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Entrevista: Walid Makled exige juicio

Makled fue detenido el 19 de agosto de 2010, en Cúcuta, Colombia. (Foto Archivo)

 

Makled exige designación
de juez en su caso

 

Makled rompió el silencio. Desde su “apartamentico” en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, (Sebin), en Caracas, exige la designación de un juez y el inicio de un juicio público, en el que se defenderá de todas las acusaciones en su contra.

El pase a juicio de Walid Makled fue ordenado por el Tribunal 1 de Control del área metropolitana de Caracas, durante la audiencia preliminar en la que los fiscales nacionales 19°, 27° y 70°, Jairzhino Orea, Bestsy Andrade y José Luis Sapiaín, respectivamente, ratificaron la acusación en su contra por los presuntos delitos de tráfico ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, legitimación de capitales, asociación para delinquir y sicariato en grado de determinador, en perjuicio del comunicador Orel Sambrano y el veterinario Francisco Larrazábal.

Fue detenido el 19 de agosto de 2010, en Cúcuta, Colombia. Las investigaciones en su contra las inició el Ministerio Público en 2006, bajo la sospecha de legitimación de capitales. El 13 de noviembre de 2008 fue allanado el fundo El Rosario, de su propiedad, en Tocuyito, donde se localizaron 392 kilos de presunta cocaína, caso por el que también están privados de libertad sus hermanos Abdalá, Alex y Basel Makled, en el Sebin, en Caracas. También están detenidos en Tocuyito ocho empleados: Erick José Echegaray Navas, Fernando Soto, José Antonio Figueredo, Néstor Santo Acosta, Luis José González, Miguel Castro Menco, José Canelone, Saraid Márquez Araujo y Norbelis Carmona.

El expediente está en el Tribunal 20° de Juicio del Area Metropolitana de Caracas, del que estuvo a cargo, hasta el 10 de octubre de este año, el juez Jesús Manuel Jiménez Alfonso. “Ese despacho está cerrado. Hasta el alguacil renunció, con eso te digo todo. Eso es ilegal. Quiero que me hagan mi juicio público, para yo poder defenderme”, se queja el famoso detenido. “Por donde están mis hermanos han pasado 22 jueces”

Desde su pequeño “apartamentico” en el Sebín, donde asegura que tiene juego de muebles, televisor pantalla plasma, nevera, microondas, Internet y hasta teléfono, Walid Makled cuestiona la aplicación de justicia en Venezuela.

El día que me trajeron me presentaron, hablaron ahí dos palabras y ya. De ahí p?alante no ha pasado nada, rememora. “Si ellos quieren, que hagan el juicio sin escabinos, como quieran, pero que lo hagan. Yo lo que quiero es que se esclarezcan muchas cosas. Ya me imputaron, porqué no hacen el juicio entonces”

— Cuáles son las perspectivas de solución en su caso?

– Ahorita no tenemos juez. Ya llevamos más de un mes en esto, pero nada.

— Lo han maltratado?

– No, no, para nada

— Usted ha vuelto a tener relación con Estados Unidos?

– Allá están mis abogados, demostrando que no tengo nada que ver con ese DC 9 cargado con droga.

— Esos pronunciamientos que hizo la Oficina de Control de Bienes de Extranjeros del Departamento del Tesoro del gobierno de EEUU sobre cuatro altos funcionarios venezolanos incluidos en la lista de “narcotraficantes especialmente designados” por su presunta relación con la guerrilla de las FARC…

– Ahorita estamos con el procedimiento aquí de Venezuela, vamos a hablar sólo de eso.

— ¿Cree que hay presiones del gobierno para no permitir que el juicio avance?

– Vamos a estar claros, si ellos quisieran que el juicio siguiera, ¿por qué no han designado el juez? Ya voy para siete meses y sin nada.

— ¿En qué condiciones está usted en la cárcel?

– Vamos a hablar la verdad. La situación no es tan mala, ni tampoco tan buena. Soy la única persona detenida en el sitio donde estoy. En la sala estoy cómodo.

— ¿Es una sala aparte de la celda?

– Es una sala con su juego de muebles, televisor plasma, comedor, nevera, cocina, horno microondas. La comida que me bajan, que es igual a la de la directiva, es excelente. Tengo Internet, teléfono CANTV.

— Aparte de esa sala, ¿qué más tiene?

– Mi habitación. Tiene su cama, sus closets. Estoy como se dice aislado, pues.

— En qué parte de la cárcel está usted?

– Es en el edificio. Hay un sótano en el que tienen una especie de apartamento pequeño

— ¿Estaba ahí o lo hicieron para usted?

– No sé. Yo llegué al apartamentico.

— ¿Lo ha amenazado alguien?

– No, para nada.

— ¿Quiénes lo han ido a visitar?

– Aquí los únicos que pueden entrar son mis familiares y el abogado.

— ¿Alguien del gobierno lo ha ido a ver?

