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ALEXANDER CAMBERO: Cuando las tripas hacen pus…

“Yace en una cama de hospital
para parecerse a Fidel…”

 

Quizás pidió que fueran los mismos médicos españoles que salvaron a su héroe, los que drenaran todo ese pus que llevaba por dentro como un estigma que une a los esperpentos de Miraflores y La Habana. Las heces fecales viajan como en una montaña rusa y desencadenan en toboganes angustiantes en el sufrido cuerpo del paciente.

Cuentan que el centro asistencial en donde fue intervenido Hugo Chávez, tiene lo último de la tecnología española; sus equipos provienen de empresas de amplio prestigio que son las mismas que dotan a los principales hospitales del mundo. El personal está formado por renombrados médicos ibéricos, alemanes y norteamericanos; quienes se encargan de los pacientes encumbrados, para los pobres existen los curanderos que se apoyan con los caracoles negros.

Este episodio nos recuerda la intervención quirúrgica de Fidel Castro en el año 2006, por parte del médico español José Luís García Sabrido, jefe del Servicio de Cirugía del reconocido hospital Gregorio Marañón de Madrid. Este galeno se encontraba de vacaciones en Palma de Mallorca, allá lo fueron a buscar en un avión fletado por el gobierno cubano, desde España llevaron todo el equipo médico de última generación y hasta el agua potable. Creía tan poco en su medicina Fidel Castro que ningún profesional antillano participó en su intervención. Todo su proceso de recuperación lo siguieron haciendo personal del hospital madrileño con viajes constantes de José Luis García, quien además es el médico personal del Rey Juan Carlos y del líder del Partido Popular Mariano Rajoy.

Ahora Hugo Chávez tiene otra manera de imitar a su ídolo: el pus. Su revolución es un calco milimétrico de lo que hicieron los cubanos en los primeros años de su revolución. Sus intervenciones públicas buscan hasta copiar el tono de voz del sátrapa habanero. No existe programa alguno en donde no sea la directriz antillana la que les marque la ruta. Es como aquellas películas en donde un hombre desalmado trata de reconstruir los hechos pasados. Solo que Hugo Chávez no subrayó su historia con la valentía de sentir el olor a pólvora surcándole la cabeza, su única experiencia lo hizo huir hasta los baños del Museo Militar mientras sus subordinados exponían el pellejo. Tampoco lo iguala en talento para escribir. Fidel Castro sabe canalizar las ideas con inteligencia y elegancia; tiene la habilidad de saber tocar los temas sin caer en el vacío, siempre deja algo por donde sembrar su idea. Chávez escribe mal y piensa peor. Sin embargo, existen cosas en donde se emparejan: En lo cruel que son como sanguinarios dictadores, enemigos de la libertad y la democracia; terribles depredadores de los dineros del pueblo al que dicen representar.

El viscoso pus los coloca en el mismo camino. Almas que se van pudriendo de tanta maldad, creen que son eternos pero allí está la fetidez que se derrama para indicarles que los procesos biológicos son inexorables, que existen las enfermedades con su variedad sintomatológica. El hombre de hierro que escupe fuego por la boca para insultar a sus adversarios, también sufre de quebrantos de salud, casi con las mismas características de su querido Fidel, al que tomó de la mano para darle un yogurt de manzana en el año 2006. ¡Qué cosas tiene la vida!


Por: ALEXANDER CAMBERO
alexandercambero@hotmail.com
@alecambero
OPINIÓN | EL UNIVERSAL
miércoles 22 de junio de 2011