Artillería de Oficio
El presidente anda indignado, pero consigo mismo, por caer en la trampa de “su nuevo mejor amigo”, el presidente Santos, que le pidió la captura y envío del guerrillero de las FARC Joaquín Pérez Becerra, que llegaba a Caracas procedente de Alemania y, sin “titubear”, se lo mandó de inmediato.
Pérez Becerra es en Europa el cabecilla del frente internacional de las FARC y director de la agencia de noticias Nueva Colombia, Anncol, con sede en Estocolmo. Como corresponde, Pérez Becerra, alias “Alberto Martínez”, tiene su prontuario: integró el Bloque Caribe de las FARC, liderado por Iván Márquez (quien dirige desde Venezuela la Coordinadora Continental Bolivariana) y estuvo con Raúl Reyes en su campamento durante varios meses.
Su participación en actividades terroristas, como comprar armas y ser enlace con otras bandas terroristas, quedo registrada en las computadoras rescatadas del bombardeo.
Pérez Becerra tiene sus dolientes en Suecia que lo reclama como ciudadano nacionalizado, en la guerrilla y entre grupos internos enardecidos que acusan de traidor al Presidente venezolano por entregarlo. A quienes protestan la deportación, Chávez les replica acusándolos de radicales que “andaban haciendo unos planes para montar en Venezuela unas bases de la guerrilla colombiana a espaldas de todos nosotros. No se dan cuenta de que es la excusa perfecta del imperialismo para agredir al pueblo de Venezuela”.
Chávez se queja amargamente por la reacción de sus aliados y denuncia que le sembraron al miembro de las FARC.
No se explica por qué lo dejaron venir si tenía Código Rojo de Interpol, que debieron agarrarlo en Frankfurt donde abordó el avión, que no debió salir de Suecia.
La verdad es que Pérez Becerra, con o sin Código Rojo, ha venido en muchas ocasiones.
Como la mayoría de los guerrilleros colombianos tiene cédula venezolana, sólo que en esta oportunidad según fuentes de inteligencia, le esperaba una celada: lo trajeron para integrar con Piedad Córdoba e Iván Márquez una mesa de negociaciones para intercambiar guerrilleros por secuestrados.
Chávez dice que fue una trampa. Efectivamente, tenía que sacrificar a alguien para que Santos justificase en Colombia la entrega del narcotraficante venezolano Walid Makled.
Uno por uno. Por un lado, se lava la cara ante el mundo de tener vínculos con los terroristas, y por el otro, no hay forma de probar que Venezuela se ha convertido en un narcoestado.
Esa es la verdadera razón de Estado. Santos es pragmático, le interesa la liberación de los secuestrados en manos de las FARC y si tiene que autorizar como mediador a Chávez para lograrlo le da carta blanca. Así que en el intercambio de prisioneros por secuestrados de la guerrilla, el primero que saldrá en libertad será el “faraco” engañado, Joaquín Pérez Becerra.
Y a la ex senadora Piedad Córdoba que no ha dicho ni pío a favor del “sueco” le quitarán la inhabilitación política.
Tic tac
Prácticas cubanas: los exportadores colombianos negociarán con empresas del Estado venezolano; el sector privado será excluido de los acuerdos firmados por Chávez y Santos.
Como el Gobierno demostró con “Pudreval” que no pudo con las importaciones de alimentos, la manejarán los cubanos. Además, parte de esas importaciones 10 millones de dólares anuales, pagados por Venezuela serán destinadas a Cuba. Para obligar a los colombianos a despachar la mercancía, piensan inflarles el pago de la deuda; de negarse a esa práctica, no les cancelarán la deuda anterior. Eso sí, el gobierno de Santos no tendrá responsabilidad cuando los empresarios vuelvan a quedar ensartados.
Por: MARIANELLA SALAZAR
msalazar@cantv.net
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