“El culto al líder único..”
El dios Canaima debe estar indignado. Tiene fama de ser el dios del mal, pero de pronto le surgió un impostor, que comenzó por utilizar su nombre y usar otros venenos distintos a los de la gran selva donde mora y reina. Con su nombre venezolano y ancestral ahora se suministran otros venenos. Sin saber lo que hacían y pretendiendo fungir de patriotas, los estrategas de la revolución bolivariana bautizaron con el nombre de Canaima las computadoras portuguesas que el Gobierno reparte a los niños.
Dicen que han entregado cerca de 2 millones, pero nunca se sabe porque el régimen jamás se rige por la verdad. Una cosa es lo que dicen y otra distinta lo que ocurre. Igual que con los libros de texto para estudiantes, de los que alegan haber entregado 12 millones y, al parecer, la cifra es mucho menor. A los embusteros nadie les cree, y si algún día usan la verdad es como si mintieran. Esa es una característica del gobierno bolivariano.
Muy ufano, el Presidente de la República le anunció al país desde Lisboa que Portugal produciría computadoras para los niños. Una buena idea, sin duda. Habría sido mejor si las produjéramos aquí, pero como esto es imposible, la gente se conforma con la buena idea aunque sea incompleta. Lo que no dijo el jefe del Estado era que el regalo que recibirían los niños venía con caramelos envenenados. Una cosa son las computadoras hechas en Portugal y otra los diabólicos contenidos made in Cuba con que las han programado para alimentar a la infancia venezolana.
Como si estuviéramos en la URSS de José Stalin, en la China de Mao o en la Alemania de Hitler, cuando los niños navegan con sus computadoras se encuentran con el rostro y el pensamiento único del Gran Benefactor, el autor del regalito. Así, los niños venezolanos volverán a recorrer al revés los caminos sinuosos de la historia venezolana, volverán a los tiempos del personalismo de los caudillos.
Una cuestión un poco cursi, si a ver vamos, pero que está incorporada a las computadoras, y los niños, ingenuos, inocentes, desprotegidos, verán al jefe del Estado que les hace el bello regalo como un dios todopoderoso, y además, bondadoso, generoso, magnánimo. Canaima escondido dentro de Canaima.
Los programas le enseñarán a los niños que el “socialismo del siglo XXI” es la “fuerza de los pequeños”. Nunca se vio mayor descaro que este, pretender hacerles ver que en el socialismo del siglo XXI está el poder de las criaturas venezolanas. No hay mayor perversión. Es una ofensa a los padres y a la dignidad de los venezolanos el pretender corromper y alterar la formación de la niñez y condenar a los niños a un papel de robots del jefe único y de la tontería única.
No hay acción del Gobierno que no esté inspirada en la captura de la mente y de los sentimientos del venezolano. Engañar a los niños es una conspiración diabólica, y así debe combatirse.
Por: Redacción
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EL NACIONAL