Carta abierta al señor Presidente de la República del
abogado defensor de la jueza María Lourdes Afiuni
Señor Presidente:
Como abogado en ejercicio de la profesión he venido ejerciendo la defensa penal de la Jueza María Lourdes Afiuni en el juicio que se le sigue por supuesta corrupción, abuso de poder y colaboración para la evasión de procesado. Dicha actuación ha sido muy difícil por cuanto a pesar de haberse demostrado y constar en autos la plena inocencia de mi defendida, los jueces que han conocido del asunto se sienten obligados a continuar en un proceso cuyo resultado: pena máxima de treinta años, fue solicitado por usted de manera pública y su tipo de reclusión ordenada desde la más alta magistratura nacional en cadena de radio y televisión. Jueces provisionales y comprometidos con su persona bajo ninguna condición pueden atreverse a contrariar el mandato presidencial.
Su alocución de 30 de junio de 2011, en la cual valientemente reconoce que su salud actual está debilitada, ha conmovido a todos los venezolanos, al respecto le hago saber mis sinceros y respetuosos deseos por su pronta y total recuperación. Ahora bien, me ha llamado poderosamente la atención un párrafo expuesto por usted en el cual afirma:
“A lo largo de toda mi vida vine cometiendo uno de esos errores que bien pudiera caber perfectamente en aquella categoría a la que algún filósofo llamó “errores fundamentales”: descuidar la salud y, además, ser muy renuente a los chequeos y tratamientos médicos. Sin duda ¡qué error tan fundamental!, y sobre todo en un revolucionario con algunas modestas responsabilidades como las que la revolución me vino imponiendo desde hace más de 30 años.”
Estas afirmaciones de su parte constituyen un testimonio de su sinceridad y pragmatismo al luchar por su salud. Sin embargo, de tan importante comentario surge una interrogante en relación con la situación de mi defendida. De todos es conocida la desigual batalla que la defensa de María Lourdes Afiuni ha dado con el objeto de lograr desde hace más de ocho meses que se le practiquen exámenes médicos, debido a dolencias personales. A pesar de ello, todavía al día de hoy el juez que conoce la causa y que afirma ser leal incondicionalmente a su persona, le ha negado la necesaria atención médica, otorgándole parcialmente la posibilidad de recibir asistencia profesional. Esta actuación que no sabemos como la podría calificar algún filosofo, someter a una mujer a una práctica penal mediante la cual se pretende su deterioro físico y psicológico, ha sido tan evidente que el Filosofo Noam Chomsky ha señalado en carta pública a su persona lo siguiente:” Sin embargo, la jueza Afiuni ha sufrido bastante. Ella ha sido objeto de actos de violencia y humillaciones para socavar su dignidad humana. Estoy convencido de que debe ser puesta en libertad, no sólo debido a sus condiciones de salud física y psicológica, pero de conformidad con la dignidad humana, la revolución bolivariana se presenta como una meta. En tiempos de gritos en todo el mundo por la libertad, la detención de María Lourdes Afiuni se destaca como una clara “excepción” que debe ser remediado rápidamente, por el bien de la justicia y los derechos humanos en general y para la afirmación de un papel de honor por Venezuela en estas luchas.
Señor presidente: Es conocido por todos los venezolanos su predilección por la poesía y entre los poetas nacionales por Andrés Eloy Blanco, cada vez que usted señala a un connacional como malo y se sitúa en el campo de los buenos de manera excluyente, sobre todo cuando ordena castigo para alguien, viene a mi memoria un verso del poeta del pueblo venezolanos en su “Coloquio bajo la palma”:
Lo que hay que ser es mejor
Y no decir que se es bueno,
Ni que se es malo.
Lo que hay que hacer es amar
lo libre en el ser humano,
Lo que hay que hacer es saber,
Alumbrarse ojos y manos
Y después ir alumbrando.
Espero señor presidente que estas notas que le envío sirvan para que los jueces que se limitan a complacer sus deseos, y olvidan el fin supremo de la justicia entiendan que por encima de todo continuamente vivimos dramas humanos y que la intensidad de nuestra vida está en amar lo libre en el ser humano.
Nuestro Libertador Simón Bolívar afirmó:”Haz a los otros el bien que quisieras para ti. No hagas a otro el mal que no quisieras para ti, son los dos principios eternos de justicia natural en que están encerrados todos los derechos respecto a los individuos.” (15/02/1819)
Presidente, le pido que tome en cuenta la situación de mi defendida y haga saber a los jueces, que usted no tiene interés en la causa que se sigue contra María Lourdes Afiuni, solo así se podrá sostener en Venezuela la justicia.
Ratificándole mis deseos por su pronta y total recuperación
Suscribe Atentamente:
José Amalio Graterol
EL UNIVERSAL
jueves 7 de julio de 2011