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El Editorial: Muertes anunciadas; El silencio del Psuv

El silencio del PSUV

 

Ayer, en un despacho de la agencia española Efe se recogía con estremecedora fidelidad la angustia de los familiares de los “privados de libertad” que siguen en rebeldía en las cercanías de la cárcel del Rodeo II, a la espera de un ataque frontal de la Guardia Nacional Bolivariana.

“Anoche medio pudimos saber algo de alguno, pero no son uno ni dos, son miles de personas de las que no sabemos nada”, explicó Francis González, quien se identificó como hermana de uno de los reclusos que están allí bajo asedio militar y sin servicio de luz ni agua.

Esto ya lo ha denunciado hasta la saciedad El Nacional y los otros medios de comunicación, incluso los tabloides procomunistas. Pero desde el Gobierno se insiste en afirmar que se trata de una campaña mediática para desprestigiar al convaleciente comandante Presidente que, desde La Habana, debe estar comprobando que sus colaboradores más cercanos no pegan una ni por equivocación.

Chávez, desde Cuba, lo primero que recomendó es que escondieran a Cilia Flores y no la dejaran hablar en público, y que bloquearan el Twitter del diputado ansioso de que llegara el jefe pero que fue nerviosamente desmentido por Izarrita, que sí sabe la gravedad del comandante y su tiempo de recuperación.

Hasta Humala, el presidente electo de Perú, sabe más que los venezolanos de la salud del presidente Chávez. Ayer suspendió su gira por al menos una semana hacia Ecuador, Colombia y Venezuela. Incluso el mandatario colombiano Santos, el nuevo mejor amigo, le deseó ayer una “pronta recuperación”.

Es decir, que están informados oficialmente. Los tontos somos los venezolanos. De manera que el despelote y el desconcierto reina entre la tribu de Miraflores mientras el cacique se repone de sus dolencias en el mar de la felicidad.

Lo cierto es que, por más insólito que parezca, la oposición ya sea partidista, de grupos independientes u ONG, es la que ha dado la cara por la vigencia del Estado de Derecho y ha denunciado una crisis institucional gravísima en la cual, según dicen, uno de los ministros como el de Interior entró en pánico y tembloroso colocó su renuncia sobre la mesa.

El de Defensa se negó a movilizar a los militares hacia un escenario que podía terminar en una masacre, y entre los generales que manejan la Guardia Nacional Bolivariana se creó una discordia sobre los enfoques tácticos para tratar de darle una solución pacífica y moderada a una situación demasiado explosiva.

Lo increíble es que tanto el Ministerio de Interior como la Guardia Nacional Bolivariana y la Defensoría del Pueblo hayan desconocido que esta crisis iba a suceder y que era necesario actuar a tiempo para detener lo que era una tragedia anunciada.

Las muertes ocurridas estaban casi marcadas en una pizarra. El brutal hacinamiento y el control de las actividades dentro de la prisión por los pranes era una verdad repetida por los periodistas. No escucharon ni a los presos ni a los medios.


Por: Redacción
Política | Opinión
EL NACIONAL