“Las promesas deben
ser cumplidas”
Mi mamá me mandaba al abasto y me indignaba cuando leía éste letrerito. Me parecía una burla y veía al dueño como persona poco seria. Así como el cliente debe ser respetado y no tratado de manera burlesca con eso de que “Hoy no fío, pero mañana sí”, los ciudadanos de un país también deben ser respetados por sus gobernantes. Si los funcionarios de este gobierno se consideran meritorios de respeto, deberían pensar seriamente si en el diagnóstico que hacen de la realidad actual del país, se sienten con autoridad moral para seguir diciendo: “hoy no, pero mañana si”.
Sería indignante para un pueblo, aún siendo oficialista, que lo convoquen a aplaudir nuevamente – por ejemplo- el anuncio de la construcción del gran puente sobre el Lago de Maracaibo, ofrecido por este gobierno en el 2006 como vía alterna, con asignación de recursos, lo que se consideró la gran obra de infraestructura para el Zulia y que nunca se construyó. El oficialismo debe entender que las promesas deben ser cumplidas. Eso de que hoy no lo resolvimos, pero mañana sí”, es una práctica y un discurso que lleva décadas en boca de la vieja política populista que ahora agoniza en manos de un gobierno centralista y que debe ser vergonzoso para quienes se sientan obligados a levantar sus banderas.
En esta última década Venezuela tuvo la desgracia de llenarse de obras y proyectos incumplidos, de haber comprado sueños con fe y esperanza, porque eran ofertas atractivas para el sentir nacional, como por ejemplo la red ferroviaria de Venezuela, el puerto de aguas profundas en el mar Caribe a las orillas de la barra del lago de Maracaibo, el plan de industrialización del país, el apoyo financiero y tecnológico para el sector agrícola para eliminar la economía de puerto, el eje Orinoco-Apure para conectar a los llanos venezolanos con Guayana y la construcción de la gran ciudad del sur del país, para descongestionar a Caracas. La construcción de una cadena de grandes autopistas, entre ellas la Troncal del Caribe que comunicaría a Venezuela con Colombia por la costa noroccidental, convertir al palacio de Miraflores en una gran Universidad y el juramento de que más nunca tendríamos niños de la calle. Todo esto, y ustedes sabrán cuántas cosas más, seguirán siendo sueños, pero no burlas. O tal vez, no fue su intención, sino que no tuvieron capacidad para hacerlo.
No importa. La esperanza sigue en nosotros, ahora mucho más que antes, porque vemos el futuro más real, menos ambiguo, tenemos menos dudas de lo que realmente queremos y estamos seguros que vendrá un cambio, porque vamos a elegir a un nuevo Presidente, a un hombre joven que sueña el futuro como nosotros. Vamos a abrir las fábricas, a encender de nuevo la chimenea de las industrias para reactivar el empleo y generar bienes y servicios, vamos a sembrar el campo para producir riqueza nacional, para trasladar los beneficios que damos ahora a los productores del campo de otros países, a nuestros propios productores. Vamos a desarmar a la delincuencia, vamos a hacer justicia con la justicia, vamos a promover el financiamiento, el crédito para la construcción y adquisición de viviendas y para montar nuestro propio negocio tanto en la pequeña, como en la mediana empresa y en el comercio. Vamos a hacer de la justicia social nuestra bandera y nuestro sueño. Cuando uno se cae, se levanta, se sacude y vuelve a seguir adelante. Y no miremos el letrerito.
Por: Lenín Valero
Periodista leninvalero1@hotmail.com
@valeromarquez