Aquí y ahora
Últimamente, los fieles seguidores del comandante máximo de la revolución bolivariana se han dado a la tarea no de defender el proceso, al cual están “entregados en cuerpo y alma”, sino de iniciar una suerte de guerra cibernética hackeando las cuentas de distintas personalidades opositoras.
Este “revolucionario” mecanismo de defensa de lo indefendible consiste en, por una parte, bloquear el acceso de la persona a su cuenta y, por la otra, enviar mensajes falsos en una flagrante violación de las normas éticas y jurídicas existentes.
Ahora bien, esos feroces guerrilleros cambiaron el fusil, las inhóspitas y escabrosas montañas y la guerra de guerrillas por una cómoda posición en el ciberespacio, alimentado de computadoras, sistemas binarios y complicadísimas fórmulas algorítmicas. Es decir, se han adentrado, con los ojos vendados, en lo que los expertos militares llaman “guerra de cuarta generación”, tan utilizada en estos albores del siglo XXI.
Conforman una especie de aventajados y privilegiados cerebros, dispuestos a quemar cuantas neuronas sean necesarias a los efectos de como ellos se han tomado la molestia de aclarar destruir cuanta cuenta Twitter o correo electrónico tenga la audacia y el atrevimiento de diferir del pensamiento unidireccional de Chávez o hacer alguna crítica a su gestión de gobierno.
¡Vaya, pues! Menuda tarea se han impuesto estos Che Guevara de nuevo cuño: nada más y nada menos que la de censores del pensamiento libre y democrático y cancerberos del mineralizado, gastado y desvencijado, legado político de la Venezuela chavista.
En los regímenes totalitarios le tienen miedo a la libre circulación y difusión de las ideas y del pensamiento en general, mediante las nuevas herramientas democratizadoras nacidas al calor de la “revolución de la informática”. China, creó un cuerpo especial de 80.000 ciberpolicías a los fines de evitar propagación de opiniones y noticias contrarias al Partido Comunista y al régimen.
Amén de bombardear utilizando bloggeros tarifados la opinión pública con notas de contrainformación y mensajes favorables.
Sinceramente, creo que el efecto que buscaban de silenciar voces disidentes se les va a revertir en el corto plazo. Es más, lo que han hecho es una tarea inútil, baldía y contraproducente. Agradecidos deben estar aquellos que tuvieron el honor de ser incluidos en tan selecta e ilustre lista, fácilmente detectados por los disidentes y por la población en general.
Con toda sinceridad debo expresar que no dejo de sentir cierta sana (por supuesto) envidia… Bienaventuradas las “victimas” de la ira y los arrebatos viscerales de quienes cometieron tales atropellos y despropósitos. Eso quiere decir que sus opiniones y señalamientos cuentan, y mucho. Sobre todo ante un régimen que ha ido creando, pacientemente, su propio imaginario sobre conspiraciones, magnicidios, golpes de Estado y cuanta cosa se les ocurre para justificar y desviar la atención de su pésima gestión pública a favor de la gente.
Entonces, como guerra avisada no mata soldados, de ahora en adelante deberemos rompernos los sesos para crear complicadas y encriptadas claves alfanuméricas que sean lo suficientemente difíciles de descifrar por la Cantv y los organismos de seguridad cubano-venezolanos adscritos a Miraflores.
Por lo pronto, les adelanto cuál será mi nueva clave: Ç0#0sdm@&%e. Si la logran descifrar, por favor, no me respondan igual…
Por: FREDDY LEPAGE
@freddyjlepage
Política | Opinión
EL NACIONAL