ALTO
¿SORPRESA?. El último párrafo de la primera nota de nuestra columna del jueves cerraba con esta frase: ¨ Aun cabe que Chávez nos dé una sorpresa y esté presente en el desfile previsto para el martes ¨. Literalmente, haciendo de tripas corazón, el comandante tomó la decisión tras ser revisado por los médicos cubanos que lo atendían a las 8:00 p.m del domingo, conversar con sus hijas y demostrarle a Fidel Castro, quien se había convertido el guardián de su salud, que era necesaria su presencia en Venezuela aún a costa de un malestar mayor y a pesar de los riesgos que para su condición de paciente con cáncer conllevan esos movimientos mientras de su cuerpo aún pende una sonda intestinal. Fidel no quería que se regresara a Caracas por esos riesgos. Le explicaba cada día que para él mismo haberse curado de sus dolencias el reposo había sido la clave. Se ponía de ejemplo con repetitiva insistencia. La reacción del cuerpo del enfermo ante la primera dosis de quimioterapia fue de mucho malestar y vómitos, algo natural. Chávez había presenciado el juego de fútbol entre Brasil y Venezuela. Tenía planes de seguir reposando a pesar de las múltiples conjeturas que cada día se han venido tejiendo sobre su dolencia. Como la de Jaua diciendo que vendría antes de 180 días. Pero el caudillo no va a cambiar su actitud, modales o costumbres. La improvisación, que ha sido una de sus características principales, se impuso una vez más el domingo. A las 8:00 p.m, hora de Cuba, quiso que los médicos lo revisaran para saber si podía moverse hasta Caracas. Le dijeron que con sumo cuidado podía viajar si lo hacia sin movimientos bruscos. De inmediato decidió regresarse. Sabiendo que Fidel no lo aceptaría pues cada rato le recordaba “no te irás de aquí hasta que tu salud sea recobrada”, utilizó a su ministro Alí Rodríguez, el hombre de más confianza de Fidel en Venezuela, para convencerlo de que “para salvar la revolución bolivariana nuestro comandante debe estar en suelo patrio y así poner orden en tantos demonios desatados”. A las 10:00 p.m, tras haberse asegurado su regreso en un avión de Cubana de Aviación, llamó al vicepresidente Elías Jaua, al canciller Nicolás Maduro y a quien en horas será su ministro de Defensa, el general en jefe Henry Rangel Silva, para anunciarles su llegada. Estos avisaron a un reducido número de sus pares ministeriales y al hermano mayor Adán Chávez. El viaje emocionó al enfermo y lo hizo aparentar a su llegada un mejor estado, tanto de salud como de ánimo. Dos enfermeros cubanos lo acompañan para ir preparando a quienes deberán atenderlo aquí. En el Palacio de Miraflores, a donde llegó directo de Maiquetía, descansó unas 8 horas para realizar el breve acto desde el llamado Balcón del Pueblo y de allí mudarse a “La Roca”, la casa que fuera del ministro de Defensa en Fuerte Tiuna, donde ha sido acondicionada una sala especial para su tratamiento. Hasta el momento que escribimos esta nota desde el exterior, 4:00 p.m del lunes, no se tiene prevista su presencia en el desfile aunque nunca se sabe. Otras opciones serían abrir el Arca en la Asamblea o colocar una ofrenda floral en el Panteón Nacional. La subida de Maiquetía a Caracas la hizo en una ambulancia. Este vehículo lo veremos más a menudo detrás de la limosina presidencial, a la que también veremos en vez de las camionetotas donde debe hacer un esfuerzo mayor para subirse. Un agotamiento exagerado es muy malo para sus defensas ya disminuidas por los tratamientos de radio y quimioterapias. Pero ya sabemos cómo es el caudillo…
VIENEN CAMBIOS. Tras el fracaso con la crisis de El Rodeo no nos extrañe que despidan el ministro de Interior y Justicia Tarek El Aissami y el viceministro Néstor Reverol, quien sería regresado a su componente. Entraría Jesse Chacón, pues el Jefe recordó que fue el único que por lo menos trabajó implementando un plan para las cárceles. Ese proyecto lo echó a la basura quién lo reemplazó Pedro Carreño. Lo que sí es seguro es lo que anunció el Vicepresidente: viene un equipo nuevo para la nueva fase. Veremos…
REFLEXIÓN. Tras el anuncio presidencial que validó mis runrunes, saliendo de viaje al exterior, coloqué en mi página www.runrun.es las siguientes líneas -que están más válidas en este diario- donde prometí seguir “runruneando”: “Ya que el presidente de la República Hugo Chávez ha informado su estado de salud quiero compartir algunas reflexiones en este momento importante para esta patria dividida en la que siempre hemos convivido en paz los venezolanos de buena fe y voluntad . El quehacer periodístico, en casi 50 años de ejercicio, me ha llevado a enfrentar tantas noticias como situaciones extrañas e inverosímiles. Es así que me tocó hurgar en torno a la salud del Jefe del Estado tras haber obtenido y comprobado las primeras informaciones recibidas. Reconozco que en mis años de reportero he podido establecer una buenísima y confiable red de informantes que han estado a mi lado cuando he requerido armar un rompecabezas noticioso o extender la telaraña de fuentes más allá de lo aparentemente posible. Apenas corroboré las informaciones que me llegaron me dedique a unir cabos para presentarlos de manera seria, sin especulaciones, cuidándome de no aparecer como un buitre en torno a un Chávez enfermo ni como un aprovechador del momento que se me dio de tener la verdad. Como vieron, tras exponer esa verdad en runrun.es y en mis columnas de El Universal, hice un repliegue ante otros medios internacionales. De entrada, un respeto por su condición humana y por sus familiares, me obligaba a no caer en la tentación de declarar sobre el tema, por lo que canalicé todas esas inquietudes periodísticas -harto normales cuando hay un verdadero “blackout” informativo por parte del Gobierno- hacia nuestra web y el diario. Ni siquiera en mi programa “La Cola Feliz” por Éxitos 99.9 FM, abusé de la información que en mis manos he tenido. Por eso esta noche debo reconocerle al Presidente su valentía para afrontar de forma pública la realidad de la enfermedad que padece, tras haber sido desmentida por sus funcionarios en públicos ejercicios de adulación y, lo más lamentable, de descalificación a quienes osamos romper el cerco informativo. El caudillo enfermo, con su discurso leído desde La Habana, validó nuestras informaciones. Queda pedir a Dios por su salud y el regreso a timonear un gobierno que se siente acéfalo, lleno de contradicciones, con los demonios desatados en su interior. Gracias a todos. Muy especialmente a la más confiable fuente que en casi medio siglo he tenido. Que Dios bendiga a todos los que con sus palabras de aliento han acompañado mi trabajo. Seguiremos runruneando. Mis Runrunes son mis Runrunes. Cualquier tratamiento que con esa palabra se le dé a inventos y campañas por la red de medios rojos rojitos nada tiene que ver con nosotros”. Tras estas letras supe, de nuevo por mis fuentes, que tanto el paciente como su mentor reconocieron mis esfuerzos por hurgar en busca de la verdad…
Runrunes
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NELSON BOCARANDA SARDI | EL UNIVERSAL
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martes 05 de julio de 2011