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PEDRO LLORENS: Me canso ganso

La mosca en la oreja

 

El autócrata encargó unas muletas y mandó a traer autobuses repletos de mercenarios jaladores para seguir con el embuste de la rodilla (mentir es su especialidad) y celebrar el décimo aniversario de su Aló, Presidente.

Habló como los locos, de todo al mismo tiempo, y pidió a los suyos sabiduría, eficacia, prudencia, sensatez, en el manejo de los fondos, porque ­dijo­ no son de Hugo Chávez, sino del pueblo (aunque el autócrata los tenga guardados bajo su colchón y disponga de ellos a su antojo).

Hace algunos meses (un año quizá) el rey Juan Carlos de España debió someterse a una operación y para ello fue internado en una clínica donde los médicos emitían boletines diarios sobre su salud… y al final hubo un acto de agradecimiento de su majestad al personal médico y paramédico y a los periodistas que permanecieron en vigilia para informar al pueblo.

En esos días, fuerzas militares tomaron las instalaciones y los alrededores de una clínica caraqueña y cargaron con costosos equipos para ser llevados, según se explicó, al Palacio de Miraflores: la salud del Presidente es secreto militar y si es preciso mentir se miente (“me canso ganso dijo un zancudo cuando volar no pudo”, pudo haber dicho el autócrata).

Lo de la rodilla le sirvió para cancelar un viaje a Brasil ante el temor de ser recibido en Planalto del lado afuera y con la cadena pasada, y también para otros asuntos que prefiere mantener en off y que dan pie a numerosas interpretaciones, entre ellas la de haber entrado en la etapa depresiva de su psicosis, la del consabido viaje a Cuba para coger línea o ­la más extendida­ la del retoque facial, que tantos Twitter ha generado en estos días, más o menos del siguiente tenor: “¿Por qué le duele la rodilla cuando le aplican bótox en las patas de gallo?”.

Finalmente, le sirve para seguir jugando al populismo más ramplón que se ha escuchado desde tiempos de Castro, sin las dotes del Cabito: “El sol de Carabobo vuelve a iluminar los horizontes de la Patria” (proclama de 1902).

Cuando Hillary Clinton amonesta a Pdvsa (las sanciones vendrán después), no hace otra cosa que decidir sobre un viejo dilema, nada filosófico: “¿Jugamos como caballeros o como lo que somos?” (Cantinflas, El gendarme desconocido), y lo hace dentro de la peor tradición estadounidense, a lo Teodoro Roosevelt.

Y este cabito sin gloria, incapacitado de la rodilla, escoge al Obelix de Pdvsa para que encabece sus jornadas de endiosamiento: “Estoy alerta para ejecutar cualquier acción que nos indique el comandante”, dijo con voz quebrada y llorando de júbilo.


Por: PEDRO LLORENS
pllorens@el-nacional.com
Política | Opinión
EL NACIONAL