Acusan a oficialistas de convertir
las elecciones en una guerra
■ Obstaculizan con violencia actos de opositores a Chávez.
■ Van 9 ataques contra candidatos de la Mesa de la Unidad Democrática desde agosto.
■ María Corina Machado, Henrique Capriles Radonski, Pablo Pérez, Nelly Frederick, Julio Borges, Richard Blanco y Wilmer Azuaje han sido objeto de agresiones en los últimos tres meses.
■ Roberto Briceño León, del Observatorio Venezolano de Violencia, afirmó: “El riesgo de perder las elecciones los hace emplear la fuerza”. La ex ministra de Familia, Mercedes Pulido de Briceño, atribuyó las agresiones al propósito de intimidar.
■ Territorialidad: Las declaraciones del ex alcalde de Libertador Freddy Bernal y de grupos oficialistas que reclaman el derecho de controlar los espacios que ocupan, provocaron reacciones de rechazo en el país.
Roberto Briceño advirtió que los nuevos grupos armados son peores que los cabilleros de los años sesenta. María Corina Machado y Nelly Frederick fueron agredidas a tiros este mes.
A las 12:07 pm del sábado 12 de noviembre un hombre armado con una pistola efectuó por lo menos 15 disparos en la redoma del Bloque 36 del 23 de Enero, donde María Corina Machado ofrecía unas declaraciones a la prensa como parte del inicio de su campaña para las primarias presidenciales de la oposición. 35 horas más tarde, a las 11:00 pm del domingo 13, personas armadas tirotearon el vehículo en el que se desplazaba la precandidata a las primarias de la Gobernación de Bolívar, Nelly Frederick. Seis de las balas impactaron la carrocería.
Tanto la aspirante independiente a la Presidencia como la nominada de Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo a la contienda regional respondieron con las mismas palabras: “Este ataque me da más fuerza.
No me van a amedrentar”.
Machado y Frederick no son las únicas candidatas a medirse en las primarias del 12 de febrero que han sido víctimas de hechos violentos, pero sí las que han sido atacadas directamente a tiros. Desde agosto hasta el presente se contabilizan nueve atentados de diferente intensidad contra los dirigentes que adversan al chavismo, dos de ellos contra la diputada.
Violento noviembre:
El 27 de agosto Julio Borges se disponía a instalar la sede del comando de campaña de Henrique Capriles Radonski en Tinaquillo, Cojedes, cuando un nutrido grupo de personas vestidas de rojo, con banderines del PSUV y afiches del Presidente lo insultaron y empujaron hasta hacerlo abandonar el lugar.
El 16 de octubre los seguidores de Capriles se concentraban en El Valle, Caracas, para acompañarlo en una caminata, cuando desconocidos les lanzaron una bomba lacrimógena. El canal del Estado entrevistó a uno de los habitantes del sector identificado con el oficialismo y este señaló que la parroquia era un “territorio liberado” y que la oposición no tenía nada que buscar allí. Ese día Machado y sus seguidores fueron rodeados y golpeados por motorizados afectos al Gobierno en Turmero, Aragua.
Noviembre es el mes que más agresiones ha registrado en 2011 con un total de 5. La primera víctima fue Richard Blanco, quien el día 5 denunció el secuestro de su madre en su casa en Lídice; aseguró que hombres armados efectuaron 70 disparos en el mismo sector e impactaron la camioneta de uno de sus acompañantes.
El 9, Pablo Pérez se reunía con estudiantes de Medicina en la Escuela Vargas de la UCV y supuestos seguidores del Presidente activaron una bomba lacrimógena fuera del auditorio.
El 12 y el 13 de noviembre se registraron los ataques descritos al comienzo de esta nota. El 14, el precandidato a las primarias por la Gobernación de Barinas, el ex diputado Wilmer Azuaje, reclamó a funcionarios de la Alcaldía de Barinas por el retiro de su propaganda y fue golpeado. El sábado 19 dos bombas lacrimógenas fueron lanzadas en la avenida Victoria, Caracas, en una caminata encabezada por Pablo Pérez.
Amarga tentación:
Mercedes Pulido, socióloga y ex ministra de Familia, opina que tales agresiones tienen dos objetivos: reforzar el clima de imposición de ideas e intimidar a los que votarán en las primarias.
Esa lectura es compartida por el sociólogo y director del Observatorio Venezolano de Violencia, Roberto Briceño León, quien agregó que se busca transformar la competencia electoral en una guerra destinada a la destrucción del otro por la fuerza efectiva o por la amenaza. Aunque Briceño explicó que usualmente la violencia entra en la dinámica de la lucha por el poder, lo ocurrido desde agosto tiene otra dimensión: “Creo que el riesgo del partido de Gobierno de perder las elecciones abre la tentación de la violencia para muchos de sus líderes”.
Freddy Bernal, diputado del PSUV, justificó el más reciente ataque contra Machado con el argumento de que ella no debió ir al 23 de Enero. La postura fue rechazada el jueves por el cardenal Jorge Urosa, quien fue tajante al afirmar que en Venezuela “no puede haber territorios vedados a ningún candidato” y exhortó a las autoridades y a dirigentes políticos a garantizar el respeto mutuo.
Guetos del siglo XXI:
Las bandas armadas no son actores nuevos en la política venezolana. Los denominados cabilleros adecos, surgidos a finales de los años cuarenta y vigentes hasta los ochenta, se caracterizaron por sus agresiones contra adversarios sindicales.
Sin justificar esos actos, Briceño aclaró que aquellos se circunscribían al ámbito político, a diferencia de los nuevos grupos armados, que han adquirido otras características. “Los tupamaros son algo distinto, e incluso peor porque definen la violencia como un elemento central de su actuación”.
Pulido añadió otra consideración: “Grupos como La Piedrita, Tupamaro, Alexis Vive, que reclaman una territorialidad exclusiva, se imponen para controlar zonas poblacionales de alta densidad, en cierta forma bajo la protección o vinculados al narcotráfico”.
¿Cómo llega una ciudad como Caracas, en pleno siglo XXI, a tener guetos o espacios prohibidos para cierto grupo de personas? Pulido afirmó que la incertidumbre del chavismo sobre si su líder acudirá a las presidenciales los lleva reaccionar así. “Las declaraciones de Bernal ponen en evidencia la hegemonía que se pretende imponer, pero que al parecer no han logrado”, dijo.
Briceño considera que la existencia de zonas cerradas es inaceptable: “Eso es un retroceso. En el fondo lo que parece es que tienen miedo a que el pueblo escuche otros mensajes y otras voces”.
Por: MARU MORALES
mmoralesp@el-nacional.com
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