– No, para nada, porque yo estoy prácticamente en la alta inteligencia. Donde estoy, estoy en el gobierno.

— ¿Ha recibido un mensaje de alguien?, ¿alguna presión?

– Acuérdate que lo mío es judicial, no político. Quiero que hagan el juicio para yo defenderme. Más nada.

— Quizás el temor es que cuando empiece a hablar del expediente, usted repita lo mismo que ya ha dicho.

– Acuérdate que la primera audiencia fue a puerta cerrada. Esta es pública. Yo me voy a defender. El día que yo llegué me trajeron un juez superior de Coro. Me senté, la fiscalía habló y habló, yo no dije nada. Qué iba a decir, nada porque era la presentación. Decidí esperar al juicio, que es una cosa diferente.

— ¿Usted va a exigir que ahí estén los medios?

– Ahí puede entrar quien quiera, no es que voy a exigir, el que quiera entrar que entre. Lo que le pido a la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Luisa Estella Morales y a la fiscal Luisa Ortega Díaz, es que digan qué pasó con mi juez.

La experticia financiera que ellos hicieron fue en principio de 400 mil millones de bolívares que yo tenía en cuentas. Ya esa experticia va por 780 millardos y eso es una de las cosas que quiero aclarar. Yo tengo documentos que certifican lo que se movía, pero mientras no haya juicio no me puedo defender.

Acuérdate que a Abdalá y a Besel los acusaron de narcotráfico, pero la finca donde supuestamente encontraron la droga, está a nombre mío.

— El problema es que el suyo no es un simple caso. Se han visto involucrados altos funcionarios del gobierno

– Está bien, ése es otro tema. Estamos hablando de la falta de juez. Vamos a hablar de lo que hay en el expediente. Allí no hay nada, ¿por qué no hacen el juicio?.

Ellos nos acusan de los 400 kilos que me sembraron en la finca El Rosario. Cuando me interrogó la DEA en Colombia, yo dije que esa droga no es mía, esa me la sembraron. Por eso a esos generales los metieron en la lista del Departamento del Tesoro.

A mí, gente del Sebín y del DIM me dijeron que el juicio no va a ser parcial, que es mejor esperar hasta después de las elecciones. Pero no., yo quiero que me pongan juez porque ahora sí voy a hablar: Aquí puede haber condena o no. Aquí habrá gente que dirá cómo es que lo acusan de un contendor en la calle con un kilo de droga, cómo es que le achacan 392 kilos al 27% y el hombre tiene siete meses que no va a su finca. Cómo van a decir que era jefe de Víctor Reales, si él no me conoce ni lo conozco. Reales tiene que decir la verdad como sea, va a prestar juramento, no es juego pues. ¿Por qué los bancos se tardaron tanto en reportar los supuestos malos manejos de mis cuentas, si yo era cliente desde el 2000? Ya les manifesté mi preocupación al director y a los encargados aquí, pero nada. No se sabe dónde está el juez.

— ¿Es cierto que en la celda donde está usted hay cámaras por todas partes?

– Sí, hay cámaras por todos lados.

— Si es así, ¿cómo es que está hablando por teléfono? ¿Hubo alguna concesión especial hoy?

No hubo concesión, estoy hablando porque tengo que hablar, no debería hacerlo, pero yo tengo que decirle a los medios de comunicación que no tengo juez. Ya les he dicho a los encargados aquí diez veces, pero si no hacen nada, yo tengo que buscar una vía. También me comuniqué con mis abogados en Estados Unidos y en Colombia y ellos están esperando: si no me ponen mi juez, harán las denuncias respectivas.

En el juicio yo mismo me voy a defender. El abogado estará representándome, pero yo mismo diré cómo fueron las cosas. Todo el mundo se ha defendido, Acosta Carlez se ha defendido, el otro se defiende, yo también tengo derecho a hablar. Acosta ha tenido hasta el descaro de decir que él no me conoce a mí.

— Si pasa el tiempo y el juicio no se reactiva, ¿qué acciones tomaría usted?

– No te sabría decir. Quizás ellos están en campaña, o tienen muchos problemas, pero qué les cuesta nombrarme un juez y ya.

— Usted no cree que lo estén haciendo a propósito

– No te puedo decir, no sé. Yo digo la verdad. Tu me estás preguntando cómo estoy. Otro te hubiera dicho que lo están ahorcando, pero yo te he dicho todo lo que tengo aquí. Tengo hasta teléfono y de hecho esta conversación la están grabando.

— ¿Las acusaciones que lo relacionan a usted con el narcotráfico internacional están contenidas en el expediente?

– No, ahí no hay nada de eso. El juez me dijo señor Makled vamos a hablar de lo que hay en el expediente.

— ¿El tema de las concesiones en el puerto de Puerto Cabello no está en el expediente?

