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ELIDES J. ROJAS: El chavismo entre sus pobres y sus ricos

“El mercado rojo, o lo que queda…”

 

■ Chavistas ricos y chavistas pobres a la espera de las nuevas ofertas del líder máximo.

Dura la cosa para micomandantepresidente en materia de preparar el saco de promesas de cara al 2012. Es verdad que los comicios se realizarán cuando el líder intergaláctico lo decida, o cuando el cáncer haya dejado margen suficiente para que el militar se pueda mostrar más fuerte como candidato a arreglar su propio desastre, su obra.

Tener el dominio de todas las instituciones y, como si fuera poco, ser el amo de hombres y mujeres puestos ahí en los cargos donde está la cosa, es una ventaja considerable. Pero, a la hora de la verdad ni Gadafi, un criminal, violador y esclavista, comparado en mala hora por micomandante con Bolívar, pudo aguantar el peso de la inconformidad popular.

Aquí lo que queda es una sensación de liderazgo e imbatibilidad que a estas alturas no es más que un mito. Ya Chávez no es el mismo. Lo que le queda es mercado. Un mercado de pobres y ricos, paradójicamente.

Y ese es el problema. Se trata de dividir claramente a los chavistas de amor sin frenos y los que ven en Chávez la fuente de su actual o futura riqueza. Los primeros creen que Chávez ganará para salvarlos. Los segundos quieren que lo haga en su beneficio. Unos lo quieren porque todavía, a pesar del fraude y del engaño, siguen creyendo en su palabra y, otros, la gran mayoría de los rojos de embuste, lo respaldan en razón de la defensa rodilla en tierra del montón de dólares arrumados en la banca extranjera o invertidos entre La Lagunita y el Country Club. Esa es la clave a la hora de definir qué prometerá el comandante y a qué tipo de fieles apuntará su lengua.

El mercado rojo, o lo que queda, está dividido en dos. En cobeados pobres con esperanza y los nuevos ricos revolucionarios que no son tantos como los del primer grupo, pero, como se sabe, ahí siempre está el poder. Sean militares, antiguos izquierdistas o empresarios aprovechadores, Chávez es un cheque, una mina. Ahí está la plata, el yate, la casa de playa en Bermudas y los euros en Suiza.

Y esto plantea un problema comunicacional: ¿Qué decir y qué prometer a sus dos mercados naturales?

Para los nuevos ricos disfrazados de revolucionarios, que en casi 13 años han crecido al mismo ritmo que las fincas de los chavistas, el mensaje está claro. Habrá más plata. Cuidadito y me traicionan. Lo que tienen me lo deben a mí. Esa es la línea. Y seguro muchos estarán felices. Eso se nota.

Para el segundo grupo, el mayoritario, los pata en el suelo, la cosa sí que es fregada. ¿Qué ofrecer que no haya ofrecido? ¿Qué inventar para estafar otra vez a los votantes bien pobres ya cansados de tanta coba?

Para eso hay que tener ingenio. E inventar. Hasta enfermedades si es necesario. Parece que lo es.


Por: ELIDES J. ROJAS L.
OPINIÓN | EL UNIVERSAL
erojas@eluniversal.com / Twitter:@ejrl
miércoles 7 de septiembre de 2011