El Gobierno venezolano apoya
a sicario Carlos “El Chacal”
■ Aprendió sus primeras lecciones de clandestinaje en Miami a principios de los 60.
El famoso terrorista venezolano Carlos El Chacal, actualmente en medio de un juicio en tribunales franceses por su participación en atentados terroristas en Francia en la década de los 80, aprendió sus primeras lecciones de clandestinaje en Miami a principios de los 60.
El Chacal, que cumple en una prisión francesa cadena perpetua desde hace 17 años por el asesinato en 1975 de dos agentes de la contrainteligencia francesa y un informante, residió en Miami en 1961 junto a su padre José Altagracia Ramírez, y fue detenido en una ocasión por el FBI.
En una carta publicada en 2003, el Chacal dijo que vivió a principios de 1961 en una residencia a dos cuadras del estado Orange Bowl, junto a su familia. Carlos había residido previamente en Bogotá, Colombia, donde su padre, uno de los fundadores del Partido Comunista de Venezuela, se mantenía en el exilio.
La familia de El Chacal era vigilada por agentes del FBI que investigaban los grupos de conspiradores, que desde Miami apoyaban o financiaban a civiles y militares que buscaban derrocar al entonces presidente de Venezuela Rómulo Betancourt.
La estadía de El Chacal en el sur de la Florida coincidió con la de otro famoso venezolano, el dictador Marcos Pérez Jiménez, que vivía exiliado en Miami Beach.
Pérez Jiménez había llegado a Miami procedente de República Dominicana en marzo de 1958, y estaba siendo solicitado en extradición por la administración Betancourt. Según documentos a los que tuvo acceso Debate Latino, el dictador era constantemente vigilado porque financiaba conspiraciones militares desde su mansión de Indian Creek, en Miami Beach.
La constante vigilancia que el FBI mantenía sobre el padre de Carlos El Chacal, enseñó al futuro terrorista las primeras lecciones sobre cómo organizar actividades clandestinas.
“Yo vigilaba si las patrullas del FBI estaban en los parajes para que nuestros invitados pudiesen moverse sin contratiempos”, relató Carlos en una misiva publicada en 2003.
Los “invitados” eran conspiradores venezolanos que se refugiaban en Miami porque eran buscados por las agencias de seguridad del gobierno de Rómulo Betancourt, que compartía información con las agencias federales norteamericanas.
El Chacal dijo que en una ocasión, fue detenido “preventivamente” por agentes del FBI que estaban siguiendo la pista de algunos amigos de su padre, y que eran solicitados por la justicia venezolana.
La experiencia paternal fue decisiva en la formación del carácter del joven.
“Mi padre me enseñó las reglas de la conspiración, y me guió en los trabajos prácticos de la clandestinidad, a moverme bajo observación de servicios de inteligencia, y a servirme de la acción de sus agentes, especialmente de los de sexo femenino”, escribió El Chacal, en una misiva publicada por el diario VEA.
En recientes declaraciones, Carlos, de 62 años, ha admitido que sus ataques terroristas produjeron “entre 1,500 y 2,000 muertos”, en una entrevista con el diario El Nacional de Caracas. Se comparó con el líder cubano Fidel Castro pero aseguró que Castro “mató más gente”.
El terrorista ha declarado su afinidad con el presidente Hugo Chávez, y ha recibido las muestras de admiración y solidaridad que el propio Presidente Chávez le ha profesado desde que llegó al poder.
Carlos incluso se ha ofrecido a ayudar a Chávez “a vigilar con las armas” a su propio gobierno, en caso de que sea excarcelado.
Por su parte, Chávez le respondió con elogios. “Fue en verdad un luchador revolucionario. ¡Yo lo reivindico, qué me importa lo que digan mañana en Europa!”, declaró en un discurso en 2009.