“Estamos en tiempo de revolución…”

Aquí los rojos cambiaron casi todo. El caballo en el Escudo Nacional. Las estrellas en la Bandera patria. El nombre de cuanto bicho administrativo habían creado la tercera y cuarta república. Han inventado unos títulos que “plis”, mero ridiculones, tales como Indepabis (guácala), Sebin (pásalo), Bolipuertos (zape).

Bueno, pero no se trata exactamente de ese asunto, sino del fenómeno dialéctico-toponímico del cambio de cantidad a calidad y del ser social a la conciencia social, lenguaje que adopta todo aquel que se siente hijo de Marx y de Engels a más de primo del Fidel y del Che, categorías usadas para justificar cualquier desatino o atropello.

Hablamos, por ejemplo, del hecho fantástico de que Arias Cárdenas mutis mutandi pasa de militar institucional a golpista; de golpista a empleado de Caldera en el PAMI; de allí, a gobernador chavista; luego, a enemigo mortal de Chávez; de allá, a amigo fiel, y quién sabe qué otra cosa nos depara finalmente Panchito. Por su culpa, hay numerosos venezolanos que ven en cada ruptura de algún dirigente rojo con el chavismo un Arias Cárdenas escondido. Y miren ustedes que vienen un chorro de renuncias y denuncias. Pues, eso no es verdad, Arias hay uno sólo, irrepetible. Entiendan eso de una buena vez.

Bueno, sigamos el cuento.

Por cierto, hay una estrofa del Himno Nacional que yo cambiaría, aquella que dice: “El vil egoísmo que otra vez triunfó”.

Siempre me ha parecido confusa, dicho esto, llego, por fin, al objetivo de este artículo. Las nuevas y libérrimas modificaciones de algunos proverbios muy famosos para adecuarlos a la conducta “revolucionante” del chavismo autóctono, comunal, endógeno y protagónico a la luz de su manifiesta conducta pública. El dicho: “No le des pescado al hambriento, enséñalo a pescar”, queda redactado de la manera siguiente: “No le des pescado al hambriento, forma una banda con él y atraca una pescadería, o consíguele una palanca para expropiar un transporte full de corvina, bacalao y pulpo”. “No muerdas la mano de quien te da de comer”, léase así: “Arráncale la mano al que te ayuda y denúncialo en el consejo comunal, en todo caso es un escuálido, déjalo sin nada”. “Familia que reza unida, permanece unida”, queda derogado de palmo a palmo y se sustituye por: “Familia que odia la vida permanece dividida”, frase que expresa fielmente el pensamiento dialéctico según el cual mientras más partida en dos pedazos esté la sociedad mejor nos irá en el futuro. “Ladrón que roba a ladrón”, se especifica: “Ladrón que roba a ladrón llega a ministro o a contralor”.

La desusada frase: “Haz bien y no mires a quién”, es reemplazada por: “Fíjate bien, siempre hay alguien a quien joder”.

Esta cita casi bíblica se aplica a los firmantes de la lista que pidieron el revocatorio a Chávez, a todos los familiares, amigos, relacionados, allegados y parientes de los despedidos de Pdvsa y a una gentará que ni les cuento.

En lo que se refiere al consejo: “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan”, sufre una ligera modificación: “Hazle al prójimo cuanta maldad quisieras que nunca te hicieran a ti”; vale decir, oféndelo, critícalo, exprópialo, inhabilítalo, despídelo, mételo preso.

La españolada “más vale pájaro en mano que cien volando” queda: “Más vale comisión en banco que promesa de pago futuro”.

Qué aportes tan inteligentes. Qué cultura y desapego a los bienes materiales. ¡La dialéctica! Gritan desaforados los rojitos. Ay, señora “dialéctica”, cuántos atropellos se cometen en tu nombre.

EDUARDO SEMTEI ALVARADO
eduardo.semtei@gmail.com
Política | Opinión
EL NACIONAL