Tiene la oportunidad de demostrar su estatura
política si renuncia a su aspiración presidencial
Desde que leí sus declaraciones en El Nacional (28-05-2011) en las que usted confirma su propósito de lanzarse de nuevo como candidato presidencial para las elecciones de 2012, previo sometimiento a las primarias que se realizarían en febrero (aspiración reiterada en otros medios), he pensado mucho en la conveniencia (¿o inconveniencia?) de escribirle esta carta pública a través de la cual le transmito el ruego respetuoso y el de miles de electores, de que desista de esa aspiración por el bien del país, del partido que usted fundó y de su futuro político.
Las razones que a continuación expongo no son personales. Recogen las opiniones de muchos miles de electores enviadas a través de las redes sociales y de los medios de comunicación tradicionales, además del análisis de los últimos sondeos realizados por acreditadas encuestadoras del país. Otros muchos colegas periodistas manifiestan que también reciben miles de mensajes de tendencia similar.
Esta carta no pretende ignorar su liderazgo en el Zulia, construido a base de trabajo y constancia. Voté fervorosamente por usted en las presidenciales de 2006 y animé a muchos otros a hacerlo. Chávez no pudo aniquilarlo a nivel regional, ni a su partido UNT, a pesar del dineral dilapidado con ese fin, de modo que apeló a los “argumentos” de los dictadores para ahuyentarlo del trabajo político que, ya fuera de la Gobernación del Zulia, le permitió ganar de nuevo, y ahora por paliza, la Alcaldía de Maracaibo. Es sabido que los castrados poderes Judicial y Legislativo -secundados por la Contraloría y la Fiscalía- le montaron un inicuo expediente que lo llevaba directamente a la cárcel por orden de Chávez.
En los dos años y medio que usted lleva fuera del país han ocurrido muchas cosas que cambian la visión congelada en 2008 que usted relata en sus declaraciones. Han surgido nuevos liderazgos encabezados por jóvenes gobernadores y dirigentes que superan con creces la intención de voto registrada por veteranos políticos vinculados al pasado. Contra Manuel Rosales pesan hoy tres handicaps que quizá el futuro se encargará de borrar, pero cuyo riesgo no podemos correr los venezolanos, cansados de perder elecciones a causa de las trampas oficiales y de nuestros propios errores. Chávez está más debilitado que nunca, pero sigue siendo un enemigo temible. Las presidenciales de 2012 son para ganarlas, no para intentos fallidos de reeditar viejas glorias. Los electores contrastan su decisión de salir del país con las de Capriles Radonski y Álvarez Paz, quienes sabían que iban a ser detenidos, que en la cárcel a la que les condujeron les podía ocurrir cualquier cosa y, sin embargo, no se fueron. “Dieron la cara”, dicen miles de mensajes. Todos recordamos el sinnúmero de veces que Rosales, durante el aberrante proceso en su contra, repetía que enfrentaría la cárcel y que no se iría del país. Pero se fue. Ahora responde a quienes cuestionan su asilo, que no huyó y que los que sí se escabulleron fueron los “93 malos militares del 27-N de 1992 (… )”. “En mi caso me resguardé de la operación Rosales va preso (… ). Hubiera dejado solos a mis electores si me prestaba al juego macabro que pretendía meterme en La Planta para provocar ‘la casualidad’ de mi asesinato. Entre pelear, desde cualquier parte, y estar en un hueco o pozo séptico, opté por luchar hasta vencer” (Ibíd.). En efecto, ambas opciones eran válidas: irse y disfrutar su libertad, o ir preso y conservar su capital político. Lo que no se puede es optar por la primera y luego pretender los beneficios políticos de la segunda.
Otro handicap es la reunión de UNT, AD, Copei y ABP en Panamá, en la que, siguiendo su pedido, dominaron la MUD y retrasaron las primarias hasta febrero de 2012, yendo así en contra de más del 70% que las pedía para este año. Ahora muchos creen que ese retraso fue para facilitarle a usted su participación en las primarias. Y la tercera lectura, terrible y extendida, es que “si Rosales llega al país y no le ponen preso, es porque negoció con el Gobierno”.
Vivimos tiempos de ambiciones políticas desbordadas y de injusticias. Usted debería reflexionar sobre la incertidumbre de su condición jurídica que puede ser utilizada por Chávez (y seguramente lo hará) para complicar mortalmente el proceso de las primarias y convertir la campaña de algunos candidatos, como es su caso, en un debate jurídico letal. Ahora tiene la oportunidad de demostrar su estatura política si renuncia a su aspiración presidencial y da paso -sin confrontaciones- a las nuevas generaciones que lideran las encuestas, hoy punteadas por Capriles y Pablo Pérez (su pupilo de UNT). Con el ganador de las primarias y la unidad prometida, Chávez será derrotado. Tiempo habrá para que Rosales vuelva a ser el Rosales de antes.
MARTA COLOMINA | EL UNIVERSAL
macolomina@gmail.com
domingo 5 de junio de 2011