Llegán los restos de CAP para
ser sepultados en Caracas
De él no me gustaría hablar de su muerte, sino del renacer de su espíritu democrático. Vamos a sepultar sus restos como entierra el batallón a un soldado caído en la batalla. Honores al Presidente, honrar su compromiso de demócrata y homenajearle con la presencia de su pueblo y del nuevo liderazgo que él soñó y que para su gloria, si Dios quiere y la Santísima Virgen, los verá triunfar en la nueva batalla del 7 de octubre de 2012.
Su larga historia política arrancó a partir de la muerte del General Juan Vicente Gómez en 1936. Para esa época tenía 14 años, y en 1945 formó parte de “la revolución” de octubre, encabezada por Rómulo Betancourt y que según él y todos sus partidarios buscó trazar la pauta de la libertad y la democracia en Venezuela. Luego vivió exiliado en los años de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, y en 1958 formó parte de quienes combatieron por la democracia y el sostenimiento de sus nacientes instituciones. En su caminar dejó muchos adversarios vencidos, quienes al final en cayapa en mayo de 1993 logran defenestrarlo, lo que lo motivó a decir: “Yo hubiera preferido otra muerte”.
El Presidente Pérez contó todo su testimonio al profesor Agustín Blanco Muñoz, de la cátedra “Pío Tamayo”, en su libro: ¡Yo Sigo Acusando! Una extraordinaria obra histórica, escrita por este catedrático universitario, adversario de la filosofía socialdemócrata y militante de la izquierda real venezolana. Comenzó el trabajo de este libro en 1979 y lo concluyó en el 2010, a pocos días de la muerte del Presidente que se produjo el 25 de diciembre pasado a sus 88 años de edad. En esa publicación encontramos la realidad, la desnudez de la política venezolana de las últimas cinco décadas.
He intentado en este artículo no escribir nada personal de mi aprecio y respeto al Presidente Pérez, pero veo que es imposible escribir sin sentimiento. Una vez me dijo en su casa: “vamos para el comedor, que allí es donde los andinos hablamos mejor”. Le manifesté mi preocupación por las debilidades del gobierno y allí sentí la gran confianza que él tenía en su liderazgo. Y en realidad ese liderazgo se lo sudó él. Lo consolidó en su primer gobierno, y diez años después conquistó a su partido de afuera hacia adentro, de la masa hacia la cúpula, y logró ser candidato presidencial para ser Presidente nuevamente. Dejó muchos adversarios dentro y fuera de su partido, pero nunca pensó que eran hombres de rencor.
Su amor se lo entregó a la democracia. Intentó hacer un Estado moderno y no lo logró, pero abrió el camino con el inicio del proceso de descentralización, la elección de los gobernadores y alcaldes y la transferencia de competencias y recursos a los estados y municipios del país. Ese proceso erosionó al poder central. Hablé de nuevo con él en Miraflores, a mi regreso de Alemania, donde había asistido a una convocatoria de parte del Primer Ministro, Helmut Kohl. Le manifesté que allá se había profundizado el proceso de descentralización, donde el Primer Ministro era el jefe de gobierno y el Presidente de la República se ocupaba de los asuntos especiales del Estado, por lo tanto era necesario nombrar un Primer Ministro en Venezuela.
Él conocía a profundidad todo aquel proceso y estuvo de acuerdo, pero entendí que ya era tarde. El parlamento tenía que actuar y lo estaba haciendo, pero no a favor del Presidente. Les comento esto, porque la descentralización es el camino para la modernización del país, para acercar el poder al pueblo y debemos avanzar en esa dirección. Dentro de un año vamos a nombrar un nuevo Presidente, pero vayamos pensando en la autoridad del Vicepresidente, para que haga las veces del Primer Ministro. Gracias Presidente Pérez por el camino que trazaste, te recordaremos siempre y tus restos pueden descansar en paz.
Por: Lenín Valero
Periodista leninvalero1@hotmail.com
@valeromarquez