Chávez manifiesta su total
sumisión al dictador Castro
■ Ni una sola letra de esta columna tiene relación con Hugo Chávez, ciudadano, común mortal como todos, que merece consideración por su enfermedad.
Esta reflexión se centra en Hugo Chávez político, Presidente de Venezuela, a partir de su alocución en La Habana, el pasado 30 de junio; de sus declaraciones al programa cubano Mesa Redonda, el 1º de julio, y de sus sucesivas intervenciones luego de su sorpresivo regreso a Venezuela, el 4 de julio en la.
1. Lo más notorio y grave de la alocución de Chávez es su manifiesta sumisión al dictador Castro y al interesado entorno económico e ideológico-político que prevalece en la isla. Muchas interrogantes surgen de su patética confesión de que es Fidel Castro quien le descubre la enfermedad, lo obliga a la pesquisa médica, y, al final, le comunica la presencia de células cancerígenas en su organismo. ¿Es sana, psicológicamente, esta dependencia de Castro? ¿Por qué los médicos no hablaron directamente con el paciente? ¿Por qué no con alguno de sus familiares? ¿Por qué no se presentó un parte médico oficial sobre el verdadero estado de la salud del Presidente? ¿Dependemos del arbitrio del anciano dictador, quien en definitiva tiene su propia agenda: el petróleo y presupuesto de los venezolanos? “Si no es por Fidel, quién sabe en qué laberinto estaría yo hoy”, reconoce Chávez al reiterar que: “Fidel mismo vino a darme la noticia. Vino aquí con todo el plan.
Hay que hacerlo ya. Fidel está al mando”, confirmó. ¿Controló Fidel también el cerco informativo que padecimos los venezolanos? ¿Acaso no se notan las similitudes con el “guión” aplicado con la enfermedad del omnisciente y omnipresente Castro? ¿Y la soberanía que tanto reclama el jefe del Estado? Mientras, los ciudadanos venezolanos carecíamos de información veraz y oportuna; más bien se nos mentía descaradamente como es fácil deducir armando el rompecabezas de las informaciones parciales que ha ido confesando el Presidente y las mentiras, medias verdades y contradicciones de los voceros oficiales. Vale la pena citar por el fino humor e inteligencia con que se ilustra el dispositivo manipulador, el enfoque del portal digital El Chigüire Bipolar: “El rumor de que el Presidente estaba sano fue difundido de manera irresponsable por los medios adversos al Gobierno. Ya estamos abriendo procedimientos en contra de estas empresas que, haciendo uso arbitrario de su sintonía, inyectan veneno en el pueblo. Era claro que el presidente Chávez estaba enfermo, la carencia de un comunicado del parte médico es la mayor prueba de eso”.
Sin embargo, tan frágil ha resultado el dispositivo montado que aún hoy existen venezolanos que dudan de la veracidad de esa enfermedad y creen que todo es parte de un montaje, de una simulación con propósitos electorales, montaje en el cual, efectivamente, “Fidel está al mando”.
2. Las loas de Chávez al sistema de salud cubano, sus panegíricos a los hospitales y médicos cubanos, no pueden considerarse sino como un insulto a los venezolanos. Si es cierto, como han dicho Chávez y el exaltado coro de los voceros del Gobierno, que el mejor sitio donde pudo ocurrir el accidente fue La Habana, por su avanzado sistema de salud, ¿no estamos ante un grotesco zarpazo a nuestra propia autoestima? ¿No es esto un reconocimiento al fracaso del sistema nacional de salud denunciado, entre otros, por Provea? ¿No explica esta declaración el hecho de que más de 30.000 jóvenes venezolanos graduados de médicos abandonen el país? ¿Dónde quedamos los pobres mortales que no gozamos del fuero presidencial ni disponemos de recursos económicos para buscar asistencia médica fuera del país que nos la niega? 3. Los eventos sucesivos a la alocución en La Habana, el madrugonazo en Maiquetía, el feriado, su saludo en el palacio presidencial y otras apariciones públicas del jefe del Estado empiezan a dejar claro que estamos ante un grotesco proceso de desinformación-manipulación para provecho político del partido de gobierno. Liderados por el propio mandatario, quien ha reconocido ser el responsable de todo el manejo comunicacional (¿Fidel está al mando?), desde el Gobierno se busca chantajear a la oposición política con consideraciones relativas a la enfermedad del Presidente, a su condición humana, cuando sabemos que tales miramientos no privan en los casos de la jueza Afiuni ni de los comisarios Simonovis y Forero, para sólo citar los más notorios presos políticos impedidos de recibir oportuna asistencia médica.
Suscribimos la declaración de R. G. Aveledo, vocero de la unidad nacional: “No se puede combinar la ideología con la medicina, ni la salud con la política”.
Por: ÓSCAR LUCIEN
Política | Opinión
EL NACIONAL