Aisha Gadafi se encuentra exiliada
en Argelia desde la caída de Trípoli
■ Varios parientes del desaparecido líder libio están refugiados en Argelia.
■ La hija de Gadafi, hospitalizada en Argelia tras ver las imágenes del linchamiento de su padre.
El sábado 30 de abril, a las 8:07 de la noche, Mastoura Hmaid Bouzaitaiya murió en un bombardeo perpetrado por la OTAN. Tenía 5 meses de nacida y dormía en casa de sus abuelos, Safia y Muamar Gadafi, quienes abandonaron su residencia en Trípoli 30 minutos antes del ataque. Aquella noche fallecieron otros 3 miembros de la familia: Carthage Hanibal (3 años de edad) y Saif Mohamed (2 años), nietos del líder libio; así como su hijo Saif al Arab (29 años).
Mastoura era hija de Aisha Gadafi, la única mujer en la camada de 8 hijos que llevan el apellido del ex mandatario libio. El lunes 29 de agosto, Aisha logró cruzar la frontera y ser acogida por Argelia junto con su madre, sus hermanos Anibal y Mohammed, y sus respectivos hijos.
El embarazo de Aisha ofreció al Gobierno de Argelia el pretexto ideal para justificar el asilo por razones humanitarias, sin contradecir la neutralidad que Argelia había mantenido hasta el momento frente a las revueltas en países vecinos.
Tras la muerte de Gadafi y la detención de su hijo y heredero político Saif al Islam, Aisha y sus parientes se enfrentan a tres escenarios posibles: quedarse en Argelia, ser extraditados a Libia, o pedir asilo político a un tercer país.
La primera opción complica la ya tensa relación entre el Consejo Nacional de Transición y el gobierno de Abdelaziz Bouteflika, que se ha resistido a reconocer la legitimidad del régimen interino de Libia por haber recurrido a fuerzas internacionales para derrocar a Gadafi. Paradójicamente, esta alternativa ofrece a Argel un comodín en las negociaciones que deberá entablar con el CNT en calidad de país vecino. Los rebeldes libios tampoco confían en Argelia y han denunciado que mercenarios contratados por Gadafi entraron a Libia a través de sus fronteras.
En segundo lugar, la opción de extraditar a los familiares de Gadafi a Libia acarrea un alto riesgo político para Argelia porque necesitan plenas garantías de que el CNT preservará la integridad de la familia. El compromiso es aún mayor con Aisha, dado que su hija menor nació en suelo argelino. Para que este escenario sea viable el CNT debe construir un sistema judicial independiente, capaz de procesar a Saif al Islam sin revanchismos políticos.
La posibilidad de pedir asilo a un tercer país constituye la salida más viable para los familiares de Gadafi. La abogada francesa Isabelle CoutantPeyre, defensora en París de Ilich Ramírez, es también la representante legal de Aisha ante la justicia francesa en la demanda contra la OTAN y el Estado francés por la muerte de su hija y demás parientes el 30 de abril.
Coutant-Peyre explicó que frente a las dificultades políticas que acarrean otras alternativas, “es claro que la única solución es la hospitalidad de un país leal a Libia e independiente de las presiones de Estados Unidos y sus aliados”. Aseguró que Aisha Gadafi examina la posibilidad de pedir asilo político al Gobierno de Venezuela porque el presidente Hugo Chávez tuvo lazos estrechos con el régimen de su padre.
Sin embargo, evitó ahondar en detalles para no poner en riesgo las gestiones diplomáticas que puedan lograrse tras bastidores.
La abogada sostuvo que los familiares de Gadafi refugiados en Argelia están protegidos por la Convención de Ginebra. Recordó que la justicia en Libia no los requiere por ningún caso, así que no hay razones legales para que el CNT solicite la extradición de Aisha y su familia.
En la demanda introducida ante los tribunales de París en junio, Coutant-Peyre alega que el bombardeo de la OTAN del 30 de abril violó la Carta de la ONU y los Convenios de Ginebra.
Aisha vivía en un palacio:
A todo lujo. Piscina, mármoles, oro y toda clase de comodidades. Así era la casa de Aisha, la única hija de Muamar Gadafi de la que ahora, tras el asedio rebelde en Trípoli, los libios han empezado a conocer sus detalles.
Situada en el distrito de Fashloom, al este de Trípoli, su residencia ha sido bautizada por algunos como el “palacio de la prostituta”, según publica ‘The Times’.
Se trata de una mansión de tres plantas, rodeada de un exuberante jardín decorado con varias fuentes. También tiene una piscina interior, donde todavía flotan algunos juguetes de plástico que pertenecían a sus hijos, un gimnasio, una casa para invitados y una cocina de lujo.
“No puedo creer que alguien viva de esta manera. Quizás en Beverly Hills, pero no en Libia”, explica uno de los vecinos que entró en la mansión.
Al entrar en el dormitorio principal “te quedabas sin aire”, explica el reportero del periódico británico. En el centro, una gigantesca cama doble, sobre la que los vecinos no dudaron en saltar.
Aisha también disfrutaba de un vestidor y no le bastaba con tener un solo baño, sino que dentro de su habitación tenía dos: uno para hombres y otro para mujeres.
La residencia ha sido destrozada:
Las revistas extranjeras que Aisha leía, los libros (sobre Osama bin Laden u otro titulado ‘Cómo llegaron al poder los líderes árabes’), los diarios (como una copia de ‘The Sunday Telegraph’ de octubre de 2010) y algunos DVDs (entre los que destaca uno de ejercicios de Cindy Crawford) han sido examinados por los vecinos del barrio.
Antes de que comenzaran las revueltas en Libia, Aisha Gadafi no salía de su mansión, no hablaba con los residentes. Su domicilio estaba vigilado las 24 horas del día y Gadafi ordenó que aquellas ventanas que dieran a la residencia de su hija estuvieran cerradas permanentemente, si los residentes no querían enfrentarse a una pena de encarcelamiento.
Ahora, sobre las paredes de la mansión se pueden leer lemas como “Libia es libre” o “Esta casa pertenece al pueblo”.
Por: Valentina Oropeza
Internacional | Diplomacia
EL NACIONAL