El Método del Discurso
Para impulsar la ley que acabará con el alquiler de viviendas, los diputados del PSUV se “colocarán” al lado de los inquilinos contra los defensores de la propiedad privada. Si la oposición aceptase esa falsa polarización perderá la batalla política. Suena bonito rechazar que la vivienda sea una mercancía y, a continuación, dejar a los venezolanos viviendo en la calle y sin mercancías en los supermercados.
En la vida real, el alquiler ha sido la solución para la mayoría, hay que defender a los que no encontrarán mañana apartamentos para alquilar, y recordar también que funcionarios chavistas, y hasta algún diputado, han colonizado la urbanización de La Florida, invadido a punta de billete palacetes, penthouses. No todos los chavistas viven sobriamente como los diputados comunistas a la Asamblea.
Esta ley la impulsan unos hábiles charlatanes: en el mundo entero gracias al alquiler los pobres viven dignamente, no porque la suerte los favorezca en la rifa milagrosa del Plan Vivienda Los constructores no destinarán parte de las viviendas que construyan al alquiler, para después perder estos apartamentos.
Con esta ley, Chávez sigue una tradición que nació en los primeros gobiernos de la IV República, olvida instituciones como las cédulas hipotecarias y los bancos hipotecarios que, en un país con poca inflación, financiaron millones de viviendas. Es mentira además que los inquilinos no hayan sido protegidos, desalojarlos ha requerido 4, 6 o 10 años.
Los debates fructíferos se inspiran en la realidad. La realidad venezolana es la caída de la industria de la construcción, que desde hace décadas no construye viviendas para alquilar: han sido los dueños de apartamentos de propiedad horizontal los que los alquilaban.
¿Dónde viven los jerarcas oficiales? Pregunten a los diputados. Tendrán sorpresas. ¿Dónde estudian sus hijos? ¿Inglaterra o Petare? Pagaremos la verborrea revolucionaria. Los que gobiernan no son marxistas, son charlatanes, pero la oposición estará en desventaja si en los debates les permiten apoderarse de temas como la patria, la igualdad, la lucha contra la pobreza, la dignidad. El chavismo no ha defendido los derechos de Venezuela sobre el lago de Maracaibo o el Esequibo, y ahora condenará a los venezolanos a vivir en palacios, los privilegiados, o en un rancho, la mayoría. Unos contados ¿afortunados? tendrán viviendas construidas en lugares donde nadie quiere vivir…
El chavismo habla de un hombre nuevo en un lenguaje sugerente, pero falso. Se quiere que la gente trabaje por amor, por solidaridad. Demasiados jerarcas del chavismo lo hacen para enriquecerse desaforadamente.
Estamos pagando con la ruina este gobierno charlatán.
Cualquier debate en las nubes sobre capitalismo y socialismo lo ganará el chavismo, quedarían derrotados en la discusión si se comparase la prosperidad argentina, o colombiana, o chilena, o brasileña con la ruina venezolana. En estos países los sectores privados de la agricultura o la construcción han impulsado la economía. El chavismo plantea una polarización charlatana sobre modelos abstractos, nunca desciende a la realidad, se pregunta, por ejemplo, por la utilidad social del alquiler.
Hay una polarización falsa, el debate teórico de modelos; y una real y necesaria, la de discutir las experiencias latinoamericanas, demostrar cómo están prosperando países sin petróleo.
Hay que polarizar, pues. Sin miedo ni complejos.
Por: FAUSTO MASÓ
Fausto.maso@gmail.com
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