“Los ríos profundos…”
Vargas Llosa inmortaliza la “célula Cahuide” que organizaron por los cincuenta, en la Universidad de San Marcos, un grupo de estudiantes comunistas contra la dictadura de Odría (48-56). Allí militaban, entre otros, el luego legendario guerrillero mirista Héctor Béjar, e Isaac Humala, padre del hoy candidato presidencial Ollanta. En Conversaciones en la Catedral describe a Isaac como un ideólogo dogmático que martillaba simplezas contundentes. Algunos le atribuyen afinidad con el protagonista de Historia de Mayta, aunque ciertos rasgos del personaje de ficción, homosexual y trotskista, lo disocian del real.
Don Isaac creó una ideología indigenista, el “etnocacerismo”, fascinante extravagancia de nacional-socialismo cholo que propone reconstruir el Tahuasinsuyo, el cruel y sangriento Imperio Incaico, con territorios hoy de Colombia, Ecuador, Bolivia, Argentina y Chile. Está casado con Elena Tasso, abogada y educadora partidaria de fusilar a los homosexuales y consumidores de droga. Los Humala-Tasso son siete hermanos: Ulises, Antauro, Ollanta, Pachacútec, Katia, Cusi Coyllur e Imasúmac, con nombres del culto étnico. “La violencia sólo es mala cuando es ilegítima… ¿Romperíamos relaciones con la comunidad internacional?… Si no se adecúan a nuestros términos, sí… Asamblea Popular, mecanismos anticorruptores contundentes, con fusilamiento incluido… “. (http://www.etnocaceristas.galeon.com/doctrina.html)
Una versión severa de Los locos Adams (como dirigida por Bergman) cuyo hobby es repartir paredones: para oficiales que firmaron por Fujimori, empresarios “neoliberales”, “cobardes y maricones”, vedettes como “Chola Chabuca”, Jaime Bayly y “Paisana Jacinta”. Son chilefóbicos y quieren recuperar Tacna, es decir, una guerra. Se afirman racistas “en defensa de la raza cobriza” -aunque cultores del presidente del siglo XIX Andrés Avelino Cáceres, un blanco-, contra las “elites actuales formadas por criollos y asiáticos, para sustituirlas por cobrizos… nacionalizar la industria peruana y revertir los procesos de privatización”.
“Cambio de era” llama Correa la despreocupación latinoamericana actual que le permite elegir sin mortificarse por evitar truhanes. Daniel Ortega y López Obrador cocean de nuevo (alguien debería construir un monumento en El Zócalo a ese 0.3 por ciento de electores que abatieron al “Peje” en 2006) Y el hijo preferido de Isaac, el Tte. Cnel. (r) Ollanta Humala, nacido el 27 de junio de 1963 en Lima, tiene currículum. Puede anotarse y pasar a la segunda vuelta en las elecciones peruanas. Durante su comando antiguerrillero en el Alto Huallaga se cometieron casi cuatro mil asesinatos, desapariciones y torturas. Al “Capitán González”, su seudónimo, lo absolvieron después de una enmarañada historia de sobornos y amenazas a los acusadores.
En su biografía brilla una desopilante comedia junto a Antauro. Fingieron una rebelión militar contra la dictadura. El 29 de octubre de 2000, Fujimori estaba caído. Había anunciado semanas antes elecciones sin su candidatura y la OEA le daba hasta julio 2001 para irse. Entonces nuestro muchacho se “alza” en Lucumba, una aldea de tres mil almas sin ninguna importancia militar ni política, con sesenta hombres que no dispararon ni un tiro, y donde a los dos días fueron a buscarlo su hermano y su mujer. “La rebelión” es el mismo día y a la misma hora que se fugaba Montesinos (a Venezuela). Luego los héroes se mantienen en el monte unas semanas hasta que el gobierno de transición los llama. ¿Fue una hazaña militar del “hombre nuevo cobrizo” o la cortina de humo para la fuga de Vladi, amigo de hacer favores?
Antauro, el de sarcástico seudónimo de guerra (“Corpus Christi”) en el Batallón de Acobamba-Huánuco, también está acusado de violar Derechos Fundamentales entre 1986 y 1987. Encabeza un seudomotín en 2005 contra el régimen constitucional de Toledo, y a la fecha de hoy declara haber seguido órdenes de su hermano Ollanta (www.periodismoenlinea.org 4 de abril 2011), entonces agregado militar en Seúl.
Ollanta sabe que golpear la Constitución da la posibilidad de cambiarlo todo con una mayoría circunstancial. Así se hace ahora la revolución. Aún no propone asamblea constituyente, sino reforma. Por algo se comienza. El 10 de abril los peruanos elegirán al Presidente, dos vicepresidentes, ciento treinta parlamentarios nacionales y quince andinos. Antes de sacar las garras, hay que ganar bien. Según Arguedas desbordarán los ríos profundos ancestrales para lavar la ruindad blanca que desgarró a Perú.
Por: CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ
POLITICA | EL UNIVERSAL
@carlosraulher
sábado 9 de abril de 2011
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