le puede ocurrir en un momento de suspenso, como sucede en las telenovelas todos los días…
Le serví a la comadre una taza de café pagado con sobreprecio, el cual fue comprado por que Dios es muy grande, ya que no se conseguía por ningún lado. Le pedí que se calmara y entonces me dijo:
-Su ahijada Barbarita está enamorada de un muchacho que no sabe hacer nada y es más feo que el mismo mandinga. Yo no se que le vio a ese hombre –añadió-. Además me amenaza con irse a vivir con él, no se para dónde, queriendo abandonar los estudios.
-Eso está muy feo-le dije a Ña Josefina- ¿Y qué mosquito le picó a esa niña? –le pregunté con mucha curiosidad-
-¡Eso no es todo! –exclamó-
– ¿A caramba y qué más puede haber comadre, para que usted llore toda la noche cual María Magdalena?
Prácticamente escuché la fanfarria, que ponen en las telenovelas cuando pasan una escena impactante, como esa trillada de la muchacha de la novela, que espera la respuesta de quién es su padre verdadero; y que está enamorada de un tipo muy rico, y la diferencia social hacía de su amor, un imposible. Y que –su padre- no era otro que el Doctor Cunadeoro y que por cosas de la vida, le dejó una fortuna que le cambiaría la vida y la convertiría de una despeinada a una fina mujer; hermosa, inteligente, etcétera, etcétera, etcétera, y que eso le permitiría casarse para siempre con el rico joven Don Ricardo de la Villa.
–La muchacha está preñada –me dijo-.
En ese instante, sentí como si se me hubiesen caído los pantalones, tal como sucede en una comiquita de Condorito.
-¡Dios, qué problema! –exclamé sin pensar-.
¡Vaya regalo de navidad comadre!- ¿Y qué está planteado hacer comadre? Barbarita es una niña de trece años que está comenzando a vivir.
– Bueno compadre –me dijo-, ella no quiere escuchar razones. Dice que el mandinga va invadir una casita, que ya tienen vista en la playa y que buscarán la asignación del gobierno para las mujeres con barriga, que están dando en la nueva misión hijos del pueblo.
– Parece que los tiempos están cambiando comadre, es como si estuviésemos ante nuevos paradigmas y recuerde que Barbarita es hija de la revolución -le dije-.
II
El moño de Barbarita. Después de la conversación que tuve con Ña Josefina, me quedé pensando sobre la barriga de Barbarita y todo lo que ello implicaba. No solo era mi ahijada, sino que la quería realmente con mucho cariño y la verdad es que lamentaba la torpeza de salir preñada a los trece años en estos tiempos del siglo XXI.
Entonces, le dije a mi comadre que yo iba hablar con esa niña y que una solución le íbamos a buscar a este “problemita”, pero yo no me podía quedar pasivo.-Pero, compadre –me dijo Ña Josefina, con voz finita-, es que ella está muy rebelde-.
– Rebelde las nalgas no joda, comadre. ¿Cómo es posible que usted no se haya dado cuenta de ésta vaina?-le pregunté-. ¿Usted no está pendiente de lo que hace esa carajita? Dígame quién es ese tipo; qué hace, qué edad tiene no joda, ese irresponsable que anda cogiendo carajitas y a lo mejor no sabe limpiarse el culo, no joda.
-Yo solo se que era un noviecito que ella tenía y la buscaba en el liceo, compadre –me dijo-
-Ahí tiene la vaina. Siga creyendo en noviecitos, no joda; que como el cuento del picure se comió la auyama hecho el pendejo, no joda.
-Y mi compadre, también es otro bolsa que no está pendiente de aconsejar y cuidar a su muchacha, para que se ocupe de sus estudios y no se equivoque, pero para echarse palos y andar jodiendo en la plaza Bolívar de Puerto La Cruz, sí está pendiente.
-Jacinto está molestísimo con ella y no quiere ni verla-me dijo mi comadre-.
