En la lista negra…
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos presentó su informe anual sobre la situación de los derechos humanos en el hemisferio y, otra vez, Venezuela aparece en el Capítulo IV del informe, que es de hecho una lista negra donde están los países que menos han hecho por garantizar y hacer cumplir los derechos humanos entre su población.
Este es el sexto año consecutivo en que, con la deleznable compañía de un país como Cuba, integramos esa lista de Estados considerados como máximos violadores de los derechos de los ciudadanos en el continente. Este año, esa sombría clasificación de países forajidos la compartimos, además, con Colombia, que tiene un largo historial de violencia, y con Honduras, una nación inestable luego del movimiento militar que expulsó a Zelaya del poder.
Nuevamente la CIDH acusa a Venezuela de una persistente persecución contra los periodistas, los medios de comunicación social y los defensores de derechos humanos. La falta de separación de poderes, la nula independencia del Poder Judicial, los casos como el de la jueza María Lourdes Afiuni y el del fallecido productor agropecuario Franklin Brito también son reseñados en el informe de la CIDH como hechos alarmantes que vulneran el Estado de Derecho en nuestro país.
De la misma forma, se condena la espantosa situación de las cárceles venezolanas y se expresa la gran preocupación que existe sobre las graves condiciones que prevalecen en éstas, y se resalta que son lugares cerrados en los cuales la responsabilidad es única, directa y exclusiva del Estado.
Por primera vez, en el caso de Venezuela, se toca el asunto de la discriminación por orientación sexual, y se le pide al Estado que adopte políticas inmediatas para evitar la exclusión de estos sectores de la población. Desde luego que la representación chavista en la OEA ya comenzó a dar alaridos alegando que es una injusticia que estemos en el Capítulo IV y que existe un ensañamiento especial contra Venezuela. No tardaremos en escuchar, por enésima vez, al jefe del Estado lanzar sus improperios contra la CIDH, volverá a decir que son mandaderos del imperio y repetirá su anuncio de que se retirará del sistema interamericano de derechos humanos, como una vez se lo recomendó por televisión al Tribunal Supremo de Justicia.
Lo cierto es que se cumplen seis años desde que somos señalados por la Comisión Interamericana como país violador de los derechos humanos, sin que el Estado venezolano haya dado muestra alguna de querer solucionar la situación. A todo esto hay que agregarle que, en ese mismo lapso, la CIDH ha pedido a Venezuela que se le permita venir al país para vigilar directamente cómo funcionan aquí los derechos humanos y constatar la veracidad de las denuncias que masivamente recibe. Pero su entrada al territorio nacional ha sido reiteradamente negada por Miraflores. Se ve que los rojo rojitos tienen mucho qué ocultar.
Por: Redacción
Política | Opinión
EL NACIONAL
