“Chávez al final de su mandato, dizque
se va a ocupar de la criminalidad…”
Es una lucha sin cuartel contra quien, con todo los recursos, pretende eternizarse en el poder.
Aferrado al verbo relanzar y asustado porque la UNIDAD opositora va en serio, Chávez sigue reeditando viejas promesas obscenamente incumplidas. Dice haber entregado viviendas jamás edificadas y miente al afirmar que Pdvsa ha hecho enormes inversiones en la Faja, a sabiendas de que ni siquiera invierte en mantenimiento. Repite las edulcoradas cifras del BCV sobre un crecimiento (sin desarrollo) sustentado en gasto corriente desaforado y en nuevos endeudamientos ruinosos para el futuro del país. Crecimiento que el economista José Guerra define como empobrecedor porque no genera empleo, ni actividad productiva y depende de las importaciones que aumentaron 21,6%. Se desploma, además, el sector alimentos en un 9,1%, los pobres padecen una inflación que supera el 30% y vivimos de apagón en apagón, entre otras muchas desgracias nacionales.
Renueva el oxidado embuste del magnicidio en la mente maligna del Imperio y lo asocia al plan nuclear iraní en el que ha involucrado peligrosamente a Venezuela. Acusa a la oposición de violenta obviando que este año terminará con más de 19 mil crímenes, el secuestro se ha sextuplicado y se extiende hasta miembros del cuerpo diplomático sin que las autoridades se inmuten. El terrorismo rojo quema vehículos en la UCV y dispara a mansalva contra María Corina Machado, a quien Freddy Bernal, el mismo que organizó y financió al malandraje para defender la revolución, recomienda no entrar en territorio chavista. Espoleado por la cercanía electoral y las protestas laborales, Chávez promete reformar la LOT y regresar a la retroactividad de las prestaciones, a cambio de erradicar el sindicalismo libre y crear una CTV paralela, y hasta su propio colegio de médicos, a fin de legitimar como galenos a quienes no lo son. Jura, ¡otra vez!, que daría su vida por los pobres a cuyos hijos menores prometió un aporte de Bs 300 mensuales. Se inventa que está “sanito” aunque su rostro y cuello hinchados amenazan con explotar.
Mientras sus jueces decretan la muerte del comisario Henry Vivas, del diputado Mazuko al negar que reciban atención médica para el avanzado cáncer que padecen y quién sabe si también la muerte del colega Leocenis García con su presunta inclusión forzada en el Hospital Militar (recordemos al mártir Brito) el Chávez con cáncer presume de un sentimiento cristiano que no practica y anuncia el relanzamiento de la misión “José Gregorio Hernández” para atender enfermedades catastróficas como la suya, misión que había sido lanzada en marzo de 2008 y relanzada ahora por la urgencia electoral.
Con la proximidad del debate de los 5 precandidatos (a quienes, en clara autoproyección, calificó de “jinetes del Apocalipsis) las dádivas, promesas e insultos se acrecentaron. La cadena de más de dos horas emitida antes del evento ya era signo de su desasosiego. Todos vimos un debate caracterizado por la inteligencia, carisma, espíritu democrático, decencia, conocimiento de los problemas nacionales -con soluciones para el gravísimo problema de la inseguridad- y, sobre todo, de visible UNIDAD. En los cinco está la promesa de una nueva Venezuela. Del cambio que el mismo Chávez avizora. Por eso su ofensiva adquirió rasgos desesperados. Convoca al alto mando militar, reconoce en cadena que “la inseguridad es uno de los más graves problemas que aquejan a Venezuela” y presenta una improvisada “Guardia del Pueblo” que, al final de su mandato, dizque se va a ocupar de la criminalidad, cuadruplicada en sus 13 años de desgobierno sin que haya aplicado medida eficaz alguna. ¿Por qué no han actuado los cuerpos de seguridad si tienen detectadas a miles de mafias criminales del narcotráfico que operan en los barrios? Si Chávez reconoce ahora que la inseguridad es el principal flagelo del país, ¿por qué en el presupuesto de 2012 sube 130% los gastos militares (incluida la chatarra rusa) y solo 30% para combatir el delito?
Los meses por venir son difíciles y así debe entenderlo la oposición. El Chávez inescrupuloso tiene a su servicio a la criminal mafia cubana, experta en atrocidades con las cuales han sojuzgado al pueblo cubano por más de 50 años. Como advierte el colega Bocaranda “las misiones van más allá de una sana política pública”. Van como un chantaje electoral avalado por los poderes públicos y financiado por los recursos del Estado. La cómplice presidenta del CNE enmudece cuando Chávez convierte cada cadena en abusiva propaganda electoral. Esto no es una fiesta democrática. Es una lucha sin cuartel contra quien, con todo los recursos, poderes y armas a su antojo, pretende eternizarse en el poder hasta el 2031. Así que a votar en masa en las Primarias y el 12 de Octubre de 2012.
Por: MARTA COLOMINA
mcolomina@gmail.com
domingo 20 de noviembre de 2011
