“El militarismo desmonta
el mito de la eficiencia”
Leer hoy los textos escritos hace 11 años por Germán Carrera Damas para El Nacional es inquietante: “Al venezolano se le prepara para recibir el implante de fórmulas ideológicas elementales”; “reviste especial peligrosidad la que muy probablemente aspirará a convertirse en una nueva historia oficial”; “el Gobierno no ha sido capaz de hacer planes de contingencia para afrontar situaciones de emergencia”, son apenas algunas frases que hoy adquieren fuerza premonitoria.
Uno de esos textos lo dedicó a los soldados venezolanos que por primera vez ejercerían su derecho de votar en las denominadas megaelecciones del año 2000. Con el título de Oye, soldado, oye, Carrera Damas destacaba la importancia que tendría para la evolución de la democracia venezolana la posibilidad de que el último sector de la sociedad que estaba excluido del derecho de votar, por fin pudiera expresar su opinión sobre quiénes deberían gobernar al país.
–¿Cuánto ha evolucionado la conciencia ciudadana de los militares venezolanos desde 2000 hasta el presente?
– Si hubiese la absoluta certidumbre de que no hay ciudadanos entre los militares, sino obediencia, ¿sería necesaria una declaración como aquélla de que no reconoceremos una victoria, etcétera, etcétera?
–¿Se refiere usted a la declaración del comandante del CEO-FAN, Henry Rangel Silva, sobre un eventual triunfo de la oposición en 2012?
– No importa quién lo haya dicho porque no es más que el desahogo de una persona en un momento determinado. Lo fundamental es que se trata de un signo de cómo avanza la conciencia ciudadana entre quienes escogieron la profesión de las armas.
¿Quién le ha quitado el derecho de votar a la mujer, a los analfabetas, a los jóvenes mayores de 18 años? ¿Hay razones para pensar que alguien se lo quiera quitar a los militares? La democracia avanza donde es sustantiva, en la conducta social, no en las declaraciones. Los militares, al adquirir el derecho al voto, se hicieron ciudadanos iguales al resto y como ciudadanos tienen derecho de acceder a la información y conocer las propuestas de los partidos.
–El Presidente le habla constantemente a los militares, pero la oposición casi nunca lo hace.
–Pienso que los partidos estarían en su justo ejercicio si hacen llegar abierta y públicamente sus proposiciones a ese sector de ciudadanos quienes, aun teniendo una función legal específica, están en el deber de informarse y en su derecho de votar, de decidir como ciudadanos.
–¿Cómo pueden los militares votar libremente si tienen un mensaje constante que da por sentado su apoyo al Gobierno actual?
-El voto no es simplemente decidir a favor de un candidato, es una decisión vital para la sociedad. En la medida en que el militar esté capacitado para votar, tiene derecho de recibir el mismo conocimiento de lo político que reciben los demás miembros de la sociedad. No es incitarlos a formar parte de un partido o a hacer algo que vaya en contra de su profesión, pues la Constitución es clara en impedirles ciertos aspectos del ejercicio de la democracia; de lo que se trata es de decirles: “Oye, tú que tienes la capacidad de influir en la sociedad, entérate de qué es lo que yo propongo”.
–¿Cuánto le tomará a los militares asumir por completo ese papel de ciudadanos con conciencia cívica?
– La democracia es una escuela en la que hay actores veteranos y nuevos. Los veteranos hemos visto su evolución y no necesitamos imaginarla porque la recordamos.
Luego, están los nuevos actores: la mujer, cuyos derechos políticos fueron reconocidos en 1946, ha demostrado desde entonces una lucidez y una tenacidad inspiradoras en la defensa de la democracia; posteriormente, la iglesia venezolana que en 1963 firmó el Concordato, un contrato con la democracia que ha cumplido por medio de sus párrocos, obispos y cardenales; por último, los militares que ingresaron a esta escuela en 2000.
–De aquí a 2012, ¿qué tanto podrán crecer los militares en ciudadanía democrática?
– Así como la mujer ha aprendido a ser ciudadana y en ese trayecto ha sufrido percances, el militar también.
Por ejemplo, este régimen le ha concedido a la mujer la única profesión que no podía ejercer por su condición femenina: la de verdugo. Vemos algunas empleadas de este Gobierno que ajustician, jurídicamente hablando, a quienes se han atrevido a hacer prevalecer su condición de ciudadanos, pero ¿podemos decir que la mujer ha retrocedido por eso? No. El militar está en ese proceso de formación ciudadana. Los militares están avanzando en su ciudadanía hacia una conciencia democrática. Hay que darles un poco de tiempo histórico para que esa conciencia madure y se consolide.
–¿Qué significa que voceros del Alto Mando Militar intenten imponer de antemano una línea de acción a sus subalternos frente a un eventual resultado electoral contrario a lo que ellos dicen esperar?
– Eso es algo muy grave: a los soldados se les está privando de su ciudadanía porque no tendrían la posibilidad de ejercer el derecho de expresar una decisión ni el deber de acatar el resultado. Esa línea no va contra el derecho de votar del militar, sino contra su condición de ciudadano.
Esa misma línea podría haber venido de un civil y ha sucedido. Eso ocurre porque hay personas que no entienden ni practican a cabalidad su condición de ciudadanos, pero como historiador estoy persuadido de que Venezuela marcha aceleradamente hacia un tipo de sociedad en la que los militares, los curas, los estudiantes, las mujeres, todos tienen un espacio para realizarse como individuos y como colectivo.
–¿Cómo se avanza en la incorporación del militar a la sociedad democrática sin caer en el militarismo?
– Militar y militarismo no van juntos. Así como los andinos fueron víctimas del andinismo, los militares son víctimas del militarismo. El militarismo siempre ha sido fraguado no para beneficiar la carrera de las armas ni para exaltarla, sino para impedir que ellos participen de la acción colectiva hacia una vida mejor y los ha mantenido segregados. Yo diría que el militarismo es esencialmente segregación, pero no de los civiles sino de los militares, aunque parezca contradictorio.
–¿Cómo opera la militarización de la sociedad en la segregación de los militares?
– La militarización va directamente contra la profesión de las armas porque revela lo equivocado del mito de que los militares representan orden y eficiencia. ¿Quiénes son los responsables directos del desorden y de la ineficiencia que vivimos ahora? Los militares son orgánicamente incapaces para manejar lo civil igual que yo, como civil, soy incapaz de manejar un batallón o un ejército. Eso ocurre porque lo civil se maneja sobre la base de la negociación y el acuerdo, mientras lo militar se sostiene en la obediencia. Cada quien sirve para lo que se ha formado.
Ficha personal: *DOCTOR EN HISTORIA. EX DIRECTOR DE LA ESCUELA DE HISTORIA DE LA UCV. INDIVIDUO DE NÚMERO DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. EX EMBAJADOR EN MÉXICO, SUIZA, COLOMBIA Y REPÚBLICA CHECA.
Por: MARU MORALES
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