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El Editorial: Un artículo rotundo, La derrota del fascismo

Un artículo rotundo

 

El artículo “La derrota de fascismo” de Mario Vargas Llosa que publicamos en el suplemento dominical Siete Días constituye una lección de responsabilidad civil, coraje y autoridad moral que no debe pasar inadvertida para los venezolanos. El gran escritor peruano sostiene que la pérdida de las elecciones por parte de Keiko Fujimori, hija del dictador Alberto Fujimori, significa que las mafias que controlaron el poder a la sombra de su padre y del jefe policial Vladimiro Montesinos no volverán a sus andadas, y que aún hay esperanzas para que se mantenga la democracia en Perú.

Se compadece, sin embargo, de que casi la mitad del electorado se haya inclinado por una propuesta que aspiraba a reeditar el régimen arbitrario y corrupto que el padre de la candidata presidió durante la década de los noventa. Tiene la valentía de admitir que, aunque “da vergüenza decirlo”, el régimen de Fujimori y Montesinos fue popular. Su corrupción, represión y atosigamiento a los medios de comunicación no eran suficientemente conocidos por la población y el aniquilamiento de un enemigo peligroso, Sendero Luminoso, le ganaba indulgencias.

La lección mayor del escrito del premio Nobel, sin embargo, no es su propio argumento, sino el hecho de que aún exista en ese país sureño alguien con suficiente autoridad moral como para destacar verdades y opiniones que orienten a la opinión pública. Vargas Llosa no vacila en señalar lo que considera las desviaciones y debilidades tanto de algunos empresarios como del obispo de Lima. Pero, estemos o no de acuerdo con él, tiene el suficiente valor para mostrar cuál es, según su opinión, la realidad peruana.

En Venezuela estamos todavía a la espera de alguien que tenga el coraje de señalarnos un camino; de quien tenga la audacia y la autoridad para decirnos que el rey está desnudo (enfermo o no) y es necesario impedir que la arbitrariedad o el fascismo, la corrupción y la ineficiencia sigan apoderándose de las instituciones del Estado.

Varios personeros meritorios han alertado sobre los males que nos están corroyendo. Sobre los peligros del personalismo y del militarismo. Pero nos hace falta que alguien con la estatura y la credibilidad de un Mario Vargas Llosa ponga los puntos en claro. Y que se diga rotundamente que derrotar al fascismo del siglo XXI, que se vende como el socialismo de nuestros tiempos, es una misión más importante que todas las misiones publicitarias que el Gobierno ha promocionado con el objeto de engañar a incautos y darle trabajo a cientos de cubanos desempleados.

La angustia de Vargas Llosa por evitar que renazca una dictadura y un fascismo ya desaparecidos, pudiera servir de acicate para denunciar la aspiración en nuestro país de perpetuar un régimen y un liderazgo que en su autoritarismo recuerdan a Fujimori. Voces de ese calibre debieran decirlo claramente. Porque su palabra puede ser un efectivo antídoto contra el miedo en el que quieren sepultarnos.


Por: Redacción
Política | Opinión
EL NACIONAL