Cuando las cosas no cambian
entonces todo se pone rancio
Por eso uno debe cuidar que el aire esté fresco, que lleguen nuevas ideas y mantener algo así como un espíritu permanente de lucha. Digamos, que debemos tratar de no dejarnos meter en un hueco, como si el mundo estuviera estático.
Eso es tan cierto, que hay ejemplos de sobra que descubren esa realidad. En la obra “cien años de soledad ” que fue una creación de García Márquez, su personaje principal se la pasó toda la vida combatiendo esas hormigas perpetuas que invadían su casa, la hojarasca y también esa especie de presión que ejercen los acontecimientos por tumbarte la casa y modificar la vida de todos. Si dejaba de luchar la casa se le caía encima.
Cuba se ha encerrado en cuatro paredes y el tiempo le pasa por encima irremediablemente. Se alejan de la alegría, de la tecnología que mueve el mundo de las telecomunicaciones, de los avances y el brillo del modernismo. El país se observa perdido en el tiempo en una carencia tremenda, en la insatisfacción, en el hambre y la miseria: están encerrados en un socialismo que niega el relevo generacional, la confrontación de ideas, la inversión, la entrada de talentos y nuevas formas de hacer las cosas, la libertad de las ideas y la creación.
Lógicamente, si algún cristiano va contra lo establecido le caen encima las siete plagas de Egipto, pero uno se pregunta, ¿hasta cuando ese pueblo seguirá deteriorándose físicamente, hasta cuándo puede seguir siendo sometido por una clase dominante que da signos de crisis? Mientras tanto, el aire se pone rancio, las cosas se ven viejas, las tiendas o el comercio controlado vende miseria y el pueblo viveinsatisfecho en un sistema opresivo.
Igualmente, nosotros en Venezuela no escapamos de esa terca manía cuando se nos quiere imponer una manera de ver las cosas, obviando la necesidad de inversiones multi-direccionales, así como la libre participación de distintos sectores en los asuntos que competen a todos.
Afortunadamente, la formación democrática en el espíritu de la gente, permite que nuestra sociedad se niegue a ser metida en un hueco.El presidente Chávez ataca ferozmente esa participación y esa multiplicidad de manera de ver nuestros intereses, niega el liderazgo en su propio entorno e intenta crear una sola opinión y forma de manejar el país. Esa negación de la diversidad en todos los terrenos crea conflictos necesariamente.
Yo digo que los conflictos existen siempre, pero la diferencia es que si hay libertad y disentimiento se buscará la mejor solución consensuada en el tiempo.
Los cubanos aceptaron la tiranía y algún día habrá una explosión en ese sistema, no me cabe la menor duda y nosotros en Venezuela debemos empezar a pensar en el cambio en la Asamblea Nacional, por ejemplo, que permita llevar allí una representación de lo que somos y no esa falacia que nos representa actualmente.
Nosotros debemos pensar en contra del estancamiento y la persistente idea de evitar la sucesión de gobiernos con nuevas ideas que permitan la corrección de los errores y nuevas propuestas.
En ese sentido, requerimos en nuestro país una revisión constante que permita el análisis de nuestra administración; el manejo real de la data sobre nuestra realidad económica sin maniobras extrañas de ocultación para justificar una posición política y de permanencia llevando a la corrección de las desviaciones.Igualmente, requerimos que se permita el relevo generacional, que se impulse la diversidad, la creación, la existencia y el respeto por las opiniones, la alternabilidad necesaria en el poder, el respeto a la ciudadanía, la libertad e independencia de los distintos poderes del estado y el respeto sobre todo a la democracia y la constitución, que no se opongan al cambio y esa realidad inagotable en el modo y forma de ver la vida y el destino de las gentes.
Por: Luis ALFREDO RAPOZO
luisrapozo@yahoo.es
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