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El Editorial: Desunión democrática; La lección peruana

“La lección peruana…”

 

Los venezolanos deben mirar lo ocurrido en Perú donde, pasando por encima de cualquier lógica política, triunfaron los candidatos que representan los extremos del nacionalismo militar y del autoritarismo civil. Se trata de una lección clara para las corrientes democráticas empeñadas en gratificarse a sí mismas sin pensar en el futuro de las libertades de sus países.

En Perú privaron los egoísmos, los intereses partidistas y los tejemanejes de grupos y tendencias dedicadas a labrar no una victoria como era de desear, sino servir en bandeja de plata el triunfo al otro, a ese que representa la destrucción del sistema democrática de partidos.

Si alguna imagen recrea lo que pasó en Perú, es la de aquellos prisioneros obligados a cavar su propia tumba como un acto previo a su fusilamiento. Todo el amplio abanico de opciones y candidaturas democráticas no logró jamás reunirse y archivar sus ambiciones políticas en función de un triunfo que, más allá de lo electoral, protegía al país de alternativas en extremo dañinas a la democracia.

Prefirieron darse de zancadillas y abrirle paso a las propuestas de Ollanta Humala y Keiko Fujimori. Este suicidio democrático tiene varios responsables. No puede ser que la opción integrada por un ex presidente de la república como Alejandro Toledo no haya atendido y descifrado los peligros que su candidatura sembraba en el escenario democrático. Toledo es un veterano de estas lides y hubo de saber que no tendría fuelle para llegar al final, pero le faltó gallardía y desprendimiento y le sobró egoísmo.

En el caso del candidato Pedro Pablo Kuczynski vemos al eterno tecnócrata, exitoso y confiable, que quiere y tiene un esquema para organizar su país y elevarlo a una categoría internacional digna y relevante. Pero carece de la capacidad de repartir galletitas populistas en la gran mayoría de los estratos depauperados de Perú. Su triunfo fue consistente y rotundo en las ciudades importantes pero, como era de esperar, se vino abajo en las áreas rurales porque allí el crecimiento sostenido del PIB no gana votos.

El caso de Luis Castañeda, el ex alcalde de Lima, es especial. Nadie niega que Lima sea hoy una urbe hermosamente conservada y graciosa de caminar. Pero eso nada tiene que ver con las profundidades rurales de Perú, absolutamente inhóspitas y barridas por los aires del escepticismo. Hasta allá no llega el entusiasmo de un alcalde eficiente en la hermosa Lima.

Ollanta Humala y Keiko Fujimori no constituyen en lo absoluto un peligro para el sistema de libre mercado. En principio porque Humala no tendrá la capacidad de agrupar a los demás votantes que han quedado políticamente huérfanos a su favor. La razón es sencilla: su propuesta siembra la incertidumbre en casi 70% del electorado. En cambio, Keiko promueve un modelo viejo pero conocido, mejorado y efectivo. Por desgracia. Los venezolanos debemos aprender de este final de terror.


Por: Redacción
Política | Opinión
EL NACIONAL