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FREDDY LEPAGE: Cadenas contra debate

Aquí y ahora

 

El pasado debate de los candidatos de oposición, celebrado en la Universidad Católica Andrés Bello, ha dejado muy clara la fortaleza que ha cobrado la alternativa democrática de cara a las elecciones de 2012. Fue una oxigenante bocanada de aire fresco ante el atosigamiento del autoritarismo del pensamiento único encabezado por Hugo Chávez.

El país entero se dio cuenta de que la contienda electoral se presentará de manera y condiciones distintas de oportunidades anteriores. Eso lo sabe el teniente coronel que, desde ya, se dispone a preparar su arsenal de ventajismos, descalificaciones, improperios y utilización grosera no sólo de los fondos del petroestado venezolano, que tiene a su entera disposición, sino también de la poderosa maquinaria comunicacional que ha creado en estos años de (des)gobierno.

Por los momentos no sabe cómo manejarse ante cinco candidatos que, dígase lo que se diga, están haciendo su trabajo, y muy bien. Los rounds de sombra que antes hacía contra un solo contendor, se le multiplican por cinco, como si estuviera inmerso en un juego de espejos del cual no sabe cómo salir. De allí que tenga que apelar a lo único que parece saber hacer: jugar con ventaja.

Pero, esta vez las cosas no se le presentan fáciles. Tendrá que hacer de tripas corazón, como se dice en criollo.

Todavía suda el impacto mediático causado por la presencia de los precandidatos que, cada uno a su estilo y talante, sortearon las preguntas, de manera democrática y civilizada. Sin agresiones a sus compañeros de competencia, ciñéndose a sus convicciones y modo de ver el país después de 2012. La Venezuela que, sin lugar a dudas, resumirá la vuelta a la patria (parafraseando a Pérez Bonalde), democrática e incluyente por encima de todo, donde no se estigmatice y se persiga al que piense diferente.

Pero Chávez y sus asesores, pensaron que aplicando la vieja máxima de que el que pega primero pega dos veces, predeciblemente, sacaron del sombrero su mejor expediente: las interminables cadenas que ha vuelto a retomar, a pesar de su enfermedad y, obviamente, a costa de su salud. Igualmente, raspa la olla de la piñata petrolera para seguir comprando conciencias, al filo de las necesidades de la gente.

Así, tuvimos que calarnos la seguidilla televisiva y radial que intentó, sin lograrlo, minimizar el fulminante impacto del debate que, dicho sea de paso, es sólo un escalón más en la larga carrera, llena de obstáculos y trapisondas, que representa la venidera elección presidencial.

Claro, Chávez no es el de antes. No cuenta con el envión de tiempos pasados. Hay una mayor conciencia sobre los innumerables atropellos y despropósitos que está acostumbrado a hacer y sus consecuencias negativas. Por eso, no se atrevió a sabotear el debate con una cadena más larga, sino que, por primera vez, dio algún respingo obligado de respeto hacia el adversario.

Pero no hay que hacerse muchas ilusiones, el zorro pierde el pelo pero no las mañas. Además, el único expediente que le queda es el de las cadenas y el de la repartidera de dinero. Para eso está apertrechado con suficientes recursos que maneja a discreción, sin freno ni controles.

Sin duda, fue un evento importante que, al menos por los momentos, ha marcado la agenda nacional. Proyectos, propuestas e ideas fluyeron libremente en un ambiente de compresión y de camaradería revitalizadora. Ganó la democracia, perdieron el dogmatismo, la arrogancia, el despotismo y un estilo caduco de gobernar…


Por: FREDDY LEPAGE
@freddyjlepage
Política | Opinión
EL NACIONAL