¿Que otra alternativa tienen los pobres
frente a la crisis que atraviesa el país?
¿Cómo enfrentar la pérdida adquisitiva del Bolívar si no es pidiendo un prestamito por aquí y otro por allá? Aunque esto, los haga estar cada vez más endeudados… no les queda de otra, porque una cosa es pedir prestado para ir a pasear a la playa y otra muy diferente solicitar un préstamo para ajustar la comedera de la quincena o pagar los recibos de los servicios básicos, como electricidad, teléfono, agua, o gastos médicos, esas cosas no pueden esperar y a las compañías suplidoras les importa “un pito” si usted o yo somos pobres o ricos, ellos simplemente nos ven como un número más en su lista de abonados y por tanto, “o paga, o le suspendemos el servicio”. ¡Salados!
“Que desgracia más infinita la nuestra”, cada día los venezolanos nos hundimos más en las deudas porque es la única forma de hacerle frente a los constantes aumentos y al desempleo, no hay alternativa, o la gente pide fiado o se mueren de hambre.
No nos digan que trabajemos más, porque no hay “chamba” ni para cumplir un horario, mucho menos para dos. El bolsillo de los venezolanos no da más. ¿De qué vale que aumenten anualmente el 1º de mayo el salario mínimo, si la inflación es la más ALTA de LATINOAMÈRICA, esa relación desproporcionada entre salario y aumentos, es la que nos tiene al borde del abismo y los venezolanos seamos cada día más pobres.
Por supuesto que la desigualdad va creciendo, los ricos cada día son más ricos, y los pobres… “a punto de desaparecer”. ¿Qué hacemos los venezolanos como usted y como yo cuando no tenemos dinero?, pedimos fiado o, lo que es lo mismo, utilizamos la tarjeta de
crédito, porque el hambre no aguanta y los estómagos de los niños no entienden razones, para ellos hay que buscar alimentos sin importar de donde salgan.
Quizá es cierto, que aunque la gente se queja de las penurias económicas, los centros turísticos y de recreo están llenos a reventar; pero también debemos caer en razón que mucha de esa gente son los nuevos ricos de la élite roja-rojita, o venezolanos que piensan: “vivamos el hoy sin importar el mañana”, y por ello no les interesa tener hasta 20 tarjetas de crédito al tope, incluso, hay quienes sacan una nueva tarjeta plástica Platinum para cancelar las anteriores y así se la van jugando hasta asfixiarse totalmente y tener que empeñar la casa para salir del aprieto.
Mi humilde recomendación sería que en lugar de estar con vidas artificiales que no podemos mantener, pongamos los pies sobre la tierra para darnos cuenta hasta donde debemos llegar por necesidad y hasta donde lo hacemos únicamente por guardar las apariencias, recordando siempre que cuando su capacidad de endeudamiento esté completamente agotada, sus “amigos de mentirillas” serán los primeros en pensar “si te vi no me acuerdo”, entiendan que nadie quiere acercarse a los arruinados porque es una enfermedad altamente contagiosa.
Por: Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito