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MOVIMIENTO2D: El país a oscuras: el año 13 de la revolución bolivariana

En el año 13 del Gobierno bolivariano, la imprevisión y la incapacidad tienen paralizado el país.

En el año 13 de la revolución
bolivariana “el país a oscuras”

 

En esta ocasión el anuncio oficial no fue una promesa sino una receta de conformidad. Tenemos que convivir con el fracaso de la revolución bolivariana, y asumirlo como propio. Son los frutos amargos de 13 años de mal gobierno. Lo que antes fue un signo de avance, el de ser uno de los países donde los servicios eléctricos les habían llegado a más personas, y las clases populares de las ciudades, como los campesinos habitantes de las regiones más remotas de la geografía, contaron con una de las ventajas del mundo civilizado.

Venezuela figuró, así, en las estadísticas de América Latina en el primer lugar. No se trataba sólo de ser un país petrolero o dotado por la naturaleza de recursos hídricos. Era una cuestión de políticas de Estado y de continuidad en las gestiones administrativas. Esto fue lo que hizo posible que los venezolanos disfrutaran de algo tan primordial para la vida contemporánea como la electricidad. Como todo lo que existía en 1999, también los planes de desarrollo eléctrico fueron descontinuados y alterados por el Gobierno de la revolución bolivariana. Los técnicos al servicio del Estado, formados durante décadas, fueron sustituidos por improvisados e inexpertos.

Aun cuando el Gobierno bolivariano teóricamente ha destinado grandes sumas de dinero en moneda extranjera para el sector eléctrico, al cabo de 12 años, y avanzado el año 13 de la revolución, confiesa que ha fracasado, y que los venezolanos debemos habituarnos de ahora en adelante al racionamiento, por una parte, y al incremento oculto de tarifas, por la otra. En una palabra, el Ejecutivo se rinde ante las evidencias de su propio fracaso.

No es un fracaso sólo del régimen bolivariano, sino de todo el país condenado a la oscuridad y al retraso que conlleva el racionamiento. Además de la persecución a la industria venezolana, las sistemáticas políticas de ocupación, expropiación, confiscación, ahora los industriales se ven obligados a reducir su producción y, lógicamente, a encarecer sus precios. Habrá más escasez, más inflación, más precarias condiciones de vida para las clases populares, y el Gobierno se verá obligado a importar más cada día.

Los voceros oficiales alegan que los venezolanos gastamos más electricidad que otros países. Lo que antes fue signo de progreso y bienestar, se ha convertido ahora en pecado. Al consumo, el Gobierno lo llama “derroche”. La crisis eléctrica afectará todas las actividades del país, desde las más imperiosas como los servicios de salud (los hospitales, las clínicas) hasta las educacionales y las de la producción. Si el Gobierno tenía expectativas de crecimiento económico, pues también quedan desahuciadas por el fracaso de sus políticas en materia de electricidad.

En otras épocas, fracasos como éste habrían creado, cuando menos, una crisis de gabinete. Una interpelación parlamentaria. Toma de medidas urgentes, pero debidamente procesadas para resolver la crisis. Ahora no sucede tal cosa, porque aquellas eran prácticas de la república “burguesa”.

En vez de buscar fórmulas para producir energía, los cerebros de la revolución anuncian que van a sustituir las miles y miles de neveras por unas ahorradoras. Los millones de aparatos de línea blanca que el Gobierno ha negociado con China para repartir durante la campaña de 2012 tendrán que usarse para decorar los apartamentos, que para ser construidos necesitarán también de electricidad. Ya se sabía que no había ni cemento ni cabillas, ahora tampoco hay electricidad. Entonces, ¿de qué estamos hablando? A la gente le tocará “vivir viviendo” en la oscuridad.

La responsabilidad de la crisis eléctrica es exclusivamente oficial. El Gobierno se empeñó en eliminar el sector privado, estatizó y expropió, creó un monopolio estatal, y estas son las consecuencias de gobernar según el dictado de los dogmas. Es el mismo cuento del cemento. Expropiaron las empresas productoras de cemento. Expropiaron las empresas productoras de acero. Según el presidente Chávez Frías, todo tenía que estar bajo el control exclusivo del Estado.

En suma, Guayana estatizada es el espectro de una región llamada a ser el gran factor de desarrollo y diversificación económica. La mayoría de las empresas eran del Estado, pero también fueron destruidas por la incapacidad y las prácticas corruptas. De esta revolución no se ha salvado ni siquiera lo que era propiedad estatal.

La crisis eléctrica se junta a la crisis de las universidades, a la de la salud, a la de la infraestructura en todo el país. Al desamparo y al terror de las cárceles. A la escasez de medicinas. A los refugiados en oficinas públicas que no tienen destino. A la paralización económica generada por anuncios permanentes de medidas cada vez más represivas contra la propiedad privada.

Al Presidente de la República lo espera un pueblo desconcertado, cuya capacidad de creer también toca a su final. Lo espera una nación paralizada y expectante. Es urgente rectificar el rumbo de la destrucción general. El país con mayores reservas de petróleo del mundo no puede resignarse a que lo condenen al racionamiento de electricidad y la oscuridad permanente.

Una sola consigna nos debe unir a los venezolanos de todas las regiones:

¡Todos contra el comunismo!
¡Por la vigencia del Estado de Derecho!
¡Por la libertad y los derechos humanos!

Caracas, domingo 19 de junio de 2011

Movimiento 2D • democracia y libertad
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