– Claro. Acuérdate que a nosotros nos quitaron todo: la almacenadora Transgar y las otras ocho, los carros que ahora están en la Cancillería, el Ministerio de Interior y Justicia y la Presidencia. También se quedaron con las furgoneras para subir los contenedores, que cuestan 400 mil dólares, el galpón de Mabe, las gandolas, que en el expediente aparecen 77 y son más de 400 unidades. Se repartieron todo y no hay juicio.

Acuérdate de lo de la lista del Tesoro. Eso es gravísimo. A mi me detuvieron en Cúcuta por esa misma lista. La gente cree que eso es cualquier cosa. Después empezaron a vincularme con un DC9 y mil cosas más. Mucha gente no sabe qué significa eso, creen que es una lista financiera, pero no es así. A mí en Colombia me interrogaron los de la DEA y yo que dije: que ese señor me sembró la droga a mí. Por eso lo metieron en esa lista.

— ¿Cuando usted venía para Venezuela temía por su vida. Sigue temiendo por ella?

– La vida es una.

— Me llama la atención que usted tenga un teléfono en su celda. ¿Cómo es que le permitieron eso?

– ¿Por qué no puedo tener un teléfono?

— Por que usted está detenido

– Claro que estoy detenido

— ¿Y por qué le permiten ese privilegio?

– ¿Acaso eso es un privilegio?

— Para un detenido sí

– No, pero si es de CANTV

– Y ellos están grabando sus llamadas, obviamente

– Sí, todo lo graban. Te lo estoy diciendo yo, aquí no estoy acusando a nadie. Yo he visto que todo el mundo se defiende por la prensa, que nadie me conoce, que soy estafador. Quiero que me den el derecho a la defensa también, yo soy un ser humano.

— ¿Usted puede recibir llamadas a cualquier hora?

– Desde las 6 de la mañana a las 10 de la noche.

— ¿Ese teléfono está en la salita?

– Sí, en la salita. Para qué te voy a mentir, me han tratado de maravilla, muy bien.

— Lo que pasa es que había mucha gente pendiente de usted

– Acuérdate que yo soy un empresario, no un terrorista. Una cosa es que lo que digan y otra la verdad.

— Pero hubo gobiernos que pidieron garantías para su vida

– Tiene que ser así.

— ¿Será por esas garantías que usted está en esas condiciones de aislamiento y seguridad?

– Yo soy una persona conocida. ¿Usted no sabe quiénes eran mis vecinos en Valencia? Pura gente buena, de dinero, y ellos nunca vieron nada malo en mí.

— ¿Usted está bien entonces?

– Sí estoy bien.

— Tiene un trato privilegiado

 – ¿Qué querías, que me tuvieran amarrado? Lo que quiero es que se cierre el caso, porque ya lo agarraron como algo emblemático: narcotráfico Makled. Pero ya Makled está preso, déjenlo quieto, pues.

— Cuando se reactive el juicio no lo van a dejar quieto

– Está bien, pero por eso queremos salir ya de este tormento.

— ¿Y cumplir su condena normal?

– ¿Condena por qué? ¿Y si soy inocente? ¿Me vas a condenar tú también?

— ¿No hay que esperar el juicio?

– Bueno está bien, pero tu eres inteligente. Faltando 11 días para la elecciones apareció la droga en mi finca. También dice la fiscalía que ahí aterrizaba un Grumman, que necesita una pista de 3 mil metros, no una de juguete. También están los ocho empleados que están en Tocuyito, que van a decir su versión.

— Pero hay antecedentes. Los comisarios están detenidos

– No es lo mismo, porque mi caso es judicial, no político.

— ¿Cómo va a hacer usted para que no se le politice el caso?

– ¿No es un juicio abierto pues? Cómo vas a decir cualquier cosa allí.

– Tenemos hablando un aproximado de 30 minutos y ellos nos están grabando. ¿Por qué razón cree que no han ido a impedir que usted siga conversando con un periodista?

– ¿Pero cuál es el problema. Acaso los estamos ofendiendo?

–Se supone que usted no podría hacerlo. O ellos están conscientes de que usted tiene esta relación con la calle

– ¿Cómo relación con la calles?

— Por la vía del teléfono

– Bueno fíjate. Fuera del apartamentico hay ocho personas que están pendientes de mí. Afuera hay como cincuenta personas más. Para llegar a donde estoy hay que pasar cuatro puertas gruesas, de hierro. No sé si estarán blindadas.

Yo quiero ir solucionando problemas. Hay que comenzar por la raíz del problema, que fue el día que metieron esos 400 kilos de droga en la finca. ¿Hace tres años Estados Unidos había sancionado a Alcalá? ¿No, verdad? ¿Por qué lo sancionaron ahora? El también tiene que poner un abogado y defenderse, porque si pone un pie en Curazao, por ejemplo, lo pueden detener.

Se lo estoy pidiendo a Chávez, a Luisa Estella Morales, a Luisa Ortega Díaz. Quiero mi juez. No estoy pidiendo nada del otro mundo. Ya tengo siete meses sin ver el sol.


Por: Carolina González
ycgonzalez@elcarabobeno.com