“Los que en algún momento pensaron que
habíamos arado en el desierto…”

No lo decimos por vanidad, sino por la honra que sintió el venezolano al ver el debate televisado de los cinco (5) aspirantes presidenciales de la unidad democrática. Cada venezolano vivió en ese momento su satisfacción personal y la riqueza que encontró en la diversidad, génesis de las sociedades democráticas del mundo y fundamento para la dialéctica histórica. Podemos estar seguros que fue la noche cuando lloró el que actúa en las tinieblas de la oscuridad, porque en esos momentos del encendido de las luces de la juventud se iluminó al nuevo líder de Venezuela.

Los que en algún momento nos sentimos afligidos, porque pensábamos haber perdido lo poco o mucho que habíamos construido, o porque tal vez habíamos arado en el desierto, hoy podemos decirle al mundo que en nuestros jóvenes, en nuestros hijos estaba sembrado nuestro futuro y nada ni nadie los hará regresar a los pensamientos totalitarios y militaristas del pasado. No lo decimos por arrogancia, sino por conciencia, por la convicción que sentimos y vimos la noche del lunes (la noche de las luces). La visión constructiva y humana que expresaron todos los candidatos en sus intervenciones, le transmitió al país que hay futuro y es para todos sin exclusión.

En sus discursos expresaron correctamente las ideas sobre los tres temas que abordaron: seguridad, empleo y educación. Unos fueron más precisos que otros en uno u otro tema, pero todos sus razonamientos estuvieron cargados de contenido y de entusiasmo, lo que les hacía ver el conocimiento, la capacidad y la convicción que tienen para la solución de los problemas más sensibles que vivimos actualmente los venezolanos. Lo hicieron con sencillez, sin darle golpes a la mesa, ni amenazando a nadie, a excepción de Diego Arria, quien ratificó su decisión de llevar sus acusaciones contra el Presidente Chávez, el próximo 21 de este mes ante el Tribunal Internacional de La Haya.

Este debate preparado por el propio movimiento estudiantil de las universidades públicas y privadas del país, nos permitió además a los venezolanos, observar que tenemos realmente un nuevo liderazgo y el líder que nosotros ya sentimental o políticamente perfilamos entre ellos, no será una figura aislada, será la voz de todos y la fuerza de un pueblo que lo acompaña. El ganador el 12 de febrero en las elecciones primarias, inmediatamente después, se convertirá en el defensor y propulsor de más de la mitad de un país que desea un cambio.

Muchas personas nos preguntarán: ¿Quién ganó el debate? La respuesta es que todos ganamos, porque se logró demostrarle al país que hay una opción de victoria, que tenemos hombres y mujeres capaces para gobernar nuestra nación y para liderar un proyecto de modernización del Estado venezolano. Justo es decirlo, unos se destacaron más que otros, pero todos se destacaron más que el adversario, quien se asomó y permaneció dos horas antes en la ventana de la pantalla, tal vez asesorado por alguien que quiso hacerle un bien, pero se equivocó. No lo mostró en su mejor momento.

La realidad es que la victoria será la suma de todos ellos, la suma de todos los aspirantes de la unidad democrática y lo que en sí representan. Será la victoria, inclusive de quienes retiraron sus candidaturas, porque lo hicieron para facilitar el camino, tal como lo dijo Oswaldo Álvarez Paz. Entretanto, a nosotros nos queda la tarea de promoverlos. Adelante compañeros.

Por: Lenín Valero
Periodista leninvalero1@hotmail.com
@valeromarquez