El Método del Discurso
Razones políticas, aparte de un sentido elemental de la decencia, exigen hablar de la enfermedad del Presidente con prudencia y no crear expectativas que le sirvan electoralmente. Mientras más se difunda la noción de la gravedad terminal de su mal, más se reforzará su mensaje de que las fuerzas del más allá, cristianas y no cristianas, lo apoyarán en 2012, cuando vencerá hasta la muerte, bendecido por los poderes de los Llanos, y el mismo José Gregorio. Chávez sería la encarnación del superhombre de Nietzsche.
Todo lo que se dice sobre el cáncer de Chávez son especulaciones de personas que han visto fallecer a un hermano o a un amigo, y analizan las quimioterapias hasta el tiempo de sus apariciones públicas.
Olvidan que así como algunos mueren en semanas, otros sobreviven mucho tiempo.
Chávez está dispuesto a jugarse la salud en una campaña presidencial, es su decisión.
El país tiene el derecho de exigir un parte médico dado por un oncólogo reconocido para estar seguro de que esa enfermedad tan cruel no le impedirá gobernar.
El presidente Lugo del Paraguay informó sobre su cáncer, también perdió el cabello y se le hinchó la cabeza, aunque menos que a Chávez. Se trató en un famoso centro médico de Brasil, delegó el mandato un tiempo y cuando los oncólogos lo declararon curado volvió a ejercer sus funciones de jefe del Estado, sin aspirar a la reelección.
En Venezuela la enfermedad se ha cubierto de un manto de misterio para utilizarla políticamente; se ha apelado a la religiosidad popular con la ayuda hasta de un obispo y la intervención de chamanes.
Recientemente, se organizó una cadena de oraciones por la salud de Chávez, el vicepresidente Jaua inmediatamente intervino para aclarar que Chávez no estaba muriendo.
Nuevamente la MUD acierta en no hacer depender sus decisiones de la enfermedad, no actuar según especulaciones, consciente de que quizá más de una sorpresa nos espera y que, en definitiva, Chávez intentará ser candidato. Mientras más se hable sobre la inminencia de un desenlace fatal, más su recuperación, real o supuesta, influirá en el pueblo.
En Colombia dicen “el famoso gurú Sai Baba, considerado un dios, murió de un paro cardiaco, y Krishnamurti, de cáncer pancreático. Y eso que se mantenían meditando, orando y prodigando buenos deseos”.
Chávez ha preferido su destino político a su propia salud, es su decisión. El país tiene la obligación de exigir una información científica y seria, sobre los candidatos presidenciales, la posibilidad de que si ganan las elecciones ejerzan a plenitud sus funciones administrativas. Hay que hablar sobre la enfermedad del Presidente desde el punto de vista del ciudadano. ¿Escogeremos como mandatario a un hombre enfermo? ¿O dejaremos que nos guíen las fuerzas del más allá? El discurso mágico, esa explotación de fuerzas irracionales, es un arma política terrible, aunque después Chávez pague también un precio por utilizarla, está jugando con su vida, nosotros también nos jugaremos en 2012 nuestro destino.
Aunque no se construyan viviendas, la nueva ley de arrendamiento acabe con el alquiler, nos maten en la calle, la inflación arruine a los pobres, ¿las fuerzas del más allá votarán a favor de Chávez? ¿O votaremos por el que ofrezca la posibilidad de una vida mejor, aquí y ahora? En el paro de 2002 una virgencita en la plaza Francia, en Altamira, respaldaba a la oposición. ¿Cree Chávez en Dios?
Por: FAUSTO MASÓ
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