¿Cómo terminó involucrado
en un cruento homicidio?
Una vez fue reconocido como una de las mentes más brillantes de Venezuela. Acaparó titulares en los años ochenta y llegó a ser tan famoso, que por su diván de psiquiatra pasaron tres presidentes, incluido el actual.
Ahora, y tras una condena por homicidio, la historia de Edmundo Chirinos da para más que una novela, un manual de psiquiatría, o una reflexión sobre “una sociedad en plena y total descomposición”.
Médico cirujano, licenciado en psicología, magister en neuropsiquiatría y psicología clínica, y autor de más de 700 libros, no es fácil encontrar quién hable hoy de él. La “solidaridad” de algunos colegas o los “vínculos de amistad” con académicos y otros hacen que más de uno decline la invitación a hablar del polémico doctor.
Dos grupos en la red social Facebook, algo inactivos estos días pero todavía existentes, invitan a dos actitudes diferentes: uno a defender “a este noble ciudadano que ha sido víctima de una loca que quiere mancillar su honor” y otro brinda “solidaridad a las víctimas (de acoso y violencia sexual)” de Edmundo Chirinos.
Por este lado vienen los cargos en su contra. A pesar de que muchos escépticos creyeron que saldría librado gracias a sus contactos políticos, este miércoles un tribunal lo condenó a 20 años de cárcel en una prisión para delincuentes comunes, por el asesinato de una joven de 19 años, su ex paciente, Roxana Vargas.
Chirinos y las mujeres:
Vargas, una estudiante de periodismo que realizaba unas pasantías en el canal RCTV, apareció muerta por un fuerte golpe en la cabeza, en una zona del oeste de la capital.
Los abogados de Chirinos insisten en su inocencia y anuncian que apelarán. La acusación piensa que se hizo justicia.
En una entrevista concedida al canal de noticias Globovisión en 2008, señaló no entender por qué había sido involucrado en algo en lo que no tenía arte ni parte.
Al famoso psiquiatra llegaron a consultarlo tres presidentes venezolanos, incluido Hugo Chávez.
“Por qué una joven, de las tantas que asesinan todos los fines de semana, la relacionan justamente conmigo. ¿Porque fue paciente mía? Ha habido muchos pacientes míos que han muerto, algunos asesinados”, se defendió.
No jugaba a su favor el hecho de que se le relacionara sentimentalmente con la joven. Y tampoco la fama de mujeriego que lo precede y que él mismo alimentó.
“No sabría cuantificar cuántas mujeres he tenido (…) Nunca he dejado a ninguna mujer con rencor. Es un juego limpio. Casi todas las mujeres que han tenido nexos conmigo, están agradecidas”, dijo en una entrevista en 1994.
Chirinos y la universidad:
Pero para entonces, el psiquiatra ya era conocido por más que sus andanzas amorosas.
Su “lanzamiento” a la escena pública podría marcarse en 1984, cuando fue electo rector de la universidad más importante del país, la Central de Venezuela (UCV).
El historiador Agustín Blanco Muñoz dice conocer a Chirinos desde incluso antes, pero aquellos años ochenta los recuerda con vividez. El psiquiatra se inauguró en la rectoría con un episodio conocido como la “masacre de Tazón”, en que dos autobuses de estudiantes, que exigían cupos en la universidad, fueron atacados por Guardias Nacionales, con saldo de varios heridos.
“El mismo rector había llamado a la policía. Luego explicó que había que hacerlo, porque los estudiantes venían a cometer desafueros a la universidad”, recuerda Muñoz. Como resultado de esta decisión, faltó poco para que fuera linchado en una asamblea convocada en el principal auditorio de la universidad.
Ese mismo año llamó a los jóvenes de la época la “generación boba”, con gran impacto en la prensa. “Aquel personaje se disparó como un creador de ideas. Era siempre noticia”, dice el historiador.
Chirinos y la política:
Esto le creó una plataforma que lo animó a lanzarse por la presidencia de la República en 1988. Obtuvo 0,84% de los votos. En su página web, dice que los resultados fueron “evidentemetne fraudulentos y manipulados (…); no cabe duda según los expertos que Edmundo Chirinos fue electo Presidente”.
Su siguiente incursión en política fue a finales de los noventa, cuando primero defendió públicamente la salud mental del ahora presidente Hugo Chávez, y luego ganó una curul a la Asamblea Constituyente, apoyado por el oficialismo.
Luego tomaría bajo perfil político. Pero su lista de clientes en el consultorio no sufrió como consecuencia. “Se decía que había que hacer cola para hacer una cita con Edmundo. En la escuela de Psicología era considerado una especie de bienaventurado”, señala Agustín Blanco. Además de Hugo Chávez, Chirinos trató a los presidentes Jaime Lusinchi y Rafael Caldera.
En 2008 reaparece, pero en circunstancias menos halagadoras, en el caso de la joven Vargas. “Yo he estado desligado del mundo político, mis relaciones con esos presidentes han sido profesionales (…) No sé qué enemigos ni qué intereses pueda haber detrás de todo eso”, se defendió.
La policía dice tener las pruebas de su actuación, y el tribunal las dio por buenas.
“Yo creo que hay que verlo con cuidado. Un hombre con ese prestigio, con esa fama y posición, se ve ahora acusado por una sociedad que dice que él es otra cosa. ¿Quién produjo a este hombre? ¿Por qué decidió ser así? En mi opinión, es uno de los signos de los últimos días de una sociedad en plena y total descomposición”, opina Muñoz.