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Thursday, November 21, 2024
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VLADIMIR VILLEGAS: Locademia parlamentaria

Tiempos de cambio

 

Uno no termina de entender cuál es la noción de parlamento que tienen algunos diputados y diputadas del PSUV, y mucho menos cuando se pretende allanar la inmunidad de William Ojeda y destituirlo de la vicepresidencia de la Comisión de Cultos y Régimen Penitenciario, por actuar como deberían hacerlo todos los parlamentarios, sean de gobierno u oposición, sobre todo frente a los terribles hechos que siguen acontecimiento en las cárceles venezolanas.

Las diputadas que propusieron el allanamiento a la inmunidad de Ojeda y su destitución de la comisión desconocen o se hacen las suecas frente a la Constitución, que establece claramente que los parlamentarios no podrán ser castigados por sus votos o por sus opiniones. Queda en manos de quienes dentro del PSUV cuentan con experiencia política y conocimiento de la vida parlamentaria buscarle la vuelta a la irresponsable iniciativa, que seguramente también genera resquemor entre los diputados psuvistas, porque si prospera una insensatez como esa la inmunidad quedará hecha añicos. Recuerdo a los llamados tres tanquecitos de La Causa R: Pablo Medina, Aristóbulo Istúriz y Andrés Velásquez, quienes en tiempos finales del puntofijismo jamás fueron amenazados de perder su inmunidad por hacer las graves denuncias en repetidas ocasiones. Mal que bien, en el viejo Congreso prosperaba cualquier planteamiento de investigación en materia de corrupción, de abuso policial, e incluso en el tema penitenciario. En mis tiempos de diputado también vi desfilar por comisiones a ministros y altos jefes militares que eran citados, incluso con el voto oficialista.

Ahora resulta que los diputados de oposición tienen que autocensurarse para no herir las susceptibilidades de quienes sufren más que el propio Chávez o que cualquier ministro o jefe militar cuando alguien los critica. Ese tipo de parlamentarismo salamero con el Gobierno y sobre todo con el líder poco ayuda y mucho complica.

Imagino cómo la estarán pasando Fernando Soto Rojas y el propio Aristóbulo para meter en cintura a quienes desde la bancada roja rojita contribuyen a fortalecer la tesis de que no quieren que se investigue a fondo el impune y escandaloso tráfico de armas a las cárceles, y que se determine cuántos integrantes de la Guardia Nacional y de qué rango están involucrados en esa y otras actividades de corte delictivo, porque es indudable que a una madre o a una esposa de detenido no se le hace fácil meter en un arroz con pollo, una granada o un fusil.

Más bien, estas diputadas que quieren verle el hueso a Ojeda deberían interponer sus buenos oficios para que los parlamentarios no tengan ningún tipo de restricción para entrar a las cárceles, a escuchar lo que dicen los presos y sus familiares, y a recoger, como yo lo hice, las denuncias que seguramente son silenciadas por las autoridades, como ocurría en la cuarta. Y en lugar de estigmatizar y criminalizar a ese venezolano digno que es Humberto Prado, deberían escucharlo en plenaria. Por lo visto, no falta en el PSUV quienes en lugar de parlamentarismo de calle prefieran el parlamentarismo que calle.

Clodosbaldo Russián Mis condolencias a los familiares del fallecido contralor Clodosbaldo Russián, a quien nuestra familia lo tuvo como un cercano amigo, pese a las diferencias que algunos de nosotros tuvimos con él en los últimos años. Deploro el coro de miseria que ha hecho fiesta con su muerte, y dejo para la historia el juicio que a su debido tiempo hará sobre su comportamiento y de todos los que hemos tenido alguna actividad pública. Paz a sus restos.


Por: VLADIMIR VILLEGAS
vvillegas@gmail.com
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