Artillería de Oficio
Han pasado meses desde que Hugo Chávez anunció su enfermedad: un cáncer misterioso, tema obligado en sus reality show, aderezados con llantos colectivos, “cocos raspaos”, rezos en persa y hasta en papiamento que se transmiten en cadena nacional, pero le niega al país un diagnóstico oficial, emitido por una junta médica que informe su estado real de salud. Negar un parte médico es asumir que existe un pronóstico nefasto, por eso en Cuba garantizan el secretismo -rasgo clave de las dictaduras- y como en el caso de Fidel, cuando delegó el poder en su hermano Raúl, aquí también se dispararon las conjeturas sobre su pronóstico de vida, hasta que apareció Salvador Navarrete, que fue uno de los médicos del Presidente y de su familia. Ligado desde el inicio al proceso revolucionario, con amplio conocimiento del paciente desde su ascenso a la presidencia, éste cirujano venezolano terminó con el secreto de Estado y anuncio el diagnóstico que se negaban a revelar: miosarcoma, con pronóstico de vida no mayor a dos años (se desconoce la fecha del diagnóstico). Además, el médico suma una descripción de algunos padecimientos psiquiátricos, su trastorno bipolar, tratado en un principio por el tristemente célebre psiquiatra Edmundo Chirinos, así como su obsesión paranoide en contra del personal venezolano y su entrega absoluta a los cubanos, que controlan su salud y el país.
El médico alerta sobre las consecuencias de mantener a un enfermo terminal, con psique inestable, en el cargo más importante del país. Dado el silencio gubernamental, su incapacidad de mostrar el diagnóstico firmado por un especialista, podemos asumir como ciertas las declaraciones Navarrete y en el peor de los casos, inferir, que podría estar en fase terminal. Dentro del marco político nacional la salud presidencial genera cuadraturas y abre muchas interrogantes:
1) En lo interno del oficialismo se desato la guerra por la sucesión. Todos los poderes se están cuadrando con su grupo de conveniencia -Maduro, Jaua, Cabello y Rafael Ramírez apostando por una sobrevivencia que les permita mantener el estatus y la impunidad, con la que algunos han construido grandes fortunas.
2) En la Fuerza Armada -ante los graves pronósticos-, el general Rangel Silva y miembros del Alto Mando evalúan la posibilidad de un golpe de Estado. En sus declaraciones a Milenio de México, Navarrete plantea que si fallece el Presidente antes de las elecciones “los militares tendrán que tomar el poder por un tiempo”.
Se trataría de un golpe de Estado que desencadenaría un contragolpe y una cadena de indeseables eventos militares, que darían al traste con las elecciones.
3) Mandos medios de la Fuerza Armada: han surgido facciones en los diferentes componentes para respaldar la Constitución y en caso de desaparición del Presidente, hacer cumplir la ley al pie de la letra. Para evitar cualquier reacción de los capitanes, el Alto Mando redujo drásticamente el número de soldados en los batallones y dejó los parques de armas en manos de los comandantes de unidades.
4) Sociedad civil: aunque sectores en la MUD, se niegan a la posibilidad de una renuncia por incapacidad, en la sociedad civil claman por una junta médica imparcial que evalúe la salud del mandatario y en caso de confirmar el diagnóstico de Navarrete sobre el miosarcoma y los trastornos psiquiátricos que impiden ejercer plenamente la Presidencia, se le exija al mandatario su renuncia inmediata y la ascensión al poder del vicepresidente, Elías Jaua, hasta las elecciones de octubre de 2012, cuando escojamos un nuevo gobierno democrático.
Por: MARIANELLA SALAZAR
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