– ¿Y con eso, qué carrizo va a solucionar? –le respondí a mi comadre-. Usted siempre alcahuetando al compadre. ¿Ustedes creen que esa carajita está preparada para tener un muchacho sino sabe ni freír un huevo, no joda? ¿Cómo va a criar a ese muchacho, si ella todavía no se sabe limpiar el culo no joda…? Dicho esto, me dirigí a la casa de la comadre en Barcelona, para encontrar a la ahijada y hacerle un planteamiento. La encontré porque el destino es una cosa misteriosa, ya que estaba que se iba quien sabe a dónde. Cuando me vio parecía que había visto al mismo demonio, porque la carajita se puso blanca del susto. Y por eso decidí aprovechar el ánimo de la muchacha y entonces, piqué adelante y le pregunté que cuánto tiempo tenía preñada.
– Seis semanas -me dijo con una voz de quien no rompe un plato-.-Bueno mija, escuche lo que voy a decir: Primero, usted de aquí no sale a vivir con nadie; segundo, usted no va a tener ese muchacho y tercero, se me va alistando, que vamos al médico para proceder en consecuencia.
Barbarita inmediatamente se puso como una verdadera cascabel, porque el amor a esa edad es una cosa que la razón no controla.
Entonces, la agarré por el moño y le dije claramente que su vida iba a dar un giro de 360 grados y se iba complicar la vida para siempre, si tenía ese carajito.
-Chávez me va ayudar con “la misión, los hijos del pueblo” -me dijo tratando de coger fuerza y de convencerme-.
Yo la miré con firmeza y le dije: primero meto preso a tu novio y a ti te dejo sin moño, -y le añadí- esa misión puede ser para mujeres hechas; pobres con dos bolas, con un cuadro de muchachos chiquitos y con mucha necesidad, pero para una niña como tú no sirve.
Tú debes preocuparte en salir a flote, no en hundirte. Esa misión no es para adolescentes extraviados, es pura mierda.
-¿Y Chávez?- me preguntó la carajita–También es mierda –le dije-, y hasta cabrón, no joda.
III
Todo fue rápido.Llevamos a la niña a donde el Dr. Guarata, excelente obstetra en una clínica de Lecherías.
Lo puse al tanto del drama que teníamos en casa con el “problemita” de Barbarita e inmediatamente la revisó y mandó hacer exámenes, ecosonogramas y cuanta vaina se le ocurre a un médico.
Esperamos resultados mientras hablábamos en el cafetín de la clínica, sobre el asunto y yo le decía a la carajita, que no había vuelta atrás, a menos que quisiera vivir en precarias condiciones en un rancho del pueblo de Uchire, llevando sol parejo, lavando a mano trapos del marido y de los carajitos, pasando hambre y abandonando los estudios: El panorama no era nada halagador como lo estaba pintando.
–“Tu eres una criatura mija y tienes un mundo por delante, pero debes cuidarlo tu misma. Debes ser celosa y responsable contigo misma, para que no le eches la culpa de tus desgracias a nadie; para que no te quejes de la vida, ni seas una amargada”, le dije a lachamita.
Como a las dos horas nos reunimos nuevamente con el Dr. Guarata y él mismo preguntó si estábamos convencidos de lo que íbamos ha hacer. La misma Barbarita le respondió firmemente que sí. Entonces, el Dr. Guarata dijo que “todo estaba dispuesto en el Quirófano para hacer la operación y dijo además, que sería sencillo, rápido y sin problemas, ya que tenía poco tiempo de embarazo”.
En lo que tardamos almorzando mi comadre y yo, la operación se había dado sin novedad e incluso esa misma noche Barbarita dormiría en su cama. Tuve oportunidad de hablar con mi comadre Ña Josefina y le dije que “su niña se había convertido en mujer antes de tiempo y que ahora deberían visitar al ginecólogo con regularidad como lo hacen las mujeres con marido, para prevenir segundos sustos posibles”.
Las dejé en casa como a las diez de las noche; le di un beso a mi comadre y le desee feliz navidad a Barbarita y le dije:-Trata de comportarte como una adolescente, vivir lo que te queda de inocencia; estudia, fórmate y procura dormir sola.
Si no puedes hacerlo, entonces usa preservativos-y cerré con una vulgaridad que no quiero escribir aquí-.
– Dios te bendiga-le dije y me fui apurado a mi casa para ver las noticias, que aparecerían al otro día en los periódicos-.