Estimada e irreal señorita Diosa:
Dios, su creador, sabe lo que hace. En un país lleno de cosas alarmantes, de ministerios que no funcionan, con un gobierno empeñado en llevarnos a la Edad Media, en medio de tanta hipocresía y pacatería comunista que se parece tanto a la fascista, en medio de ladrones que matan, caudillos cursis y egocéntricos, políticos mediocres, amenazas a las libertades básicas, en fin, en medio de tanta angustia que nos tiene hartos, aparece usted como lo que es: ¡una diosa! Usted no tiene que hablar para comunicarse, sólo debe despojarse de su ropa y todos entenderemos lo que quiere expresar con el lenguaje de su cuerpo perfecto; pero asumiendo que usted no quiera decir nada, ¿a quién le importa? Su sola presencia lo dice todo. Uno comienza a entender una cantidad de cosas que no sabía, incluso, uno se da cuenta que no sabía casi nada de nada.
Usted, señorita Canales, a su corta edad, es más importante y ha hecho mucho más que Madame Curie, Teresa Carreño, Isadora Duncan, Sofía Ímber, Manuelita Sáenz, Meryl Streep, Milagros Socorro, Teresa de la Parra, Marilyn Monroe, La Duquesa de Alba, Matahari, Teresa de Calcuta, Indira Gandhi, Ibéyise Pacheco, María Callas, Rosita de Flores, Evita Perón, Juana de Arco, Mara Comerlati, Jacqueline Kennedy, La reina Isabel, Paula Quinteros, Yoko Ono, Carolina Herrera, Madonna, María Laprea y Coco Channel.
No le haga caso a nadie que la quiera vestir, recuerde que si es mujer lo hace por envidia y si es un hombre por pato. Me encantó su propuesta en caso de llegar al Congreso: “Que todo el mundo por ley ande desnudo”, es más, se me ocurre que usted es la mejor candidata de la unidad, usted es de derecha, de izquierda, de adelante y de atrás al mismo tiempo y para serle sincero es más bonita que Henrique Capriles, Leopoldo López y que Pablo Pérez juntos, y ni hablar de Ledezma.
Le advierto que así pensamos todos los hombres de Venezuela. Lo que pasa es que no se atreven a decirlo como yo, que no puedo perder más de lo que ya he perdido por su culpa. Le explico: antes de aparecer Diosa Canales en el espectro mediático en Venezuela, yo tenía un hogar y creía ingenuamente que era feliz junto a mi esposa y mis cuatro menores hijos. También tenía novias y amigas con derecho, pero, señorita Diosa, lo he perdido todo por sincero y por hacer pública mi admiración por lo que usted tiene o no encima.
Me encantan sus amenazas de quitarse la ropa en todas partes y, por supuesto, más aun cuando las cumple. Cómo olvidar el primer desnudo en Twitter. Odiaba el fútbol, pero cuando usted dijo que si ganaba la Vinotinto se quedaría públicamente china en pelota, recé y recé para que ganara no sé qué campeonato. Ahora odio más al futbol desde que ese equipo prácticamente la vistió.
Señorita Diosa: fui maleteado por todas las mujeres que amo, mis hijos no me hablan, mis amigos intelectuales y mis colegas escritores y periodistas también me alejaron de su círculo y que por frívolo, aunque estoy seguro de que esto lo hicieron por presión de sus respectivas cuaimas.
Diosa, ¿te puedo tutear? Estoy en la calle, lo único que cargo conmigo día y noche es tu calendario y la revista Playboy: cada vez que los abro, me arrodillo y rezo.
En esta voluntaria agonía sólo espero de ti que vengas desnuda y me acojas en tu seno, o mejor, si se puede, en los dos, claro, si no es mucho pedir… digo yo.
Por: CLAUDIO NAZOA
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