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Thursday, November 21, 2024
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El Editorial: Bicentenario chucuto

“Por desgracia, nada nuevo…”

 

Tantos años esperando este glorioso momento histórico del bicentenario de la Independencia para, pobre de nosotros, terminar en una suerte de fiestas patronales, con desfiles militares y comparsas civiles, con los mismos fuegos artificiales de siempre y los bailes folklóricos de los años cincuenta, cuando la dictadura de Pérez Jiménez. Qué decepción tan grande y qué demostración de mediocridad y de sectarismo político.

Basta con saber que la mayoría del país quedó fuera de esta gran celebración para darse cuenta de la magnitud del fracaso oficial. No pasó de ser un 5 de Julio más, sin la grandeza que merecía hoy en la memoria de todos los venezolanos.

Una oportunidad perdida y una ocasión inmejorable para llamar a la concordia y a la paz en la nación; para decretar una amnistía para los presos políticos; para pedir un entendimiento entre los partidos de oposición y el oficialismo, con el propósito de sacar a Venezuela de la crisis que padece y que amenaza con hundirla entre la inflación y la inseguridad, el descontento popular y la corrupción.

Nada de esto se pudo observar en los actos del bicentenario del 5 de Julio. De manera que el país debe entender que poco puede esperarse para que en un futuro disminuya el odio y la venganza política armada desde el Gobierno contra sus críticos y opositores. Los venezolanos que añoraban ingenuamente un cambio de rumbo y una apertura oficial que cesara la guerra fratricida impulsada desde Miraflores deben enterrar sus inútiles esperanzas.

Al cerrar la puerta a un entendimiento general entre todos los venezolanos, el Gobierno decreta también tiempos adversos para todos aquellos que anhelan la tranquilidad y el equilibrio. En la clase media, los sectores populares, los estudiantes, los comerciantes y empresarios han venido construyendo una rotunda voluntad de rebeldía ante los atropellos frecuentes de una burocracia bolivariana que no obedece a instrucciones precisas, sino que van por la libre para cumplir, según ellos, los deseos del comandante.

Con ocasión del “embellecimiento” de Caracas, la ciudadanía sufrió inconvenientes de tránsito y de transporte debido a una enorme operación de maquillaje que privilegió la parte de la capital que está bajo la administración bolivariana. Desde luego, los caraqueños pudieron sentir cómo se les discrimina desde el poder en nombre de la revolución.

Termina el 5 de Julio sin una obra de importancia inaugurada en Caracas, sin edificar un sitio público relevante para la ciudad, sin agregarle una avenida o estrenar un espacio significativo para uso de la colectividad y sin un barrio impecablemente remodelado. Sin una reunión cultural de importancia internacional, sin cónclave de poetas y bautizo de libros, sin la participación colectiva de artistas plásticos y sin cineastas proyectando sus obras a cielo abierto en los cuatro puntos cardinales de la ciudad donde, precisamente, se firmó la Independencia. Nada.


Por: Redacción
Política | Opinión
EL NACIONAL